Viernes, 25 de Octubre de 2024

Educación sí requiere cambios

ColombiaEl Tiempo, Colombia 20 de junio de 2024



Ayer se oficializó el hundimiento en el Congreso de la República del proyecto de ley estatutaria de la Educación



Ayer se oficializó el hundimiento en el Congreso de la República del proyecto de ley estatutaria de la Educación. Tras haberse logrado un consenso en la Comisión Primera del Senado en torno a este articulado entre distintas fuerzas políticas y el Ministerio de Educación, el acuerdo fue desconocido y su trámite se enredó. En simultánea el sindicato de maestros, Fecode, lanzó marchas y se declaró en paro en contra del avance de la iniciativa. Desechar lo concertado entre el Gobierno y los bloques opositores constituye una oportunidad perdida para avanzar hacia los cambios necesarios en educación. Como lo afirmaron en una misiva alrededor de 200 educadores, los consensos logrados en la comisión incorporaban unas "garantías necesarias" en torno al respeto a la autonomía universitaria, reconocer la ‘coexistencia’ de instituciones oficiales y no oficiales y la educación terciaria y el fortalecimiento de la calidad y pertinencia, entre otros temas. Garantías cruciales, en especial, en la coyuntura actual. Un ejemplo es el debate sobre autonomía universitaria que ha desatado el pulso por la rectoría de la Universidad Nacional, la principal institución de educación superior pública del país. La pretendida imposición de las arquitecturas de gobernanza de las instituciones universitarias públicas y privadas no solo atentaba contra ese principio de la autonomía, sino también desconocía las realidades de los distintos ámbitos universitarios. La renuencia de los maestros oficiales sindicalizados a la evaluación docente por medio de los resultados de las pruebas del Estado refleja una resistencia que impide elevar la calidad de los educadores. Sin esas mediciones será imposible identificar las áreas de mejora de los profesores, que derivarán en una mejor pedagogía para los estudiantes. Los únicos perjudicados por ese status quo en el tema de la evaluación que los maestros buscan conservar -entre otros privilegios y prebendas- son los alumnos de las aulas públicas. Precisamente esta semana la Ocde publicó los recientes resultados de las pruebas PISA 2022 en las que los estudiantes colombianos fueron los del peor desempeño, dentro de los países miembros, en pensamiento creativo. Esto es, las capacidades y competencias necesarias para la "creatividad, la innovación y la adopción de tecnologías digitales". Rajarse en estas pruebas reitera el rezago tan grande entre las habilidades de los jóvenes colombianos en comparación con los de países similares y otras naciones más desarrolladas. Por otro lado, a pesar del hundimiento de la ley estatutaria, la educación, y el sistema educativo en general, en Colombia sigue en mora de adoptar una serie de cambios para ampliar su cobertura y profundizar la equidad social. A lo anterior debe añadirse los múltiples efectos que la tecnología, la economía y otras fuerzas sociales están infligiendo en años recientes a la educación superior y su panorama institucional. Incluso la pertinencia y el atractivo de un diploma universitario en una sociedad como la colombiana- otrora la llave para una estabilidad financiera futura- está transformándose y, de cierta forma, perdiendo su valor. Las demandas laborales del sector empresarial no están alineadas debidamente con los graduados de la educación superior, ni con la oferta de la educación terciaria, dual, técnica y la formación para el trabajo. En conclusión, si una agenda demanda un gran acuerdo nacional alrededor de mejorar la calidad y pertinencia, profundizar la inclusión y la equidad y robustecer las fortalezas de un sistema público-privado es la reforma a la educación.
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