Jueves, 12 de Septiembre de 2024

Perdemos los bogotanos

ColombiaEl Tiempo, Colombia 19 de septiembre de 2023


Ricardo Santamaría
Una de las situaciones más negativas de la actual coyuntura política, es el enfrentamiento entre el presidente de la república y la alcaldesa de Bogotá


Ricardo Santamaría
Una de las situaciones más negativas de la actual coyuntura política, es el enfrentamiento entre el presidente de la república y la alcaldesa de Bogotá. Un informe de primera página de El Tiempo el domingo pasado, titulado Las cinco grandes peleas entre la alcaldesa de Bogotá y el presidente, resume bien este choque de trenes. Se refiere a las discrepancias entre estos funcionarios en los megaproyectos de la primera línea del metro; la extensión de la avenida Boyacá; la región tramo de occidente y del norte que conectará Bogotá con Facatativá, Madrid, Mosquera y Funza; la planta de tratamiento de aguas Portal Canoas, y la terminación de los subsidios del gobierno de los programas de ingreso solidario y familias en acción. Sólo incertidumbre, demoras e inestabilidad política ha traído para los bogotanos este absurdo enfrentamiento entre dos autoridades de las cuales esperábamos colaboración y armonía y no enfrentamientos y discordia. No importa mucho quién es el responsable -más Petro que López- porque el resultado final para los ciudadanos es el mismo: La ejecución de estos proyectos se complica. Con el cargo de primera autoridad de la capital de la república sucede algo que en mi opinión ha sido negativo: Todos los que llegan al Palacio Liévano, lo ven como un trampolín para ser presidentes de la república y no es un secreto que la actual alcaldesa tiene sus aspiraciones. Pero ahora el problema se agrava porque el Presidente -que ya fue alcalde de Bogotá- desde el Palacio de Nariño quiere seguir influyendo en las decisiones de la ciudad. Aspiraciones cruzadas que traen inconvenientes. Algunos dirán que el hecho de que los que llegan a esta alcaldía tengan sueños presidencias es bueno porque los obliga a realizar bien su trabajo y que esto es un deseo legítimo. Pero la realidad ha mostrado lo contrario: Ese anhelo presidencial de los alcaldes los desenfoca del día a día de la ciudad. Lo que hace un alcalde es diferente a un presidente. El primero resuelve problemas concretos de servicios públicos, movilidad, transporte, seguridad. El segundo impulsa a una nación hacia el progreso. Por supuesto que hay muchas funciones similares, pero la experiencia enseña que mientras el uno debe enfocarse en asuntos concretos, el segundo debe centrarse en temas estratégicos de país. Estoy exagerando, pero lo hago para resaltar el punto de que si bien ambos son gobernantes, lo que los ciudadanos esperan de uno y otro es diferente. Tal vez es el momento de discutir si es conveniente ponerles una inhabilidad a los alcaldes de la capital de la república para que en la siguiente elección presidencial luego de terminar su mandato, no puedan ser candidatos a la presidencia. Con Mockus ya lo vivimos en 1997. Renunció anticipadamente a la alcaldía para aspirar a la presidencia y le fue mal en ambos escenarios: Perdió la elección presidencial y dejó abandonados a los bogotanos. Me parece interesante abrir este debate, por el bien de Bogotá.
Analista
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