Sábado, 18 de Mayo de 2024

El estado de la economía

ChileEl Mercurio, Chile 4 de mayo de 2024

El Imacec de marzo nos recuerda la debilidad con que opera nuestra economía, consistente con la evolución de la inversión y las tendencias en el mercado laboral. Mientras, los avances en materia inflacionaria han sido positivos, pero las señales internacionales sugieren precaución.

Luego de la positiva cifra de actividad reportada en febrero (4,5%), el dato del Imacec de marzo ofrece una visión algo más moderada de la evolución de nuestra economía. De acuerdo con el análisis del Banco Central, la actividad creció un 0,8% respecto del mismo mes del año anterior. Por su parte, la serie desestacionalizada cayó un 0,7% en comparación con febrero, acumulando un crecimiento de 2,1% en doce meses.
La descomposición de las cifras por sector permite identificar las dificultades que se enfrentan en materia de crecimiento. En 12 meses, la industria y el comercio, dos sectores clave, han caído 1,6% y 2,3%, respectivamente. Por su parte, Servicios ha aumentado un magro 0,5%. De esta forma, Minería, con 8,2%, y Resto de Bienes, con 2,7%, son los dos sectores que explican el crecimiento de los últimos doce meses, dando además cuenta de las disparidades que existen en nuestra economía.
Pero tales disparidades no aparecen en el caso de la serie desestacionalizada. Entre febrero y marzo, la mayoría de los sectores retrocedieron en su actividad: Minería tuvo una caída de 1,3%; Industria, -1,3%; Servicios, -0,4%; Comercio, -0,1%; Resto de bienes, -1,5%. En función de estas cifras, el exitismo observado el mes pasado entre las autoridades por la cifra de febrero debe ser moderado. Chile tiene generalizadas dificultades para crecer. Es importante moderar las expectativas y actuar con una perspectiva de largo plazo.
La evolución de la inversiónLos datos del Banco Central indican que la inversión extranjera directa (IED) muestra una positiva dinámica en 2023 y en lo que va de 2024, con aumentos significativos respecto de los años previos. En particular, los datos revelan que el año pasado el país recibió un flujo de US$ 21.738 millones por esta fuente.
El destino específico de estos recursos, sin embargo, determina su real impacto sobre nuestra economía. A modo de ejemplo, si la entrada de capitales está destinada a la adquisición de activos (empresas) ya existentes, quizás atractivos para el inversionista internacional por el castigo asociado al magro desempeño de nuestra economía y a un peso muy depreciado, aquellos pueden no impulsar la actividad. En la práctica, podrían simplemente significar un cambio en la propiedad de un negocio y no un aumento en su producción ni nuevos desarrollos.
Esto puede explicar la disímil evolución de la IED respecto de la formación bruta de capital fijo (FBCF), la mejor medida de inversión con impacto de largo plazo en una economía. Comprende los gastos que adicionan bienes nuevos a las existencias de activos fijos, descontando las ventas de bienes similares. En otras palabras, representa las adiciones netas al stock de capital fijo. De acuerdo con el Banco Central, esta variable experimentó una caída de 1,1% el 2023, proyectándose una baja de -2,0% para el presente año. Ambas cifras dan cuenta del estancamiento de la economía y ponen freno a cualquier excesivo optimismo asociado a lo que se observa en IED.
Ahora bien, las dificultades para atraer inversión con impacto de largo plazo no son un hecho fortuito. Desde la derogación del DL 600 en 2015, un caro error estratégico, el deterioro institucional y reputacional de Chile en el exterior se ha extendido, restando atractivo para el desarrollo de inversiones en proyectos nuevos y de impacto de largo plazo. En este sentido, parece fundamental configurar un nuevo marco institucional que ofrezca estabilidad para atraer esas inversiones. Este es uno de los temas más importantes para que Chile retome una senda de crecimiento y debiera estar en el foco de las campañas presidenciales de 2025.
La Fed, dólar e inflaciónEl anuncio de la Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos en cuanto a que, a pesar de la inercia inflacionaria observada allá durante 2024, es poco probable que se produzcan aumentos en la Tasa de Política Monetaria (TPM), ha dado algún respiro a los mercados. El miércoles, el presidente de la Fed, Jerome Powell, se mostró confiado en que las acciones para desalentar la demanda agregada han sido las correctas y que solo bajo condiciones extraordinarias podría ser necesaria una revisión de estrategias.
Ahora bien, aunque la opción de un aumento parece descartada, la posibilidad de múltiples y fuertes recortes también aparece poco probable: las apuestas se han reducido desde 6 recortes a solo 2 durante 2024, con una parte del mercado apostando por un primer recorte recién en 2025. El impacto de este cambio explica el reciente ajuste a la baja en los índices bursátiles y una mayor volatilidad en los mercados de renta fija.
Respecto de las consecuencias locales, la posibilidad de aplazar los recortes en el país del norte significará extender el diferencial de tasas entre Chile y EE.UU. Cabe recordar que nuestro instituto emisor ha implementado rebajas en la TPM, manifestando además su intención de continuar con esta política, si bien en las últimas semanas ha moderado tal mensaje frente a la inercia inflacionaria que también se observa a nivel nacional. Por lo mismo, frente a la posibilidad de un aumento en el tipo de cambio por un mayor diferencial de tasas (con el consiguiente impacto directo sobre la inflación), la decisión de la Fed probablemente generará debate previo y posterior a la entrega del IPC de abril dentro del Consejo de nuestro Banco Central.
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