Y ahora, Fiestas Patrias

Luego del 11 de septiembre, en Chile felizmente aparece el 18 en el horizonte. Digo "felizmente" porque a la crispación de la primera fecha, que enciende todas nuestras divisiones, surge un momento de unidad nacional, aunque sea efímero. Es un respiro en medio de la polarizada sociedad chilena, una pausa de jolgorio incluso nostálgica porque nos hace conscientes de la importancia del país y de sus tradiciones y de que, a fin de cuentas, uno está mucho más "atado" a su patria de lo que podría suponerse. Y, además, es un momento que nos lleva a descubrir que muchos aman a Chile, pero que no todos lo aman de la misma manera.
Septiembre, en Chile, es un mes bipolar. Pasamos de la rivalidad más enconada a una fraternidad no insincera, si bien no demasiado perdurable. En todo caso, estos días sirven al menos para distender el ambiente y para renovar cierto cariño por lo propio, algo que a veces parece olvidado en medio del fragor político y de tantos discursos altisonantes y beligerantes.
Conviene, entonces, disfrutar de este respiro nacional. Que sea un aliento en nuestra diaria jornada y una instancia de convivencia más armónica incluso entre quienes están políticamente en las antípodas, pues cuando se pisa un suelo común bien cabe hacerlo sin pelearse a codazos.