¿Qué es la educación técnica?
Eduardo Behrentz
Como parte de la crisis que viven las universidades, así como en el contexto de las reformas que promueve el Gobierno Nacional, viene ganando preponderancia el debate sobre la importancia de la ‘educación técnica’
Eduardo Behrentz
Como parte de la crisis que viven las universidades, así como en el contexto de las reformas que promueve el Gobierno Nacional, viene ganando preponderancia el debate sobre la importancia de la ‘educación técnica’. En esta urgente conversación es relevante aclarar términos y conceptos para entender los desafíos del actual sistema de educación nacional. Para empezar, podemos hacer referencia a la definición internacional que separa claramente la naturaleza y objetivos de la ‘formación técnica vocacional’ y la ‘educación universitaria’. La primera hace referencia a programas formales de uno a dos años de duración, que no conducen a títulos académicos, sino a certificados de competencias laborales. La segunda requiere de 4 a 5 años de preparación en métodos y teorías para alcanzar dominio general de una disciplina, como ingeniería o derecho. En el caso de los técnicos vocacionales (trade school por su término en inglés), los procesos de enseñanza-aprendizaje se fundamentan en mallas curriculares altamente estandarizadas, diseñadas para generar habilidades específicas que se requieren para ejecutar un oficio en particular (como técnico auxiliar en clínica veterinaria). En la educación universitaria (four-year college), la enseñanza-aprendizaje se fundamenta en competencias básicas (como entender la forma de aplicar la física y las matemáticas), complementadas con habilidades de innovación e investigación, que buscan sentar las bases para el futuro desarrollo profesional en la disciplina en cuestión. Los pilares de la formación técnica vocacional (que en Colombia se conoce como ‘educación para el trabajo’) incluyen la empleabilidad de corto plazo y la pertinencia inmediata de los temas objeto de entrenamiento en el contexto económico e industrial. En contraste, la buena educación universitaria siembra el camino para el cuarto o quinto empleo y no se limita a las necesidades coyunturales de la clase empresarial. Es necesario destacar la denominación que se utiliza en Colombia para la oferta de ‘técnicos profesionales’ y ‘tecnólogos’. Este tipo de pregrados (two-year college) hacen parte del esquema de educación superior y su principal rol ha sido servir como plataforma para alcanzar títulos universitarios. Esto significa que, bajo la mirada y terminología aquí descritas, estos programas no son ‘técnicos’ en el sentido estricto de la palabra y no cumplen con las definiciones hasta ahora presentadas. Volviendo al punto central de esta pieza, el conjunto de diferencias arriba descritas (técnico vocacional vs pregrado universitario), que suelen estar bien delimitadas en países con mayor éxito económico, son parte de la diversidad que debe existir en un ecosistema robusto de entrenamiento y educación. Ambas alternativas, y la forma en que se complementan y retroalimentan, son tan legítimas como necesarias para nuestro desarrollo. Ni los técnicos son menos que los universitarios, ni deben los técnicos aspirar a ser universitarios para lograr prosperidad. Cuando las autoridades de educación y del trabajo logren entender esto, habremos dado el más importante paso para construir un verdadero esquema de formación para nuestros jóvenes, acorde a las buenas prácticas internacionales.
Presidente Instituto Colombiano de Aprendizaje