Un estudio del Banco Central (BCU) titulado "Meta de inflación óptima en economías pequeñas y abiertas: el papel de las rigideces nominales asimétricas", explora en ello.
El trabajo fue realizado por Luis Rodrigo Arnabal del BCU y Javier García-Cicco de la Universidad de San Andrés (Argentina).
Ambos estudiaron "las metas de inflación óptimas en economías pequeñas y abiertas. En particular, exploramos el papel de tres características distintivas de los países emergentes: rigideces nominales asimétricas, indexación a la inflación pasada y precios de las monedas dominantes. Nos basamos en el marco neokeynesiano estándar, introduciendo rigideces a la baja de los salarios nominales a través de una función de costos de ajuste lineal, indexación a la inflación pasada y dolarización de los precios internacionales (para exportaciones e importaciones)".
"Mientras que rigideces nominales simétricas -como lo ilustra los modelos neokeynesianos estándares para economías cerradas- generalmente avocan por un objetivo de inflación nula, bajo rigideces asimétricas un objetivo de inflación positivo se vuelve deseable", afirmaron.
"Calibramos nuestro modelo para la economía uruguaya, un ejemplo sorprendente de una pequeña economía abierta que presenta estas características", agregaron los autores. Así, el modelo de referencia del estudio "encuentra una meta de inflación a largo plazo en términos anuales del 3,5%, con niveles de inflación en el rango del 2% al 5% que inducen un costo de bienestar relativamente leve en relación con el óptimo, menor a medio punto porcentual por consumo período".
Además, "revelamos una interacción no trivial entre las rigideces salariales a la baja y la indexación salarial a la inflación pasada que hasta ahora ha sido ignorada en la literatura", añadieron.