Diario íntimo de Lulú Petite
Lulú Petite
EL GRÁFICO
La llamada de mamá
Querido diario: El restaurante es amplio
Lulú Petite
EL GRÁFICO
La llamada de mamá
Querido diario: El restaurante es amplio. Él me miraba desde la puerta. Es dueño y chef de ese lugar. Un bonito local, de los más conocidos de su ciudad. Él echó llave a la puerta y avanzó hacia mí atrapándome en un juego de miradas. Es un buen cliente.
Se sentó a mi lado y hablamos, hasta que nuestros labios se encontraron en un beso dulce y apasionado. Sus manos bajaron por mi talle, acarició mis muslos y metió sus dedos bajo mi falda.
El beso y el tacto eran apasionados, dulces e inteligentes, Todo iba de maravilla, al grado de que, a ese paso, temí que no lográramos irnos a un motel como era costumbre. Sentí que terminaríamos cogiendo allí mismo, de pronto sonó su celular. ¡Era su madre!
Al ver que era ella, el retoño obediente decidió contestar:
?Mamá, ¿cómo estás?
?¡Hola, hijo! Sólo llamaba para preguntarte ¿Cómo te fue con el médico? ¿Salió bien tu examen de próstata?; dijo la mujer con voz tan fuerte y clara que escuché perfectamente.
El chef se puso rojísimo y apenas pudo terminar la llamada diciendo a su mamá que le llamaría más tarde.
Él no conoció a su papá y es hijo único.
Está soltero y, aunque no vive con la mamá, tienen una relación demasiado estrecha. La mujer es todo un caso.
De ella tomó el chef el gusto por la cocina, pero es tan invasiva que un día, mientras él estaba preparando un plato, su madre entró a la cocina y metió mano.
Agregó picante a una receta que él servía sin chile. Cuando el plato llegó a la mesa, el cliente que ya había comido allí y lo esperaba sin picante, dio el bocado con confianza, pero comenzó a toser, se puso rojo y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Así que hablar de su próstata no era, ni de lejos, la mayor vergüenza que le hubiera hecho pasar.
Hicimos el amor más tarde, en el motel, como se debe. Está bien. Me cae bien un hombre que tiene tan buena relación con su mamá.
Hasta el martes, Lulú Petite