Viernes, 17 de Mayo de 2024

España: ¿Pedro Sánchez se kirchneriza?

ChileEl Mercurio, Chile 2 de mayo de 2024

Es inquietante la deriva en que ha caído el gobernante con sus intervenciones de la última semana.

Reconocida es la astucia de Pedro Sánchez para hacer de una situación adversa una oportunidad de ganar mayores espacios de poder. Con sus cinco días de reflexión para decidir si "valía la pena" seguir como Presidente del gobierno español, transformó el escenario en que su mujer aparecía en el centro de una investigación por tráfico de influencias en uno en que él es el protagonista que se arroga la tarea de "regenerar la democracia", en supuesto peligro frente a una ola "reaccionaria" que usaría la desinformación y el acoso judicial. Así hoy se muestra decidido no solo a terminar los tres años que le quedan, sino a seguir por "los que quieran los españoles". El costo de su jugada, sin embargo, puede ser alto para las instituciones de su país.
Por su trayectoria y conocidas volteretas, era impensable que Sánchez estuviera dispuesto a dejar el cargo "por amor"; más bien, y como quedó demostrado, estaba pulseando la disposición de su partido y aliados para apoyarlo incondicionalmente. En estos días se vio que no había en el PSOE una alternativa para su liderazgo. Su eventual renuncia ponía al partido en la disyuntiva de llamar a elecciones que podía volver a perder frente a una derecha revitalizada, que ahora sí podría lograr la mayoría absoluta que no consiguió en 2023. Así, los socialistas cerraron filas en torno a él, confirmando su poder, pero evidenciando también la actual debilidad de una colectividad completamente dependiente de su líder, en una suerte de caudillismo que sorprende en un partido con sólida historia y peso institucional. Algo de eso advirtieron otras figuras de la izquierda, como Pablo Iglesias, para quien Sánchez "hizo el ridículo", mientras que líderes catalanes -molestos porque su "reflexión" interrumpió la campaña para las elecciones autonómicas- hablaron de "una comedia".
Con su maniobra, el gobernante agudizó la polarización que ha venido degradando la política española en los últimos años y paralizando decisiones clave. Pero, además, en su discurso y posterior entrevista televisiva para comunicar su decisión de seguir, adelantó iniciativas para "luchar contra la maquinaria del fango", las que pueden impactar la independencia judicial y la libertad de prensa. Es esto lo más inquietante de este episodio: en su afán por victimizarse, adopta un giro que lo acerca a figuras como Cristina Kirchner y otros populistas radicales, habituales denunciantes de supuestas prácticas de " lawfare ", excusa para impulsar controvertidas medidas.
En el caso de Sánchez, parece querer usar el incidente para dar una salida, sin tener que llegar a acuerdos con el Partido Popular, al impasse que tiene bloqueado el nombramiento de vocales del Consejo del Poder Judicial, los que deben ser aprobados por los tres quintos del Congreso. El PP se niega a hacerlo mientras no se reforme la ley respectiva, de modo que quede en línea con la normativa europea. La declaración de Sánchez ha sido interpretada como un intento para -como proponen sus aliados de Sumar- rebajar a mayoría absoluta el quorum de designación. Ello debilitaría la independencia judicial y politizaría la justicia; precisamente por eso ya en el pasado la Comisión Europea ha objetado esta posibilidad.
En cuanto a la prensa, Sánchez no oculta su molestia porque fueron medios independientes los que develaron el supuesto tráfico de influencias de su mujer. En este sentido, su discurso abrió interrogantes sobre qué pretende hacer. "Informar no es difamar", dijo, junto con insistir en su preocupación por "los bulos" y la desinformación, sumándose a la lista de políticos que, justificándose en su supuesta preocupación por las fake news, atacan e intentan restringir el trabajo de los medios de prensa que no les son afines.
Es inquietante la deriva en que ha caído el gobernante con sus intervenciones de la última semana, impropias de una democracia consolidada como la de España y reveladoras del grave deterioro que corroe su política.
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