Genómica social, la polémica área que determina rasgos de personalidad analizando los genes
Estar ansioso, aislarse o ser impulsivo tendría relación con la genética, según este nuevo campo científico. Expertos explican aquí sus promesas y peligros.
La ciencia ha avanzado a tal punto que hoy es posible saber si alguien es propenso a ciertas enfermedades, como el cáncer, debido a sus genes. Pero un nuevo campo científico está tratando de ir más allá y de responder preguntas que pueden ser aún más complejas porque involucran la personalidad.
¿Es posible estar predispuesto genéticamente a comportamientos como la introversión o tener una tendencia a sentirse estresado? Para responderlo, las técnicas de genética se están aplicando a esta nueva área científica: la genómica social y del comportamiento.
Se trata de un campo que resulta prometedor, pero que también se considera controversial. De hecho, sus promesas y sus peligros fueron el tema principal de un reciente encuentro del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano de Estados Unidos.
"Este es un campo interdisciplinario que combina la genómica (el estudio de los genes y su función) con la sociología, la antropología, la psicología y otras disciplinas sociales. El objetivo de la genómica social es explorar cómo la genética y su variación influyen en la interacción humana", comenta Jorge Rodríguez, decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Bernardo O´Higgins (UBO).
Y añade: "Esta área no se enfoca en la identificación de variantes genéticas específicas asociadas a enfermedades, sino en la comprensión de cómo la genética y los factores sociales influyen en la salud y el comportamiento".
Así, explica Rodríguez, la genética de la personalidad puede ayudar a identificar variantes genéticas específicas asociadas con ciertos rasgos de personalidad, como la extroversión, la timidez, la ansiedad y la impulsividad.
Se trata de un área que es incipiente y que aún requiere más investigación para poder entregar datos certeros, aclaran los expertos.
"La genómica social no está tan avanzada aún porque no es una rama a la cual se le ha puesto mucho dinero. Ahora se está en la fase de levantamiento de información. Cuando tengamos hechas secuenciaciones masivas del genoma de las poblaciones se podrán tener más paneles genéticos para saber realmente qué genes se relacionan lo suficiente con un rasgo", explica Kurt Buchegger, académico del Doctorado en Ciencias mención Biología Celular y Molecular Aplicada de la U. de La Frontera (UFRO).
Sin embargo, actualmente existen empresas en Europa y Estados Unidos que ya venden tests genéticos y que ofrecen puntuaciones de riesgo para rasgos sociales o psicológicos. Los entrevistados consultados coinciden en que debido a la etapa en que se encuentra la investigación, estos no serían 100% fiables.
"Es lo mismo que con el cáncer hace muchos años, que empezaron a vender tests para ver el riesgo genético y se vio que aún (entonces) no tenían un poder de diagnóstico confiable", dice Buchegger.
"Pero creemos que con el tiempo se van a depurar los datos y sí se podrá entregar información muy fiable", agrega.
Factor ambiental
Un punto importante sobre el tema tiene que ver con que se sabe que la conducta y la salud mental de los individuos no dependen solo de los genes, si no que de la interacción entre ellos y los factores ambientales, según aclara Luisa Herrera, académica del Programa de Genética Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
"Entonces la posibilidad de que una persona desarrolle algún problema de salud mental como depresión, depende de la interacción de su genoma con el ambiente".
Esta es una de las razones por las que esta área resulta controversial. Si bien es una ciencia que busca responder si alguien está genéticamente predispuesto a un comportamiento, no quiere decir que necesariamente lo vaya a desarrollar. Y el problema es que las personas podrían predisponerse psicológicamente a ello si hacen uso de un test genético de este tipo.
Así lo explica Martín Montecino, director del Instituto de Ciencias Biomédicas de la U. Andrés Bello (UNAB). "Lo negativo que se plantea es que esto se transforme en una suerte de profecía autocumplida, donde una persona tenga un respaldo genético que indica que es introvertida y sienta que realmente lo es y que no hay nada más que hacer. Entonces, sin un adecuado apoyo, esto puede transformarse en un problema, efectivamente".
Herrera añade que también "hay un potencial riesgo de discriminación, principalmente por parte de los prestadores de salud". Se ha planteado que los pacientes podrían ser privados de algunas coberturas si de antemano se conoce que presentaban una predisposición genética a cierta patología.
Otro ejemplo que mencionan los entrevistados tiene que ver con la protección de los datos y con el empleo, ya que se teme, por ejemplo, que los empleadores elijan entre un candidato u otro en función de sus predisposiciones genéticas.
A pesar de los avances y las controversias, los especialistas creen que la genómica social tiene mucha proyección, por lo que su estudio seguirá creciendo.
"Creo que en el futuro habrá mucho interés en realizarse tests genéticos enfocados a la genómica social, especialmente cuando se conozca mejor la interacción entre genes y ambiente, y cuando los costos de los tests genéticos sean menores", vaticina Herrera.
Según una búsqueda entre los sitios web de compañías que los ofrecen en el extranjero, estos exámenes pueden costar entre 150 y 500 dólares (entre 100 mil y 400 mil pesos chilenos).
"Toda la proyección que tiene este campo nos obliga a los científicos que siempre hemos estado en el área de las ciencias duras a trabajar con sociólogos y psicólogos para entregar datos certeros y también evitar discriminación contra ciertas poblaciones", puntualiza Buchegger.
Los avances claveSon dos los temas que han permitido el avance de la genómica social, según coinciden los entrevistados. "Uno ha sido la disminución en los costos de secuenciación del ADN humano. Y lo segundo es el desarrollo de herramientas de tipo informático que permiten analizar gran cantidad de datos de forma simultánea y establecer estudios de asociación entre una característica genética, el genoma y un comportamiento o una enfermedad. Esos dos elementos en los últimos años han contribuido a que una gran cantidad de personas pueda acceder a información genética de distinto tipo", explica Martín Montecino.