Viernes, 02 de Mayo de 2025

Noches en Naima: un sótano para el jazz actual

ChileEl Mercurio, Chile 9 de junio de 2022

En un caserón de 1935 en calle Miguel Claro se erige un espacio que gana adeptos interesados en la apreciación musical. Hoy actúa el trío de órgano Hammond de Carlos Cortés y mañana estará el guitarrista Federico Dannemann.

La escena del jazz de los años 2000 contó con una red de clubes en el barrio Bellavista, que coincidentemente se bautizaron en homenaje a músicos universales. El Perseguidor fue el primero de ellos, dedicado a Charlie Parker. Thelonious es el que finalmente se sobrepuso, con la imaginería del pianista Thelonious Monk. También existieron el Miles, por Miles Davis, y el Herbie, por Herbie Hancock.
Naima es el nombre de un nuevo club de jazz, aunque fuera de ese circuito, que toma como recuerdo la balada de 1959 de John Coltrane "Naima". Una pieza en extremo melancólica, inspirada en una dama: Juanita Naima Grubbs, la primera esposa del saxofonista, a cuya hija de cinco años él adoptó como propia.
Ubicado en el subterráneo de Miguel Claro 1859, en Providencia, el club está operando desde enero de manera autónoma a Tromba Pomodoro, un comedor instalado en ese caserón en el barrio de Santa Isabel, construido en 1935, con dos plantas, una buhardilla y amplias terrazas. "Pero el lugar que entonces llamamos Naima cuando comenzó en 2016 no era un espacio para el público, sino un punto de encuentro de músicos que buscaban tocar en jam sessions . Luego vino la pandemia y se tuvo que cerrar", comenta Francisco "Rana" Espinoza, guitarrista y creador del club.
A Naima se accede sumergiéndose por varios escalones y una puerta que divide el resto del mundo con los 90 metros cuadrados del club. Con capacidad para unas 50 personas, tiene acción de miércoles a sábado en horarios tempraneros: los conciertos son a las 20:00 y las 21:00, con entradas accesibles ($3.000 y $4.000 el fin de semana).
"Llegamos acá con la idea de dar con una casa que tuviera un sótano para el club, como lo fue en su tiempo el club Benevento, en calle José Manuel Infante. Los subterráneos le dan una identidad al jazz. Así ocurre con el Village Vanguard o el Smalls en Nueva York", dice Espinoza. "Naima cuenta con un piano y una batería con historia, pues con ella se han grabado muchos discos en los últimos años. Y el lugar se acondicionó con un diseño realizado por un ingeniero acústico para conseguir un sonido óptimo, que los mismos músicos han destacado. Aquí se pueden grabar discos", agrega Nicolás Wernekinck, socio de Naima y Tromba Pomodoro.
Tromba significa trompeta en italiano y es un homenaje al trompetista Sebastián Jordán, uno de los artífices del proyecto hace seis años, y otro de los músicos habituales allí. "En esta primera etapa estamos definiendo una identidad y un estándar musical, por eso los conciertos del programa presentan nombres de músicos consagrados del jazz. En un segundo momento se abrirá a la generación actual y a las músicas más abstractas y arriesgadas", anticipa Espinoza.
Espacios y audiencias
El programa ha tenido estas semanas a músicos con Raimundo Santander y su experimento de cuerdas, guitarras fretless , guitarras sintetizadas y guitarra eléctrica traspuesta. También al nuevo trío pianoless del saxofonista Agustín Moya (ver foto).
El calendario presenta cada miércoles al pianista Óscar Pizarro en sesiones en solitario. Los jueves como hoy actúa el grupo residente, con el baterista Carlos Cortés en su sorprendente faceta de organista Hammond y un instrumento original de los años 50, con el altavoz rotatorio Leslie que le entrega un sonido imposible de igualar por los nuevos teclados. El grupo se completa con el baterista Sebastián Acevedo y el propio Rana Espinoza en la guitarra, y exhibe un repertorio de soul jazz : Grant Green, Lonnie Liston, Larry Young, Jimmy Smith.
Mañana se presentará el trío sin batería del guitarrista Federico Dannemann, junto a Sebastián Castro (piano) y Milton Russell (contrabajo), y el sábado vuelve Óscar Pizarro, ahora junto al contrabajista Nahuel Blanco y el baterista Ronald Báez.
Parte del actual circuito de espacios para el jazz, ahora emplazado en un eje que corre entre La Reina, con el Club de Jazz en Casa Maroto; El Volantín en Ñuñoa y el Jazz Corner en el barrio Italia, el sótano no será el único espacio para escuchar música. Los gestores inaugurarán un pequeño escenario para dúos de piano y canto en el primer piso de la misma casa, mientras que en las terrazas se espera la primavera para abrir nuevos programas. Francisco Espinoza: "Serán conciertos de atardecer para familias con niños, una manera de formación de audiencias. Las noches de jazz actual seguirán en el sótano, como siempre".
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