Las cosas por su nombre

Juan Carlos Quintero Calderón
Para entrar en materia responda estas preguntas. 1. Suponiendo que tiene hijos, ¿qué haría si uno de ellos se enferma y lo incapacitan? ¿Buscaría un niño sano para reemplazarlo mientras se recupera? 2. Si a un familiar le falta un tornillo ¿dejaría de ser familia?, o ¿lo remplazaría por alguien cuerdo? 3. Si un hijo no rinde académicamente ¿lo expulsaría de casa dejando de subsidiar sus necesidades? Y la ñapa: Un familiar está despechado, usted, probablemente, le dé afecto, pero ¿lo cambiaría alguien emocionalmente sano? Con estas preguntas pretendo ubicarlo en la cruda realidad corporativa, porque le aseguro que si las situaciones expuestas como; enfermedad, debilidad mental, bajo rendimiento y problemas emocionales, se presentaran en el ámbito laboral, probablemente, la consecuencia sería un despido justificado, lógicamente, antes de ese paso, las empresas ofrecen apoyo psicológico, cierran brechas y hace acompañamiento psicosocial, entre otras alternativas. Afortunadamente, las empresas han evolucionado hasta lo que hoy conocemos como capitalismo consciente, pero, lo que sigue siendo una premisa global es que una empresa debe generar riqueza para sus accionistas, hacer felices a sus clientes, aportar valor a la sociedad y gestionar a su gente. De estas máximas, la posición privilegiada es para la generación de riqueza, no las obras sociales, ni tomarnos de la mano como una familia. Por eso, el foco de la estrategia está en los resultados, es por eso, que si una máquina deja de ser productiva, se repotencia o se cambia, tal como se hace con las personas, se las entrena en las habilidades necesarias, se las reentrena cuando no dan rendimiento, o cuando cumplen su ciclo, se descartan. Por eso, durante los cerca de 50 años que trabajamos, podemos pasar por muchas empresas, pero en la vida, solo tenemos una sola familia. Para darle aún más argumentos, un estudio Gartner en 2021 aseguró que los trabajadores ya no se identifican con el concepto de familia, y que el compromiso con las empresas, ha venido disminuyendo en los últimos años. Gallup, señala que el objetivo del 78% de los trabajadores es ganar dinero, y en un documento de Harvard Business Review se identificó que el 72% de los empleados considera que las decisiones en las empresas son tomadas con base en el rendimiento de los trabajadores. Así que la propuesta de esta lectura es que llamemos las cosas por su nombre, no cree que sea mejor decir ‘equipo’ o ‘comunidad’ que ‘familia’ pues, tal como lo menciona Reed Hastings el CEO de Netflix; en ninguna empresa nos unen lazos de sangre, nos une un objetivo común. ¿y tú qué opinas compárteme tu opinión?
CEO & Founder Gestión de Marketing.