Viernes, 20 de Septiembre de 2024

Gordon Moore, el hijo de un sheriff que escribió la ley más famosa de la industria tecno

ArgentinaLa Nación, Argentina 18 de marzo de 2023

Una estampilla italiana en homenaje al hombre que le puso números a la miniaturización Durante los últimos casi 60 años, Gordon Moore fue, en la industria tecno, el hombre de la ley

Una estampilla italiana en homenaje al hombre que le puso números a la miniaturización



Durante los últimos casi 60 años, Gordon Moore fue, en la industria tecno, el hombre de la ley. Por la Ley de Moore , claro, ese principio práctico que anticipó tempranamente que el número de componentes en un chip se duplicaría cada dos años. Detalle inevitablemente delicioso: su papá era el sheriff del condado de San Mateo , al sur de San Francisco, Estados Unidos, donde estaba el todavía hoy diminuto pueblo de Pescadero (595 habitantes), donde Gordon creció. Más adelante, el sheriff ascendería a adjunto del alguacil del condado. Descendientes de los colonos que a mediados del siglo XIX habían llegado al Lejano Oeste, el padre de Gordon ignoraba por entonces que su apellido se volvería sinónimo de futuro y de una Ley, que no es exactamente una ley, pero que retrata con trazos indelebles el paisaje de la revolución digital.



El 19 de abril de 1965, Gordon Moore (el hijo del sheriff, que hoy tiene 94 años y una fortuna personal de 7000 millones de dólares) escribió un artículo profético para la revista Electronics . No fue un texto largo, y tampoco es que tenía ganas de escribir algo. La revista, célebre entre los ingenieros (en casa llegaba religiosamente), le pidió a Moore un artículo para la edición del trigésimo quinto aniversario de la publicación , en su calidad de jefe de investigación y desarrollo de la compañía Fairchild . El resultado fue una nota de solo tres páginas titulado Cramming More Components onto Integrated Circuits . Es decir, Integrando más componentes en los chips . Literalmente, Metiendo más componentes en los circuitos integrados , pero la versión libre suena un poco más técnica. Puede leerse el artículo original aquí , y dos cosas llaman la atención de esta joyita de la literatura técnica.



La primera es que Moore es presentado como parte de "la nueva generación de ingenieros electrónicos, formados en ciencias físicas más que en electrónica". En efecto, Moore había estudiado química , y aunque su predicción resultó notablemente acertada, tuvo que recurrir a la ayuda del ingeniero Carver Mead , que tendrá un rol fundamental en esta historia.







Una ilustración del artículo, obra de Grant Compton, anticipa que en el futuro la electrónica se venderá como un producto más de consumo; esto, en 1965, era pura ciencia ficción. Sin embargo, resultó 100% cierto



La segunda es que el artículo no solo anticipa el ritmo al que se desarrollará la industria electrónica, sino que, veinte años antes de que se popularizaran las computadoras personales y más de cuarenta antes de que naciera el iPhone, Moore predijo que en el futuro habría "computadoras hogareñas, controles automáticos para automóviles y dispositivos personales de comunicación portátiles" . Él mismo parece inquietarse ante una afirmación tan aparentemente delirante, así que se ataja, al principio, y dice que, si no computadoras hogareñas, "al menos terminales [hogareñas] conectadas a una computadora central" . Pero su imaginación (certera) lo embarga, y hace una afirmación que eriza la piel, para rematar ese párrafo: "The electronic wristwatch needs only a display to be feasible today" . Traducido: el reloj de pulsera electrónico solo necesita una pantalla para ser viable hoy. Hoy llevamos computadoras en la muñeca, como si nada.



Semejantes anticipos serían suficientes para poner el artículo de Moore más cerca del anaquel de la ciencia ficción que del de las revistas técnicas. Pero no solo Moore era un respetado miembro de la industria, sino que el resto de la nota está dedicado a sostener con números estas afirmaciones.



Y llegó la miniaturización



Moore, que poco después, en 1968, fundaría Intel con Robert Noyce , sostiene en su artículo que el número de componentes en los circuitos integrados se duplicaría cada 12 meses . Así que no es (ni podría ser) una ley, como se la llama popularmente, sino que es más bien una deducción, una predicción y un principio rector. La nota arranca diciendo que para 1975, el número de componentes que podrían meterse en un circuito integrado sería de 65.000. Y ahí es donde el diablo mete la cola y empiezan los malentendidos.







Andy Grove, Robert Noyce y Gordon Moore en 1975, cuando Moore revisó su predicción y los 12 meses originales pasaron a ser 24



Diez años después de publicado el artículo, Moore corrigió su predicción y esos 12 meses originales se convirtieron en 24 . Que es como conocemos hoy su ley. Desde 1975, la así llamada Ley de Moore sostiene que el número de componentes en los chips se iba a duplicar cada dos años . Pero esto no es todo lo que dice el artículo de Gordon. Hay más, y más realista. Por eso salió en la revista Electronics y no en una novela de ciencia ficción.



Moore no fue el único que vio venir la revolución de la miniaturización, además. Estaba en el aire desde hacía rato, y otro genio, Douglas Engelbart , al que ya le dedicamos una edición de esta serie de Pioneros Inesperados , había anticipado que la clave estaba allí, en la reducción del tamaño de los componentes y en algo más: la baja de los costos .



En rigor, ambos procesos van de la mano, y esa es la verdadera esencia del artículo de Moore. Este detalle (no es un detalle) por desgracia suele pasarse por alto y por eso se suscitan debates algo esquinados cuando se habla del futuro de la electrónica. Moore había visto, como Engelbart (que no le puso números, sin embargo), que cada vez íbamos a poder integrar cada vez más componentes en los chips . OK, ¿pero cuántos más de tal modo que siga siendo económicamente viable? Ese es el quid de toda la cuestión.



¿Y esto cuánto me va a salir?



En su artículo, publicado hace casi 60 años, Moore no se limita a decir que el número de componentes de los circuitos va a duplicarse cada año (o cada dos años, en la versión de 1975). Además añade que hay un punto en el que integrar más componentes dejará de ser eficiente en términos de costos . Así que la cosa no es solamente hacer chips con más transistores, resistores y capacitores , sino encontrar el punto justo en el que podemos poner el mayor número posible de componentes sin volver la producción económicamente inviable .



Más que ninguna otra, la de los chips es una fabricación de escala . Es menester producir millones para que cuesten unos pocos dólares. Moore, en 1965, ponderó los factores que hacen a la fabricación de los chips para establecer el punto de equilibrio entre el máximo número posible de componentes y el costo. Dicho de otro modo: para que sea económicamente viable fabricarlos, el máximo número de componentes que podremos integrar en cada chip se duplicará cada año (o cada dos años, en la versión revisada de 1975) . Ese es un mucho mejor enunciado para la así llamada Ley de Moore.



¿Podríamos más que duplicar el número de componentes cada dos años? Sí, claro, pero los chips serían impagables. Como la fabricación de chips, dejando de lado un número de tecnicismos que no vienen al caso, sigue sigue basándose en el mismo principio que hace décadas (la microlitografía , en una palabra), este principio práctico se ha mantenido vigente. Pero, por supuesto, podría cambiar mañana, si se descubren nuevos modos de hacer cómputo. Es decir: la así llamada Ley de Moore aplica solamente a la industria del silicio tal como la conocemos ahora. Y al principio no se llamaba Ley de Moore ni nada parecido.



El que acuñó esta frase, que pegó fuerte y con eso contribuyó a la fama del Dr. Moore, fue el ya mencionado Carver Mead, que no solo empezó a hablar de la "ley de Moore" en 1975, sino que además colaboró con los detalles técnicos de la fabricación de los chips para el histórico artículo de Moore.



Así que hay que aclarar dos cosas. La primera es que esta ley no es como la de la gravitación universal o la de la equivalencia de masa y energía en la Relatividad. Es una anticipación, un principio práctico que viene manteniéndose técnica y económicamente cierto en esta industria. Los debates acerca de si la Ley de Moore sigue siendo válida o no -como el que sostuvieron hace seis meses los directores ejecutivos de Intel y Nvidia - carecen por completo de sustento. Son, como se dice, para la tribuna. Si mañana el número de componentes deja de duplicarse cada dos años, pero el poder de cómputo sigue aumentando, no hay problema. Porque no, no necesariamente son lo mismo, lo que nos lleva a otro personaje en esta historia: David House .



Las formas del cálculo



House, también de Intel, hizo otro anticipo, que si uno lee por encima podría confundir con la ley de Moore, y que también se ha venido cumpliendo bastante bien. Predijo, este ingeniero, que el poder de cómputo iba a duplicarse cada 18 meses . La afirmación, mucho más laxa que la del artículo de Moore, plantea una serie de inconvenientes.



El primero es que se parece tanto a la predicción de Moore que muchos se confunden esos 18 meses con los 12 del artículo original y con los 24 de la reedición de 1975. Y sale una ensalada incomprensible.







La fabricación de chips es una industria de escala; deben hacerse millones para que el costo sea accesible



Pero el mayor problema de la afirmación de House es que es muy difícil ponerse de acuerdo en qué es exactamente poder de cómputo . En los papeles, la predicción de House es bastante sólida, porque incorpora una variable fundamental: el consumo eléctrico . No solo anticipa que el poder de cómputo se duplicará cada 18 meses, sino que lo hará sin aumentar el consumo eléctrico . Eso circunscribe mucho más su predicción, pero en términos computacionales, no hay un solo tipo de poder de cómputo, sino varios , y como sabe cualquier aficionado a los videojuegos, una placa de gráficos moderna hace una cantidad de cómputo inmensa, pero con un consumo eléctrico descomunal. Por eso, durante la ola de calor que azotó a California el último verano (boreal), el gobierno solicitó a los minadores de criptomonedas que dejaran de trabajar hasta que pasara la crisis, para no colapsar la red eléctrica.



En total, Moore ha tenido razón durante al menos medio siglo . No predijo el aumento en el poder de cómputo, sino en el número de componentes en un circuito integrado dentro de ciertos parámetros. Con eso, su nombre pasó a la historia e, incluso cuando siempre fue el menos mediático de los ingenieros de esta industria (junto con Bob Kahn , que inventó Internet con Vinton Cerf ), se transformó en el pionero que le puso números concretos a la miniaturización.



El hijo del sheriff, pues, dio un paso más y estableció una ley. Bueno, no una ley, pero algo que quisimos que fuera ley y que, en los hechos, lo fue. Al menos hasta ahora. Con la computación cuántica en sus albores, es muy probable que pronto aparezcan otros principios prácticos relacionados con esta nueva e incipiente forma de hacer cómputo que promete revolucionarlo todo. Pero Gordon tuvo razón. En 1965.
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