Ufanismo
En 1900 publicó el conde Alfonso Celso un libro con el título "Por qué me ufano de meu país"
En 1900 publicó el conde Alfonso Celso un libro con el título "Por qué me ufano de meu país". Se refería al Brasil, exaltado hasta entonces como tierra ubérrima, pletórica de bondades y de naturaleza en estado prístino.
El término merece adoptarse, indica el discreto Critilo, para todas aquellas expresiones que a fuer de optimistas suelen ser irreales. Incluso gobernantes mediocres o castas políticas ineptas suelen usarlo para "ufanarse" de supuestos logros o progresos que, obviamente, son mérito suyo.
El ufanismo tiene dos formas. Una exaltada y vociferante, que celebra todo lo que acontece sin parar mientes en lo malo que puede acompañarlo. Otra, pseudomodesta, que parece decirles a las masas, "no os preocupéis, somos buenos y seremos mejores".
No conocemos formas de contraufanismo en quienes detentan poder. O en quienes poseen tribuna para proclamar bondades aparentes. Pero es bueno prestar atención a esta curiosa desviación de los cánones de la veracidad mínima que deben respetar quienes gobiernan o piensan hacerlo. Agreguemos, por de pronto, esta vieja palabra a nuestro vocabulario descriptivo.