Ferrero Rocher, el bombón que siempre es un buen regalo

los mismos creadores de nutella hicieron de este dulce bocadito un ícono mundial.
Agrupar los bombones de envoltorio dorado de Ferrero Rocher en forma de árbol de Navidad tiene mucho que ver con la imagen que este bombón dorado adquirió en varios países. Puede ser porque su presentación por unidad parece en sí misma un regalo y coincide con que al principio solo se vendía en Europa durante invierno para evitar que se derritiera en otros climas Parece haber estado siempre, pero su creación es reciente en comparación con la historia de la empresa que lo lanzó. El Ferrero Rocher fue la cereza del postre de las invenciones de una marca que comenzó como confitería familiar en Alba (Piamonte italiano), a comienzos del siglo XX. Terminada la Segunda Guerra Mundial, esta confitería liderada por Pietro (en la cocina) y Giovanni Ferrero (el estratega comercial), así como por la esposa del primero, Piera, se transformó en una fábrica. Lo dulce salía del ingenio de Pietro y su hijo Michele (1925-2015). Juntos inventaron la gloriosa mezcla de avellana y cacao que registraron como Nutella, su invento más famoso, que la empresa lanzó en 1964, cuando ya tenía fábricas en varios países. Más adelante, en 1968, sacarían al mercado la marca Kinder Chocolate, que primero fue una barra; más adelante, el huevo Kinder, en 1974, y las pastillas de menta Tic Tac. El Ferrero Rocher solo llegó en 1982, con una agresiva campaña que lo posicionó como bombón de lujo. En España, por ejemplo, buscó a figuras como Isabel Preysler para la imagen de la marca, lo cual la llevó a identificarse con la elegancia. La suma de esos éxitos dio sus frutos. Michele Ferrero fue, en su momento, uno de los hombres más acaudalados del mundo.
Historia de una marca