Pospandemia
Termina raro este 2022
Termina raro este 2022. Ha sido como un carrusel pospandémico. La vida volvió a ser de a ratos frenética, aunque el sutil recuerdo de esas reflexiones en el encierro no puede -ni quiere- quedar atrás.
Quiero la libertad de este retorno a la "normalidad", pero añoro los momentos -a veces oscuros- de ese darse vueltas en pocos metros durante interminables semanas de incertidumbre en medio del retiro obligado.
Se siente como una vuelta del exilio, donde se reconoce lo que fue, pero la vista inevitablemente es otra y lo de siempre pasa a ser, a veces, extraño.
¿Quién soy?
Me doy cuenta de que la más clásica de las interrogantes de todo ser humano en todas las eras me inunda más intensamente que nunca antes. Porque tampoco nunca antes había vivido una transformación interna a expensas del entorno. Solo quienes se retiran a las montañas y vuelven tras meses o años quizás experimentan esto. Pero nosotros lo vivimos en la misma casa, en el mismo barrio y en la misma ciudad de siempre. Y en conjunto. Todos. La reclusión en el propio hábitat. Y de repente, la locomotora vuelve a partir. Es la misma locomotora, pero la maquinista ya es otra, cambió. Y no solo eso: los rieles han sido también modificados.
Entonces me pregunto: ¿esta nueva chófer podrá seguir la ruta de su antecesora? La profundidad del cambio, al menos yo, aún no la logro dimensionar. Pero sé que está. Y estoy segura de que es a nivel colectivo.