Paraguas
El "Diccionario de americanismos" define "paragua" como el utensilio que protege de la lluvia, el clásico o el plegable, y luego como una expresión referida a Paraguay
El "Diccionario de americanismos" define "paragua" como el utensilio que protege de la lluvia, el clásico o el plegable, y luego como una expresión referida a Paraguay.
Así como "paraguazo" es una acción o gesto rápido, y así como hay otra acepción con el gentilicio femenino que más vale saltarse, por inapropiada y para no ser perseguido.
Lo apropiado en Chile son los jugadores de fútbol que vienen de ese país: ellos son los paraguas, y sus características son las conocidas, según el verso y recitado nacional.
De seguro que el martes por la noche, para el amistoso de la selección de Chile frente a Paraguay, se volverán a pensar o a decir.
La clásica es cuando los de Paraguay lanzan un córner, y cuidado, porque no solo cabecean bien, sino que muy bien.
¿Los de adelante? Sí.
¿Los de atrás? También.
¿Todos? Todos.
Son peligrosos los paraguayos en los saques de esquina, los centros y en lo que venga por el aire, debido a un don que les viene quién sabe de dónde. Enseñanza, disposición natural, arrojo y energía para saber saltar, ayudarse con los brazos, crearse espacio y darse impulso. Y cierran los ojos, pero al final y con el impacto de la pelota, no al comienzo. No hay como los paraguas en el cabezazo.
¿En el ofensivo? Sí.
¿En el defensivo? También.
O a lo mejor se trata, también es alternativa, del típico lugar común chileno cuando se trata de jugadores paraguayos, que de tanto y tanto repetirlo a través de los años se llega a la estación simple y cómoda de decirlo de nuevo. Es por la tradición, para que nunca te falte, es la costumbre. Es la razón de los niños: porque sí.
¿Cómo son los paraguas en la defensa, digamos los centrales, el 3 y 5, y el 6, el volante de corte y quite? Recios, implacables, duros y por lo general les pegan a dos cosas: a lo que se mueve y a lo que se está quieto.
¿O sea que le pegan a todo? Exactamente.
¿Se acuerda de alguien de la antigüedad, del paraguayo Víctor Figueredo que jugaba por La Serena? Pero responda, no salga arrancando. Tampoco era el monstruo de Frankenstein.
Para el amistoso del martes 11 por la noche, entre los que vienen, hay dos que son otra cosa. Cuidado con ellos. Ambos juegan en clubes ingleses de primera. Un treintón, Miguel Almirón, por el Newcastle, que se lo corre todo y se conoce la cancha de memoria. Y un veinteañero que es delantero en el Brighton, Julio Enciso. Ese es el bueno. Es fácil darse cuenta.
Y con los otros ocho, porque el portero no se considera para estos efectos, ya sabemos. Lo sabemos desde octubre de 1922, para el primer partido entre Chile y Paraguay, en Río de Janeiro y un Sudamericano, donde ganaron por 3 a 0.
¿Qué sabemos?
Que son peligrosos en cada córner y en cada centro.