Exposición en Chiloé presenta a dos nuevos acuarelistas nacionales

Una búsqueda personal, atizada por el encierro pandémico, llevó a Jorge Swinburn, arquitecto, a redoblar su interés en la tradición familiar de pintar en acuarela, y a su colega y amigo, Rodrigo Errázuriz, a seguir sus pasos y aprender esta antiquísima técnica artística. Cuando ambos sintieron que debían ir más allá de sus conocimientos llegaron a la Fundación Museo Casa de la Acuarela, cuya fundadora y presidenta, Micaelina Campos, vio en ellos a unos alumnos aventajados.
Es así como el 3 de mayo, Swinburn y Errázuriz abrirán en Ancud la muestra "Entre el mar y la tierra", una selección de 20 obras de cada uno, curada por Campos. Será el inicio del camino artístico de ambos, paralelo a su labor de arquitectos, y también la inauguración como centro cultural del Museo de las Iglesias de Chiloé, de la Fundación de las Iglesias Patrimoniales de Chiloé, que apoya esta exposición prestando uno de sus espacios en el antiguo convento de 1875 que ocupan como sede en la ciudad chilota. "Queremos traer arte a este lugar", comenta Natalia Cruz, directora ejecutiva de la fundación, sobre la apuesta que hacen con esta muestra y que continuará luego con una exposición de artistas locales.
No es casual elegir la isla para mostrar su trabajo. Errázuriz pasa tiempo allá y su obra es una sucesión de vistas del cielo y mar de Chiloé, con sus nubes luminosas y cargadas de lluvia, y un mar tempestuoso. En contraste, Swinburn, al igual que sus antepasados acuarelistas, posa su mirada en el campo de la zona central de Chile, de Guacarhue, específicamente, con un sol que traspasa esbeltos troncos y un follaje de verde intenso.
Luz y profundidad es para Swinburn lo más importante en una obra, objetivos que calaron hondo en Errázuriz, que repite el mantra de su amigo, y al que le agrega su interés en "el límite entre la materia y la bruma, esa transición". No han querido hacer un manifiesto ecologista o político de su propuesta, "es solo salir a pintar y rescatar la luz y el paisaje, y reinterpretarlo", explica Swinburn.
Para su profesora y curadora, estos dos arquitectos se vieron forzados a botar el lápiz y salir del croquis acuarelado, que es una práctica común en su profesión, para trabajar en la técnica del húmedo sobre húmedo, que moja el papel y pone sobre él pigmentos que se desenvuelven libremente, creando luz en el blanco. "Tomaron una opción por la acuarela como síntesis, como mancha con expresión y mucha luz y han desarrollado una mirada propia", señala Micaelina Campos.
También preocupados de descentralizar la cultura, luego de un mes en Chiloé, la exposición itinerará hacia la zona central del país, Maitencillo probablemente, para finalizar en Santiago, a inicios de 2025.