Los patios de los jardines infantiles pueden ser una herramienta pedagógica más
Ese es el mensaje que busca transmitir un proyecto que intervino 11 establecimientos Junji para fomentar tanto el juego libre como las actividades guiadas en un ambiente de mayor protección contra el covid-19.
"En la mejora de la calidad de la educación, en general se piensa más en la infraestructura y materiales educativos de la sala de clases, pero no necesariamente en los patios", lamenta Francisca Morales, oficial de Educación de Unicef.
"No siempre se ha considerado un espacio de aprendizaje, donde se pueden hacer también actividades guiadas. Más aún, es muy común en Chile que, en especial con los más pequeños, se restrinja el uso del patio en invierno", dice.
Para los especialistas, esta mirada del patio como un espacio residual y sin intención pedagógica poco se condice con lo que indican los estudios a nivel global: un buen patio fomenta la exploración libre de los niños, ayuda a disminuir su estrés, les permite vincularse con otros -fortaleciendo la convivencia- y promueve instancias de creatividad y resolución de conflictos.
Un estudio de la U. de Washington incluso vio que los columpios en los patios "mejoran la cooperación, porque la atención se dirige a relacionarse con otro al unísono", publica el Journal of Experimental Child Psychology.
Daniela Arancibia, coordinadora de proyectos de Fundación Mi Parque, complementa diciendo que un patio con intención pedagógica, en el que hay elementos que hacen que sea más que un sitio eriazo, permite que "los niños corran, jueguen y salten, pero también que aprendan a respetar turnos. Así se aprende en la libertad del juego y no solo dentro de la sala de clases".
Los elementos a los que Arancibia hace referencia son por ejemplo muros de escalada, paredes de pizarrón (que los niños pueden rayar) y módulos de madera con distintas alturas, que forman "distintos niveles para correr, saltar y practicar el equilibrio".
Encuentro con otros
Los ejemplos nombrados forman parte de 11 jardines Junji en las comunas de Buin, Lo Espejo, El Bosque, San Joaquín y San Miguel que participaron en el proyecto "Habilitación de espacios educativos al aire libre". Tras una alianza entre Unicef y Fundación Mi Parque, fueron intervenidos para recuperar espacios pedagógicos al exterior, donde el contagio de covid-19 es poco probable.
Morales cuenta que una vez reabiertos los establecimientos tras el cierre obligatorio debido a la pandemia, desde Unicef notaron que las familias tenían miedo de enviar a sus hijos. "Surgió así la idea de fortalecer espacios al aire libre como lugares donde se pueden hacer actividades guiadas de aprendizaje".
De esta forma, se formó una colaboración con Junji en la que Google.org aportó con el financiamiento.
A propósito de la pandemia, "hicimos aportes a toda Latinoamérica, que apuntaban a lo más urgente de cada país. En Chile íbamos avanzados con la vacunación y estábamos en etapa de apertura, así que apostamos por entregar una buena vuelta al jardín infantil a niños que estuvieron encerrados, a veces en poquitos metros cuadrados y sin parques o áreas verdes", indica Alejandra Bonati, gerenta de Comunicaciones y Asuntos Públicos de Google Chile.
"La plaza es a los adultos como el patio del jardín infantil es a los niños: es un encuentro con el otro", comenta Daniela Arancibia, quien agrega que cada patio intervenido también cuenta con puntos de higiene y dispensadores de alcohol al alcance de los más chicos.
A eso se suman areneros, espacios para guardar material como pelotas y hasta balanzas: "así van entendiendo que algo pesa más que otro y con las pelotas juegan a la suma y resta; al equilibrio".
Y es que un buen patio -dice- permite trabajar tres aspectos claves en la infancia: lo motriz, sensorial y social.