Miércoles, 30 de Abril de 2025

En el nombre de Melimoyu

ChileEl Mercurio, Chile 7 de febrero de 2023

Melimoyu es la última colonización de Chile: surgió como proyecto del Estado en 1983. Hoy algunos de sus habitantes se enfrentan en un conflicto con la empresa Alto Melimoyu S.A., la cual registró como marca el nombre de la localidad. Amenazan con demandar a los negocios de alojamiento, cervezas, agua y vino que utilicen el nombre.

P ía Rojo despertó angustiada el día que recibió la llamada. Era mayo de 2020. Desde que comenzó la pandemia en marzo de ese año, su vida laboral parecía insegura.
Cuando decretaron cuarentena, despidió a los dos empleados que trabajaban con ella en la Hostería Melimoyu, ubicada en una pequeña localidad del mismo nombre en la Región de Aysén. No tenía cómo pagarles.
En 1986 la familia de Pía Rojo fue de las primeras en llegar a Melimoyu, nombre que se le dio a la localidad debido al volcán que se puede ver desde casi todos los puntos. Este significa "cuatro tetas" en mapudungun, en honor a las cuatro puntas que posee la montaña. Los Rojo construyeron la Hostería en 2006. Cuando el padre de Pía murió en 2014, ella tomó las riendas del negocio.
Quien la llamaba esa mañana era Felipe Brieva, gerente general de Alto Melimoyu, un hotel ubicado en La Junta. La contactaba para informarle que debía cambiar el nombre de su negocio, ya que la empresa a la que representaba había registrado la marca "Melimoyu" en el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Inapi) en 2017, en la clase que incluye todos los servicios de alojamiento, hotelería, hospedaje, embotellamiento de agua, cerveza con y sin alcohol. Esto, según Brieva, con el fin de diferenciarse de su competencia en los servicios que prestan ellos y no confundir a los usuarios.
Pía Rojo no entendía qué pasaba. "¿Me estái leseando?", le respondió a Felipe Brieva. No quería cambiar el nombre de su negocio. Su familia llevaba más de 30 años en la localidad. Era parte de su identidad.
La conversación no terminó en buenos términos. Felipe Brieva recuerda que ella no quiso escuchar y cortó el teléfono. Ella no podía creer que algo así podía pasar en Chile. "¿Cómo registraron el nombre de mi pueblo?", se preguntaba.
El 20 de julio volvieron a contactarla, a través de una carta donde pedían formalmente que dejara de utilizar el nombre Melimoyu en su hostería, ya que era muy similar al hotel. La carta terminaba aclarando que esta "no constituye en caso alguno una renuncia de derechos o de acciones legales que ampara nuestro ordenamiento jurídico". Esto implicaba que podrían emprender una demanda en contra de su hospedería.
Pía Rojo pidió ayuda a todos quienes quisieron escucharla. Habló con el senador David Sandoval (UDI) de la región, con las radios locales, con el alcalde de la comuna de Cisnes e incluso con la delegada presidencial, aún sin resultados. Sigue luchando para mantener el nombre del negocio que comenzaron sus padres y vive con la incertidumbre de que le llegue una demanda en cualquier momento.
En 1983, mientras se construía la Carretera Austral, se creó un plan para poblar la Región de Aysén. Así se instalaron los primeros colonos en Melimoyu, la última colonización de Chile. Entre ellos estaba Pablo Werner, quien llegó ese mismo año como agente estatal de la Empresa de Comercio Agrícola (ECA), que se situaba en lugares aislados del país para vender productos hasta que se instalara un comercio fijo. Llevaba cinco años trabajando cuando le ofrecieron el cargo permanente en Melimoyu. Era un mejor sueldo y puesto, aunque recuerda que su jefe le advirtió: "Lo único es que queda aislado", me dijo. "Está a 34 horas de Puerto Montt, tienes que tomar un buque que se llama 'El Calbuco', y te va a dejar allá".
Alrededor de 50 familias llegaron en los primeros años, pero la rudeza del clima y las difíciles condiciones de vida de un lugar tan aislado hicieron que muchos decidieran abandonar el proyecto. Hoy se mantienen viviendo ahí 53 personas.
Se ven menos de una docena de casas en total, conectadas por un camino sin pavimentar. Hay dos casas abandonadas por una salmonera y que la naturaleza comenzó a cubrir. La posta de salud, la escuela, una casa construida para eventos de la comunidad. Luego, el camino sigue por 20 km, pero no llega a ningún lugar. Bosque, cerros y mar es todo lo que rodea a Melimoyu.
Melimoyu se ubica a tres horas en barcaza de Raúl Marín Balmaceda, a siete de Puerto Cisnes y a 13 de Quellón. No tiene conexión terrestre. El camino que estaba planificado para conectar el sector con la Carretera Austral no se hizo. La única forma de moverse es a través de la barcaza que pasa cuatro veces por semana, y solo si el clima lo permite.
Muchos de sus habitantes se han ganado la vida alojando a empleados de las salmoneras o intentando conectar turísticamente a Melimoyu con el resto del territorio. Hay emprendimientos de cabañas, hosterías, de cervezas y de turismo. Rolf Traeger, gerente del Programa Estratégico Regional de Turismo Aysén Patagonia, dice que Melimoyu "hoy en día tiene un potencial tremendo en turismo. Tiene unos paisajes prístinos y unos lugares increíbles, pero tiene la falencia de que no tiene conectividad".
En el 2017, gracias a la donación de Douglas Tompkins, se puso en marcha un plan para unir la Patagonia a través de parques nacionales. Así, el 26 de enero de 2018 se creó el Parque Nacional Melimoyu. Esto reavivó las esperanzas de algunos habitantes de la localidad de tener una conexión terrestre a través del parque.
"Hay que tratar de que la gente entienda que el futuro de Melimoyu es un ecoturismo sustentable para todos, sobre todo porque ahora tenemos el Parque Nacional", comenta Pía Rojo, quien también es presidenta de la junta de vecinos de la localidad.
El objetivo de registrar una marca es poder diferenciar un servicio o producto en el mercado, protegiendo su nombre. La marca significa algo, da identidad y valor. Inapi es el organismo público, técnico y jurídico encargado de la administración y atención de los servicios de la propiedad industrial.
Al registrar una marca, la ley las divide en clases según los rubros a los que apuntan. Hay empresas que pueden tener nombres similares, pero que están dedicadas a cosas completamente distintas. Por ejemplo, la marca "Las Rosas" para hospedaje también se puede utilizar en vestuario. Es tan distinto el público al que apuntan que no se genera confusión.
La Ley 19.039 de Propiedad Industrial protege al titular que haya hecho el registro. "De esta manera, tendrá el derecho exclusivo a utilizar la marca para identificar productos o servicios por un período de 10 años renovables indefinidamente, y a impedir que terceros usen su marca en el comercio sin su autorización", dice Loreto Bresky, directora Nacional de Inapi.
Hay motivos que prohíben el registro de una marca; por ejemplo, la falta de un signo distintivo o que se parezca a otra ya previamente protegida; también cuando tienen signos que pueden engañar o confundir a los consumidores. Tampoco pueden registrarse los términos genéricos o descriptivos, por ejemplo: la palabra "silla" si vendo ese producto.
Desde Inapi aclaran que los nombres de localidades sí pueden ser registrados, dependiendo de cada caso y de la clase que se quiera utilizar. Se informó que el proceso llevado a cabo por Alto Melimoyu fue dentro del marco legal y sin que nadie haya presentado oposición a la petición.
Según el exdirector de Inapi, Maximiliano Santa Cruz -quien respondió por vía e-mail y WhatsApp para este reportaje-, el organismo "no tiene competencia respecto del uso o abuso que un titular pueda hacer de su marca". Aclara que si el titular de una marca quiere impedir que otros utilicen un término geográfico para mostrar el origen de sus productos y/o servicios, "esto podría constituir un abuso de su derecho. Ni las marcas ni ningún derecho de propiedad intelectual otorgan derechos absolutos".
La abogada Alejandra Pimentel, directora de la empresa Simplemarcas.cl, piensa que los habitantes de la localidad de Melimoyu pueden buscar alternativas para utilizar el nombre en sus emprendimientos de alojamiento, agua, cerveza o vino. A su juicio, se puede demostrar en un tribunal que, al ser una localidad, esta es una palabra de uso común. Para eso tienen la alternativa de ir ante el Tribunal de Propiedad Industrial, institución distinta a Inapi, para presentar su caso. Pero esto debe hacerse con abogados privados, en un proceso que puede durar mucho tiempo y no asegura que los habitantes de Melimoyu ganen el caso ni que se libere la palabra para el uso de todos.
También existe la alternativa de pedir la nulidad de la marca. Para el abogado Andrés Melossi, expresidente de la Asociación Chilena de la Propiedad Intelectual (Achipi), "es perfectamente posible demandar la nulidad de un registro de marca comercial si el titular de este lo ha obtenido de mala fe, esto es, a sabiendas de que la marca es creación o pertenece a otra persona, o cuando hay una ignorancia inexcusable al respecto".
En consecuencia, si Pía Rojo demuestra que hacía uso real y efectivo de la marca "Hostería Melimoyu" desde antes que Alto Melimoyu la registrara en 2017, podría solicitar la nulidad por registro de mala fe debido a una ignorancia inexcusable por parte de estos últimos. La otra opción es sentarse a conversar con la empresa para llegar a un acuerdo.
Olga Ríos llegó a La Junta en 1981, cuando la Carretera Austral todavía no estaba construida. Con su familia instalaron en 1983 el "Supermercado Melimoyu". Un amigo hizo un logo, donde mezclaron la figura del volcán, con dos de sus puntas características, y la M de Melimoyu. Lo utilizaron por más de 30 años.
En 2016 su esposo se jubiló y decidieron construir unas cabañas. Querían seguir utilizando el nombre y logo del supermercado que tenían hace tanto tiempo. Instalaron el letrero de "Cabañas Melimoyu" en su nuevo negocio.
Un año después, se les acercó uno de los dueños del Hotel Alto Melimoyu para pedirles que sacaran el letrero, porque ellos tenían el registro marcario de Melimoyu. "Obviamente, le dijimos que no, porque nosotros nos sentíamos dueños del nombre. Lo usábamos hace 30 años", comenta Olga Ríos.
Según Felipe Brieva, gerente general del hotel, quien no dejó grabar la conversación, Ríos no quiso saber nada sobre el tema y los echó del lugar. En las siguientes semanas y meses intentaron comunicarse otra vez, pero nuevamente no fueron recibidos.
Los dueños de Alto Melimoyu son Jonás Gómez Alonso y Segundo Gómez Sarue, ambos nietos del exsenador del Partido Radical y empresario Jonás Gómez Gallo. La familia dice tener terrenos y negocios en el sector desde el año 1983. En 2010 construyeron el hotel en La Junta y en 2016 hicieron el Melimoyu Lodge, en el camino entre Raúl Marín Balmaceda y La Junta.
Para Olga Ríos, todo se complicó en septiembre de 2017. "De repente nos llegó una carta donde nos habían demandado", cuenta Ríos. Su marido había sufrido un accidente y ella vivía a tiempo completo en Coyhaique, cuidando de él. "Nosotros emocionalmente no estábamos en condiciones de seguir un juicio que podía ser largo, económicamente tampoco", recuerda con tristeza.
Se presentaron en la audiencia con propuestas de cambiar una sola letra, no la palabra completa, pero los abogados llegaron a la conclusión de que no podía ser así. "Al final pudimos quedarnos con la palabra Mely, pero con y, no con i latina", dice Olga Ríos. Según Felipe Brieva, la familia de Olga llegó desde el principio con la propuesta de llamarse "Cabañas Mely" y ellos aceptaron.
La empresa les ofreció pagarles el registro de la nueva marca y costear el cartel. No era algo a lo que estaban obligados, pero, según Brieva, querían mostrar la disposición de Alto Melimoyu por tener buenas relaciones con los vecinos.
Pero la comunidad de La Junta no se lo tomó bien y la relación se fue deteriorando con el tiempo. No lograban llegar a acuerdos en las reuniones de la junta de vecinos y eventualmente la empresa decidió salirse para evitar más roces.
"Han hecho mucho daño a la comunidad que llegó aquí, les importa un comino el esfuerzo y que nosotros fuimos los primeros que usamos la palabra", dice Ríos.
Entre los estantes de comida y elementos básicos que hay en el único supermercado de Melimoyu se ve una botella de cerveza artesanal. La única pista que permite identificar que es cerveza es el frasco en el que se encuentra, ya que no tiene una etiqueta alrededor que describa el producto.
"¿Para qué hacer etiquetas, logos o página web si sabes que vas a tener problemas?", comenta Adolfo Rojo, dueño del almacén. "No hemos hecho márketing por miedo. Ellos están dentro del marco legal, entonces, ¿para qué arriesgarse?", dice resignado.
Bárbara Salgado y Adolfo Rojo viven con sus tres hijos en el segundo piso del almacén. Hace 16 años decidieron instalarse en la localidad, ya que les gusta la paz con la que se vive ahí. Además, la familia de Adolfo llegó en 1986, cuando él tenía dos años.
Se autodefinen como multiemprendedores. Tienen el supermercado, crianza de chivos, hospedaje de cabañas y, desde el 2019, el proyecto de hacer cervezas artesanales. Hace años que desarrollaron una marca llamada "Melimoyu Austral", con un logo que muestra un árbol echando raíces en la tierra. "Lo único que sabíamos era que se inscribía el NIC (dominio para internet), por eso lo inscribimos hace casi 20 años. Pero nunca supimos, por ignorancia, que existía el Inapi", dice Bárbara.
Efectivamente, el registro de marcas en Chile sigue siendo bastante desconocido para muchos emprendedores, a pesar de que la institución recibe cada año más y más solicitudes. Debido a la pandemia y el aumento de emprendimientos, su alza ha sido exponencial. En 2019 fueron casi 47 mil solicitudes, en 2020 aumentaron a 60 mil y en 2021 llegaron a ser 69 mil.
Pero este desarrollo no ha llegado por igual a todo el país. Para Rolf Traeger, gerente de PER Turismo Aysén, es "importante que el Inapi y el servicio público hagan difusión de lo que significa tener una marca registrada. Desde hace muy poco se está viendo el tema del registro marcario en la región, menos de cinco años. Es algo de lo que la gente tiene un total desconocimiento".
A Felipe Brieva no le sorprendió que le otorgaran el registro de la marca. En un comunicado aclaraban que sentían apego por el nombre debido al paso del río Melimoyu por sus terrenos. Ahí también explicaron que el registro lo hicieron meramente para no confundir a sus clientes y no para perjudicar a alguien.
Según Brieva, no querían llegar a juicio con Olga Ríos, y por eso se acercaron primero sin abogados. Se aproximaron a Pía Rojo para pedir el cambio de nombre, porque dos o tres personas los habían contactado pensando que eran la Hospedería Melimoyu.
Aclara que no quieren tener malas relaciones con los vecinos de la región, sino aportar en un turismo sustentable que promueva el sector y proteja el medio ambiente. Creen que pueden llegar a acuerdos con la comunidad, ya que no quieren prohibir el uso de la palabra Melimoyu, sino evitar que se utilice de manera que cause confusión. Para él, si Rojo nombrara su emprendimiento "Hospedería Colonos de Melimoyu", no existiría el problema. Pero si insiste en seguir utilizando su nombre actual, dice que no tendrá otra opción que proceder a una demanda.
Rosa Machacan, seremi de Economía de la Región de Aysén, cree que es crucial que se reúnan ambas partes. "Es importante establecer esto fuera de tribunales, en una conversación amistosa, donde se puedan tener más alternativas, y buscar una manera", dice. Además, advierte que la Seremi no tiene las herramientas administrativas para revertir el registro ni para modificarlo, por lo que solo puede aportar desde el diálogo; por eso se ha ofrecido como mediador entre los afectados y la empresa. Pero aclara que ambos tienen que estar dispuestos a solucionar el conflicto.
Ya han pasado dos años y medio desde que Pía Rojo recibió la llamada de Felipe Brieva. Todo ese tiempo han escuchado lo que uno dice del otro a través de entrevistas o comunicados. Pero la realidad es que nada ha cambiado desde la primera conversación. Alto Melimoyu tiene el respaldo legal para demandar a Rojo.
"Ellos dicen: 'No pueden usar Melimoyu, porque va a haber confusión', pero nosotros somos Melimoyu, no ellos", dice Pía Rojo.
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