Sábado, 18 de Mayo de 2024

¡Qué pena, mi Universidad Nacional!

ColombiaEl Tiempo, Colombia 4 de mayo de 2024

Desde hace un mes la Universidad Nacional (UN) ha venido trascurriendo en un ambiente de amedrentamiento, de zozobra

Desde hace un mes la Universidad Nacional (UN) ha venido trascurriendo en un ambiente de amedrentamiento, de zozobra. Un grupo de sujetos -vaya uno a saber cuántos son estudiantes-, encapuchados la mayoría, no solo tienen secuestrada la institución, sino que también la han venido saqueando. Sin duda, su comportamiento hace sospechar que son militantes de "la primera línea". A raíz de la elección del nuevo rector por el Consejo Superior Universitario, el hecho de que el escrutinio no lo hubiera favorecido condujo a que el perdedor y líder profesoral y estudiantil, Leopoldo Múnera -candidato también del presidente Petro-, se declarara en "desobediencia civil", desconociendo el resultado electoral, no obstante haberse ceñido a las normas establecidas para tal efecto. Con el paro violento se pretende ahora que el elegido, profesor Ismael Peña, no tome posesión del cargo y que se repita la elección, o que se declare ganador al profesor Múnera. En medio de la crisis se ha propuesto además que se dé validez a una constituyente universitaria, inspirada en la constituyente del Gobierno, con participación de todos los estamentos, que se encargaría de aprobar un nuevo estatuto y permitir con ello la conformación de un Consejo Superior ad hoc. En la actualidad casi la totalidad de las actividades académicas de pregrado está paralizada, y las administrativas funcionan a media marcha, amedrentadas. La alta administración -con la rectoría a la cabeza- despacha en el exilio, fuera del campus. Los vándalos se han tomado las oficinas, apoderándose de documentos de vital importancia para la institución. Aunque la rectoría ha puesto al tanto de la situación a la ministra y al viceministro de Educación, no se ha emprendido ninguna acción para ponerle fin a los desmanes descritos. La ministra, como presidenta del Consejo Universitario, no ha querido reconocer el acta de elección -que es el documento que valida el nombramiento del profesor Peña-, no obstante tener la firma de cinco de los miembros, es decir, de la mayoría. Esta negativa suya, que configura una falta administrativa sancionable, mantiene acéfala la universidad y da pábulo para que se continúe y se estimule el descontento. ¿No sería lógico que el presidente Petro y su ministra de Educación reflexionaran sobre los alcances que apareja la situación que se vive en el seno de la UN? Su intervención no atentaría contra la mal entendida autonomía universitaria, pues lo que se procuraría sería evitar la extralimitación de esta. Para no hacerse cómplices de lo que está sucediendo, lo indicado sería una desautorización o, por lo menos, un llamado de atención a la cordura, a que se permita volver a la normalidad. Pudiera pensarse que lo que está ocurriendo tiene el aval de la mayoría del profesorado y del estudiantado. No hay tal. Es bueno insistir en que el resultado de la consulta -que no era de elección sino de selección- no refleja la realidad. Quienes participaron en la votación constituyen la minoría de quienes tenían derecho al voto. La inmensa mayoría la componen los indiferentes de siempre, los que con su actitud pasiva han contribuido a que unos pocos hagan de las suyas, dando la impresión de que son los más. Qué bueno fuera que se hiciera un plebiscito en la UN para conocer de verdad si es la mayoría la que reclama una constituyente, engendro político venido del magín del presidente Petro. Para quienes de verdad amamos a nuestra alma mater, es motivo de pesadumbre ver cómo se la lleva a un estado inaudito de postración, sin que tenga quien la defienda, como si no tuviera dolientes. Siendo la más importante institución de educación superior del Estado, financiada por todos los colombianos, la pasividad e indiferencia del alto Gobierno hace más dolorosa la pesadumbre. La UN tiene como finalidad formar los mejores profesionales para beneficio del país, sin contaminarla con ingredientes políticos partidistas. Son 2 billones de pesos anuales (¡5.500 millones diarios!) los que invierte el erario para que cumpla su misión. Piénsese la suma fabulosa que se está derrochando en lo que va corrido del malhadado paro...
Situación inaudita
Fernando Sánchez Torres
¿No sería lógico que el presidente Petro y su ministra de Educación reflexionaran sobre los alcances que apareja la situación que se vive en el seno de la UN?
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