Un excónsul, Consorcio y los dueños del Tiramisú: los protagonistas y las cláusulas tras la venta de una de las mejores esquinas del barrio El Golf

Nadie entiende muy bien por qué el ingeniero comercial César Ravazzano, de 80 años recién cumplidos el 19 de agosto, publicó un aviso en el Portal Inmobiliario para vender el edificio ubicado en la intersección de las calles Isidora Goyenechea y Augusto Leguía, justo cuando sus arrendatarios, los dueños del restaurante Tiramisú, que funciona en esta antigua propiedad, estaban evaluando si ejercerían la opción preferente de compra incluida en su contrato.
Conocedores de la operación que derivó en la venta de una de las mejores esquinas del barrio El Golf -por US$ 12 millones-, comentan que todo comenzó antes de la publicación en la plataforma inmobiliaria, cuando Ravazzano, quien hasta la década del 90 se desempeñó como cónsul de Chile, se acercó a Fuad Lama, uno de los socios del Tiramisú, y le informó que tenía una oferta por el inmueble de parte de un grupo de inversionistas. No era la primera vez que Ravazzano planteaba la venta de la propiedad. Lo hizo en varias ocasiones en los últimos diez años. La diferencia es que esta vez encontró una respuesta favorable de parte de Lama, quien aprovechó el período de análisis del ofrecimiento para buscar opciones de financiamiento para una compra directa o bien de un socio que los acompañara en la transacción.
Aunque inesperada, la publicación del aviso abrió el apetito por la propiedad y Lama pudo conversar con varios desarrolladores inmobiliarios y fondos de inversión como Territoria, Ameris e Independencia, entre otros. Fuentes que conocieron detalles de las tratativas comentan que con ninguna de estas firmas fue posible avanzar porque más allá del interés por comprar la propiedad, para Fuad Lama y su esposa, Patricia Roccatagliata, quien es su socia en este negocio, lo más importante es asegurar la continuidad de su proyecto gastronómico.
Fue entonces cuando la empresa Hipotecaria Evoluciona -ligada a Frontal Trust- que se dedica a financiar desarrollos inmobiliarios comerciales entró en escena. Ellos habrían dado con un comprador ideal: Consorcio, entidad que en tiempos en que pocos se atreven a invertir, estuvo dispuesta a comprar y adecuarse a los planes de los Lama-Roccatagliata, que fueron asesorados por su abogado Marcelo Moretic, y en los aspectos de la estructuración inmobiliaria del negocio, por el socio de Barros, Silva, Varela & Vigil, José Joaquín Silva. Por parte de Consorcio estuvo el abogado Andrés Méndez, del estudio Del Río y Compañía, mientras que Ravazzano enfrentó el proceso sin ningún tipo de asesoría.
"Por el horizonte de largo plazo de su negocio, las rentas vitalicias, Consorcio no tiene apuro por concretar un desarrollo en ese terreno y puede adecuarse a los tiempos de los dueños del Tiramisú", dijo una persona que conoció de las negociaciones.
Finalmente, el deal consistió en que Lama ejerció la opción de compra sobre la propiedad y en el mismo acto se la traspasó a Consorcio, con quienes firmó un nuevo contrato de arriendo a 20 años. Trascendió que, como es habitual en este tipo de acuerdos, este convenio considera opciones de salida antes de dicho plazo, pero siempre de común acuerdo. De hecho, se establece incluso que, en el caso que optaran por ir adelante con una construcción durante los próximos 20 años, Consorcio tendría que buscar un lugar en el mismo barrio El Golf para que Tiramisú se instale mientras se realiza la construcción. Y luego, una vez construido, también tendrían una opción preferente para instalarse en el primer piso del edificio.
El nuevo contrato de arriendo con Consorcio incluye varias opciones en caso de que se presente la posibilidad de concretar un proyecto antes del término del plazo, pero siempre estas tienen que ser de común acuerdo con Tiramisú.