Viernes, 26 de Abril de 2024

Diario íntimo de Lulú Petite

MéxicoEl Universal, México 2 de febrero de 2023

Lulú Petite EL GRÁFICO Cogiendo por despecho Querido diario: Juanjo me pidió ponerme en cuatro y se paró delante de mí, sacudiendo su miembro frente a mi cara

Lulú Petite



EL GRÁFICO







Cogiendo por despecho



Querido diario: Juanjo me pidió ponerme en cuatro y se paró delante de mí, sacudiendo su miembro frente a mi cara. Acaricié sus pelotas y sentí como su sexo comenzó a crecer en mi mano. Lo miré a los ojos. Sus pupilas encendidas se encontraron con las mías y, por unos instantes, nos perdimos en esa contemplación incendiada de lujuria.



Cuando bajé la mirada, su sexo ya era enorme; hinchado de venas azules. En la punta colorada y redonda resbalaba una gota aceitosa. Puse un condón en mi boca, se lo cubrí con cuidado y comencé a chupársela.



Él la detenía por el tallo, mientras yo lengüeteaba la punta con lamidas suaves. Puso su mano en mi nuca y la jaló metiéndomela hasta la garganta. Se la chupé profundo, casi atragantándome. Cerré los ojos y engullí el enorme trozo de carne tibia que fornicaba mis amígdalas. Él movía su cadera, literalmente cogiéndome por la boca.



Cuando la tenía hasta el fondo, se detuvo y me acarició la mejilla mirándome a los ojos. Nuevamente nuestras pupilas se encontraron. Las suyas incendiadas de lujuria, las mías nubladas de lagrimones provocados por semejante felación.



Luego la sacó y me golpeó suavemente la mejilla con su miembro, aún hinchado, antes de quitarse el condón lleno de leche espesa. Nos tumbamos en la cama, mirando al techo.



Entonces, me contó que hacía diez años que no se juntaban los egresados de su facultad. La mayoría se veían distintos. Algunos mejor: exitosos, con familia, hijos, emprendimientos; otros no tanto, peleando día a día por el bolillo. Eso sí, a todos se les notaba el pasar de los años. Unos no tan traqueteados, otros como corridos por terracería.



Quien seguía radiante y bellísima era Cristina. Su amor de aquellos tiempos. Además, seguía casada con el pelmazo de Tomás. Igual de chaparro y tedioso, pero ahora calvo y gordo. Juanjo no soportó verlos juntos, así que escapó de la fiesta y me llamó, para sacarse el chamuco, venirse en mi boca y contarme su historia.



Hasta el martes, Lulú Petite



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