Sábado, 27 de Julio de 2024

Harold Mayne-Nicholls "He vivido toda mi vida en situaciones al límite"

ChileEl Mercurio, Chile 21 de noviembre de 2023

"Yo creo que eso es lo que hay que hacer, soñar en grande", dice el director ejecutivo de Santiago 2023. Este chileno, de antepasados ingleses y croatas, revela aquí su método y sus obsesiones, también sus errores y éxitos. Sobre su última tarea, explica que tenía la ambición, a través del deporte, de unir al país y "que nos sintiéramos más orgullosos de ser chilenas y chilenos".

LA AUTORIDAD NO POLÍTICA mejor evaluada de Chile, con 72 puntos según Cadem, se acoda en su mesa redonda, frente a una pared de cristales espejados en su oficina. Su polera deportiva, verde y turquesa, se refleja en sus ojos azules. Hoy, a sus 62 años, confiesa que hay cosas que ya no hace: nadar en el mar solo o andar en bicicleta; hacer motocross o subirse a un par de esquís. "En mi vida, a todo lo que me han invitado a practicar, lo he practicado. Hoy ya no, ya soy más cauto. Antes me hubieran invitado a una cicletada y habría ido. Ahora ya no. El otro día me dijeron, y no, ya no estoy para eso; si me meto en un hoyo mal y me caigo, me va a pasar algo. A uno le empieza a dar como más susto. (...) Ahora, si me invitan a un partido de básquetbol, me voy a meter; si me invitan a jugar vóleibol, también. Mi señora constantemente me convida a jugar tenis, pero no estoy dispuesto a que me siga humillando ganándome 6-0".
A una semana de concluir Santiago 2023, los XIX Juegos Panamericanos que debutaron el 20 de octubre y terminaron en gloria, y en plenos VII Parapanamericanos, está orgulloso de encabezar la lista de los chilenos no políticos mejor evaluados:
-Refleja lo que siempre he tratado de hacer: dar el máximo para que en Chile las cosas se hagan de la mejor manera posible. Creo que al final la gente lo entiende.
No piensa en un cargo de elección popular -se los han ofrecido todos desde que dejó la ANFP en 2011, dice-, pero el futuro está abierto. "Hace seis meses no tenía idea de que estaría encargado de estos Panamericanos. Pero, evidentemente, si surge la posibilidad real y concreta de postular a los Juegos Olímpicos 2036, me encantaría. Eso sería un tremendo desafío". Si en su nutrida carrera como uno de los dirigentes deportivos de mayor alcance en el deporte internacional, llegó lejos y alto, Harold Mayne-Nicholls viene de vuelta. Es un hombre fogueado. Y tiene algo de gentil, algo de sincero y de experimentado, cuando dice lo que piensa sin aspavientos. A veces, su ceño se frunce, cuando recuerda los peores momentos de su vida. Pero hoy hace un balance, casi con nostalgia, de Santiago 2023:
-Se logró el objetivo que buscábamos, que era, a través del deporte, unir al país y que nos sintiéramos más orgullosos de ser chilenas y chilenos. Fue mucho trabajo, mucho esfuerzo, y muchísima gente involucrada. Es verdad que a mí me toca dirigir, pero mucho del trabajo se lo llevan otros. Fue una gran tarea en equipo.
Sonríe con sobriedad mientras, en este sexto piso con oficinas, circulan deportistas, economistas, dirigentes, técnicos, periodistas, ingenieros. Es un mar humano que lo espera -nadie llega aquí sin cita-, pero Mayne-Nicholls se da el tiempo para pensar cada palabra. Habla con voz pausada y bebe café.
-Es uno de los dirigentes sudamericanos que más sabe de fútbol. ¿En qué episodio de su carrera se sintió en el firmamento y cuál ha sido su momento límite?
-El de más abajo es muy fácil: cuando me llegó una sanción de siete años (de la comisión de ética de la FIFA), originalmente pidieron nueve años, por una cosa que era realmente increíble frente a toda la problemática que estaba en ese momento sacudiendo al mundo del fútbol. Y fue por algo que no tenía tanta trascendencia.
Baja los ojos con amargura. Recuerda su e-mail de 2010, enviado a la Academia Aspire en Doha, Qatar, preguntando si su hijo y un sobrino podrían ingresar a un entrenamiento deportivo. También, si había opción de trabajo en Aspire para su cuñado tenista, hermano de su mujer, Eugenia Fernández. Un mal timing -desde su alto cargo internacional en la FIFA Mayne-Nicholls evaluaba las candidaturas al Mundial 2022, al cual postulaba Qatar- y un error que le costó lágrimas amargas. El e-mail trascendió, llegó a la FIFA y a este dirigente le cayeron las penas del infierno: en el proceso fue culpado de infringir reglas de conducta, de lealtad y conflicto de intereses. Recibió una sanción desproporcionada, en comparación a casos de corrupción donde media el dinero y han sido comprobados, dice él. A poco andar, el TAS -el Tribunal de Arbitraje Deportivo con sede en Lausanne, Suiza- redujo su pena considerablemente. Han pasado trece años, pero el episodio vive en su mente y marcó su carrera. "Fue un error haber mandado un correo. Ese fue el único error porque nunca hubo nada, nadie se vio beneficiado. (...) Yo creo que se me castigó por dar una señal de no sé qué, pero dar una señal. A mí se me castigó, mientras al presidente de la Federación de Bélgica, a quien le regalaron un cuadro avaluado en 50 mil dólares desde Rusia, se le dijo que bueno, eso no era motivo de castigo porque era un regalo, !y el cuadro lo tenía en su casa¡ Y así hay otros casos parecidos. Entonces fue una cosa muy extraña".
Reflexiona:
-Mis abuelos y mis padres me transmitieron que en la vida la honradez y la rectitud son básicas y en el deporte igual. No me puedo presentar diciendo: es que yo soy honesto. Eso ni siquiera es un desde, eso es antes de un desde. A mí, cuando alguien me dice yo soy súper honesto, empiezo a sospechar inmediatamente. Ser honesto no es una virtud, para mí es una obligación moral.
-¿Y qué haría distinto hoy?
-No mandaría el correo. Fácil, así de simple. No mandaría el correo, o lo mandaría el primero de enero, una vez que ya se supiera que Qatar iba a hacer el Mundial. Ya después de eso no hubiera tenido ninguna trascendencia.
Mayne-Nicholls apura su cortado. Recuerda el momento que siente como el más alto en su trayectoria vital. "Debe haber sido enero o febrero de 2010, en la playa en Peñuelas. Caminábamos con mi señora -nos gusta mucho caminar- y se acerca un chiquito que habrá tenido entre 12 y 15 años, me da la mano y me dice, "gracias por devolverle el alma a Chile". Y se fue. Habíamos clasificado para el Mundial 2010. Nunca supe y hasta hoy no sé quién era; ese fue el momento en que yo dije, puchas, parece que hicimos algo importante". Ni sus altos cargos en la FIFA durante dos décadas -fue director de prensa; coordinador de Juegos Olímpicos y Mundiales de Fútbol; gerente; presidente de varios comités; presidente de grupos de inspección en Copas Mundiales, e instructor en Administración y Organización de la Federación Internacional de Fútbol Asociado, donde llegó a impartir sobre 300 cursos en 41 países- ni su presidencia en la Federación de Fútbol de Chile o en la Asociación Nacional de Fútbol Profesional, ANFP, pudieron contra un adolescente anónimo de Peñuelas. Los ojos le brillan:
-Lo considero el instante más alto en mi carrera.
Con un matrimonio de 36 años , cinco hijos, un nieto y otro en camino, Harold Mayne-Nicholls se define como un hombre de familia. Es el soporte que le ha dado fuerza en sus momentos de crisis y las alas en sus días buenos. Su relación con su excompañera en Periodismo de la Universidad Católica y excampeona de tenis, Kena Fernández, ha sobrevivido años de intensos viajes, la multicrianza e ingratitudes laborales, porque el mundo del fútbol es complejo y polémico. "Para nosotros ha sido poner siempre el nosotros por sobre el cada uno, siempre pusimos la institución pareja por sobre la institución personal. Lo hice yo y lo hizo mi señora, con una carga, evidentemente, mucho más alta para ella que para mí, porque yo viajaba o estaba afuera. Nunca nos quisimos ir a vivir afuera, tuvimos varias oportunidades, pero nunca quisimos dejar Chile. Nos encanta vivir acá y lo pasamos bien".
Al terminar su presidencia en la ANFP en 2011, Harold y Kena, con tres de sus hijos, viajaron a la Universidad de Notre Dame en Indiana, Estados Unidos, donde el dirigente deportivo realizó una pasantía y asesoría profesional de ocho meses. Son esos días los que hoy Mayne-Nicholls añora. Le hubiera gustado explorar más opciones en Estados Unidos.
Vuelve a su forma de construir pareja, donde la unidad ha sido lo esencial:
-Yo creo que esa es la única fórmula. Y ser capaces de compartir las cosas buenas y las no tan buenas, porque uno siempre cuenta las buenas, pero hay muchas que no lo son. Nos ha ido bien con esta filosofía, a mí no me gusta controlar: no estoy encima ni ella tampoco. Además, compartimos todo. Y la verdad es que, al final del día, lo pasamos bien juntos. Ha sido natural. Ella es una gran deportista, muy buena tenista. Fue campeona de Chile, de los 12 a los 18 años.
-Se entienden bien porque, además, tienen el deporte en común.
-Bueno, somos los dos deportistas, somos los dos periodistas. Éramos compañeros en la universidad, o sea, nos conocemos de toda la vida. Sí hay una cosa: entendemos que, para que la institución pareja camine, los dos tienen que sumar. Cada uno desde su punto de vista, lo más que pueda. Cuando nació el cuarto de nuestros hijos yo le dije, 'no trabajís más, mejor dedícate a los niños'.
-Y ella aceptó.
-Y ella aceptó, con la carga que le significó estar a cargo de los niños, sobre todo conmigo viajando. Y con la carga económica que significó no recibir un ingreso. Yo, cada vez que viajo, si puedo, la invito: así ha sido en los últimos veintitantos años. Ya no tanto, pero cuando puedo, viajo también con algunos de los niños. Todos viajaron conmigo, por separado o juntos.
Mayne-Nicholls dice que tiene ejemplos muy cercanos de estabilidad en su familia.
-No quiero dictar cátedra, pero para mí es fundamental la cosa familiar. Lo veo en el ejemplo de mi abuelo, en el de mis padres. Mis papás ya deben estar por cumplir 65 años de matrimonio. Mis abuelos tuvieron 50. Uno ve y dice, puchas, si ahí resultó, ¿por qué aquí no va a resultar? Ahora, insisto, otra gente puede ponerle el mismo empeño o más que uno y que no le resulte. No hay una fórmula y lo que está clarísimo es que la vida te va mostrando caminos.
Una buena parte del discurso de este periodista, fotógrafo y escritor -ya va en el quinto libro y prepara otro sobre el Mundial del 62-, que se reconvirtió al fútbol, se imbrica con su mujer y sus cinco hijos. Cuando relata sus padecimientos de espalda que solo calma el nado en aguas frías -piscina, mar, lago o río, los 12 meses del año- dice que aprendió a nadar en Antofagasta cuando, de muy niño, su padre, oriundo de Iquique, le enseñó a él y a sus tres hermanos a capear olas. En Iquique, hasta hace poco, nadaba 300 metros para alcanzar las boyas, en pleno julio. La edad lo ha puesto prudente, y ahora solo nada si están sus hijos con él. Sumergirse en aguas heladas es la manera que encontró para calmar un dolor intenso en su espalda.
-Me he hecho todo tipo de exámenes. Nunca me han encontrado nada. Incluso una vez fui a un doctor muy famoso en una clínica muy famosa que me recomendó mi hermano. Y me hizo esas ecografías que te meten en un tubo.
-¿Una resonancia magnética?
-Sí. Y salgo de ahí y le llevo mi examen, el tipo lo analiza y me dice "no tiene nada, apenas una cosita aquí". Le digo "doctor, no me diga eso, parezco la Torre de Pisa, como ando caminando de chueco". Y él, no, no. Y de ahí en adelante, no voy nunca más a ver un doctor por la espalda, porque no han sido nunca capaces de decirme, oiga, usted lo que tiene es esto. (...) No soy un gran nadador, pero si nado, recupero la espalda. Me duele menos después de un buen golpe de agua fría. Soy socio del Country Club y ahí hay una piscina de agua fría, me meto todas las mañanas y cuando no, en la casa.
Con sus hijos comparte otra de sus pasiones: su amor por los boys scouts , movimiento en que participó entre los 11 y 23 años y en el que aún dirige jamborees si se lo piden. "Entré a los scouts cuando era chico, por su sentido de aventura. Un tiempo de vivir mucho más en libertad que lo que se vive hoy, con cosas que a mí me gustaban: salir a campamento, mantener una cohesión con la patrulla, juegos y desafíos permanentes". Sus hijos Harold, Alex, Oliver, Eric e Ian también fueron scouts , hoy tienen entre 32 y 20 años y viven sus propias vidas. Con orgullo, el director ejecutivo de Santiago 2023 revela que su primer nieto es el quinto Harold Mayne-Nicholls de la dinastía. "Viene de atrás, de un hermano de mi abuelo. Él murió dos días después que terminó la guerra. Hoy, hace 105 años; estuvo en las trincheras y fue el primer Harold Mayne-Nicholls. Después vino mi papá, yo, mi hijo mayor Harold y Haroldito, el más chico. El quinto, cuatro en línea directa".
Harold Mayne-Nicholls trabaja con un método que le ha rendido frutos en sus 35 años de carrera y lo aplicó en Santiago 2023. "Yo he aprendido que, en vez de programar hacia adelante, como en las cartas Gantt, yo me programo hacia atrás. Y no voy del 14 de junio al 20 de octubre, sino al revés, y veo lo que tiene que estar hecho. Porque si no, siempre voy a decir, 'oye, ¿por qué no pido una semana más, por qué no pido postergación como para la prueba en la universidad'? Y así voy manejándolo y no me estreso. Me pongo nervioso, por supuesto, cuando el audio no resulta. Pero para mí eso no existe: va a resultar".
Parte de su método es poner el máximo esfuerzo y distinguir rápido lo que se puede hacer y lo que no. Ahí no insiste. Mayne-Nicholls no es de causas perdidas.
-A mí me gusta convivir con el estrés, no le tengo temor, no me agobia. He vivido toda mi vida en situaciones al límite, entonces no me genera nada. Yo sabía que la fecha era el 20 de octubre y a las 8 de la noche tenía que estar todo listo. Yo sabía eso, así como sabía, qué sé yo, cuando me tocaba el Mundial de Fútbol, que tal día a tal hora tenía que partir.
-Igual fue un riesgo aceptar los Panamericanos a cuatro meses de iniciarse, con renuncias previas de directores y atrasos en obras de infraestructura.
-Fueron tres directores antes que yo. Es muy simple: cuando el ministro me lo ofrece, le pregunto "¿tengo alguna opción de decir que no?". Y me dice "no, ninguna". Para mí no había opción. Primero, porque soy amigo de muchos años con el ministro. Segundo, porque tenemos una muy buena relación y mucha confianza. Y tercero, porque cuando te dicen no, no hay ninguna, es porque no hay ninguna. (...) Y yo tenía un viaje, me habían invitado a ver la final de la Champions en Turquía y después a ver un partido de Alemania contra Ucrania. Y yo le dije, ok, después de eso. Y partimos el 14 de junio, mañana ya son cinco meses. Por suerte fuimos capaces de organizar todo y de hacerlo bien.
-¿En algún minuto se abrumó?
-Hubo un momento en que las obras de infraestructura que teníamos que hacer nosotros y las que tenían que hacer terceros no partían. Y uno veía el calendario y sabe que las obras tienen su tiempo. No es que me haya abrumado, pero, evidentemente, me inquietó, fue a mediados de julio. Y ahí se hizo un poco más de presión y partió. Prácticamente todo salió bien, salvo lo de Viña del Mar, ese momento fue un poquito tenso.
Pero Mayne-Nicholls es ambicioso. "Ambicioso en hacer cosas que dejen una historia de la cual nos sintamos orgullosos. Para hacer lo mismo y decir lo mismo que dijeron tantos, como dice la canción, para qué. !Inventa una cosa nueva, trae cosas nuevas, genera un cambio¡ Cosa que, en ese cambio, la comunidad se engrandezca, la sociedad se engrandezca. Pero bueno, hay otros que piensan que no porque es mucha pega".
-Usted piensa en grande...
-Hay una frase que, cuando pololeábamos con mi señora, no me acuerdo dónde, decía, cuando sueñas, sueña en grande. Y yo creo que eso es lo que hay que hacer, soñar en grande, no puedes soñar en pequeño.
-En unos meses entregará el balance financiero de Santiago 2023. ¿Lo deja sin dormir esa responsabilidad en un año en que en Chile estallaron sospechas de corrupción, como en el caso Convenios?
-Nada me deja sin dormir. Yo, cuando llegamos lo dije: no voy a hacer una investigación profunda hoy, porque si hago la investigación, no hago los Juegos. Igual hemos estado encima de todo lo que había antes. Y para todo lo que vino hacia adelante, traje a un gran economista, Juan Enrique Montes, a hacerse cargo del área de finanzas. Tengo plena confianza que está todo ordenado desde el 14 de junio para adelante. Y para atrás entregaremos la información que encontremos: si nos encontramos con que está todo perfecto, perfecto. Y si encontramos con que esto se pudo haber hecho mejor, lo diremos.
-El éxito de estos Panamericanos se vio alterado por las denuncias en el atletismo y la deserción de deportistas cubanos.
-En el primer caso, de la posta de 4x400, hay una investigación abierta de la Federación de Atletismo con su comisión de ética. Hay que esperar a ver qué es lo que nos dicen. En el caso de la solicitud de asilo de los deportistas, es un tema netamente político. Nosotros no tenemos nada que ver, nunca recibimos de parte del presidente o del jefe de la delegación de Cuba una nota diciendo, se reporta que tales señoras no llegaron acá o que tales deportistas no se presentaron. (...) Lo que sí hay que tener súper presente es que en todos o casi todos los eventos internacionales donde va Cuba se producen deserciones.
-¿Y le gustaría volver a ser dirigente de la ANFP o de la FIFA?
-A la ANFP, en el año 2015 o 2016, no me acuerdo, postulé para ser presidente de nuevo, me fue mal, no me eligió nadie. No tiene sentido postular ahora, sabiendo que, más o menos, los mismos que están hoy son los que estaban ayer. No tengo ni un interés, ni una gana. La página está dada vuelta. En la FIFA, si me invitaran a algo, lo que dudo porque ya estoy grande, si me invitaran a dictar cursos, porque yo dicté cursos en más de 40 países, unos 300 cursos, si me invitaran a una charla, sí. Pero otra cosa es muy difícil, porque ya viene la gente joven, otra generación, otra tecnología. Si me invitaran, por supuesto que les diría que sí, si siento que puedo aportar y me otorga valor a mí. A nadie le guardo rencor. Yo no soy de ir guardando heridas.
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