Agua y saneamiento: el último esfuerzo
El Instituto Nacional de Estadísticas puso recientemente a disposición de la ciudadanía la tercera entrega de resultados del Censo 2024
El Instituto Nacional de Estadísticas puso recientemente a disposición de la ciudadanía la tercera entrega de resultados del Censo 2024. Dichos resultados presentan las características de las viviendas y el acceso a servicios básicos -agua, saneamiento, energía e internet- de los chilenos.
Los resultados indican que de 6,4 millones de viviendas con moradores presentes, 97% tiene una llave en su interior, 92% cuenta con un sistema de agua potable provisto por una compañía, cooperativa o servicio rural (más un 4% que obtiene agua desde pozo o noria), y 97% tiene servicios higiénicos conectados a una fosa séptica o a un sistema de alcantarillado. Es decir, en Chile hay alrededor de 17 millones de personas que cuentan con servicios básicos de calidad.
Esta realidad es muy superior a la de cualquier otro país de América Latina y no viene sino a confirmar el buen desempeño del esquema imperante en Chile desde hace décadas, que se basa en un sistema de concesiones privadas a nivel urbano y servicios comunitarios en zonas rurales. Dicho esquema supera con creces la alternativa con mayor presencia estatal como proveedor.
Con todo, las cifras muestran también que aún existe un grupo de chilenos que está rezagado.
Primero: 367 mil personas se abastecen mediante camión aljibe. Su distribución no es uniforme en el país; solo Alto Hospicio tiene el 7% del total, por ejemplo. Esto no siempre constituye un problema per se y no necesariamente implica tener que buscar el agua fuera de casa. En zonas de baja densidad poblacional puede ser la única solución y o la más eficiente. En otros casos, sin embargo, se trata de un mal servicio en cuanto a calidad o frecuencia de atención, o afectado por la corrupción. Esto podría resolverse conectándose con empresas sanitarias o servicios rurales. Sin embargo, hay impedimentos tales como la lentitud del Estado, rechazo a las empresas sanitarias o al pago de la tarifa.
Segundo: 139 mil personas no cuentan con una llave al interior de su vivienda o sitio. Esta carencia afecta su calidad de vida y constituye un desperdicio del tiempo de las personas, lo que es inaceptable en una economía moderna. De nuevo, la lista la encabeza Alto Hospicio, con el 9% del total nacional.
Tercero: 491 mil personas no cuentan con un servicio higiénico adecuado, es decir, utilizan un pozo negro, cajón sobre acequia, o sin servicio. Ello acarrea problemas sanitarios y en definitiva de dignidad. Nuevamente, observamos una relativa concentración en ciertas comunas: solo Calbuco, una comuna muy pequeña, concentra el 3,4% del total nacional.
Para un país que ha logrado los destacables estándares señalados, es inexcusable que existan las carencias referidas, en particular la última, que afecta a casi medio millón de personas. Los ministerios, gobiernos regionales y municipios correspondientes, deben priorizar las acciones y el financiamiento necesario. Allí donde corresponda, las empresas sanitarias y los servicios rurales pueden jugar un rol, como lo muestran muchos casos exitosos. La dignidad no puede esperar.