Diario íntimo de Lulú Petite
Lulú Petite
EL GRÁFICO
Mosquita muerta
Querido diario: Fermín es un hombre serio y de familia
Lulú Petite
EL GRÁFICO
Mosquita muerta
Querido diario: Fermín es un hombre serio y de familia. De modales rigurosos, modelo a seguir, trabajador, adinerado y de costumbres conservadoras.
No fuma, no toma alcohol y tiene una rutina estrictamente familiar. No sale con amigos ni anda de parranda. A eventos sociales siempre va acompañado de su esposa. No se le sabe el menor desliz. Aun así, es un caliente.
Su esposa es de San Luis y, una vez al mes, mete a sus hijos a la camioneta y va a casa de sus papás a pasar con ellos el fin de semana. Fermín igual sigue su rutina hogareña. Trabaja, hace arreglos en la casa, atiende pendientes y va al súper. Hace las compras del mes en una de esas tiendas enormes de membresía. Se trepa a su coche y maneja directito al motel. Entonces, me llama.
Como me avisa con anticipación, generalmente estoy lista y llegamos al motel casi al mismo tiempo. En cuando nos metemos en la habitación, Fermín se transforma. Es un huracán en la cama.
Yo no juzgo. A mí me pagan por coger y yo me dejo. Sin trámites ni formalismos. Yo sé a lo que voy y con quién me meto. Cuando nos vemos, Fermín me coge en el piso, en el sillón, en la cama, en el tocador, de pie, contra la ventana o contra la puerta. No hay monotonía, me la mete de formas deliciosas y espectaculares. Sus manos me aprietan con furia lujuriosa. Me coge con ímpetu animal. Con morbo ¿sabes? De ese sexo que está inspirado por el instinto, por las vísceras, por el deseo.
Cuando se viene, algo parecido a la culpa le nubla la tarde. Luego se encoge de hombros y se viste, para volver a su coche con el súper en la cajuela y regresar a casa, a la rutina, a la seriedad, a la monogamia de impostura. Como si acá no hubiera pasado nada.
¿Su esposa? Lo sabe. Le da permiso de verme una vez al mes y, por eso, lo deja cuando se va a San Luis. Raro que es el mundo de las apariencias.
Hasta el jueves, Lulú Petite