París arde de calor y emoción por los Juegos, pero los franceses no están contentos

La ciudad sede está engalanada por los olímpicos. sin embargo, hay protestas por el alza en los precios del transporte y la limpieza social.
París no solo arde de calor -sus 35 grados a la sombra calientan el ambiente previo a la inauguración de los Juegos Olímpicos 2024-, también su gente está preparada para la gran cita. Desde que se llega al aeropuerto hay ambiente. No se ha tenido ningún inconveniente. Una vez se baja del avión los voluntarios están prestos para colaborar. Primero, la validación de la acreditación, luego, la toma del transporte. En el trayecto del aeropuerto al MPC, la sala de prensa gigante, ubicada en el Palacio de los Congresos, una de las zonas más importantes de la Ciudad Luz, está perfectamente señalizado. Cada calle indica el camino que se debe seguir para llegar a los escenarios deportivos, sin temor a perderse. En las estaciones del metro de la ciudad están indicadas las rutas que hay que seguir para llenar prontamente a los escenarios, pero para algunos hay que tomar el taxi. Sí, no todo es color de rosa. Hay cierta parte del público que está indignado con los Juegos, pues todo ha subido de precio. El incremento en las tarifas del transporte, de los restaurantes y de los almacenes tiene al público inquieto. "No es justo que uno viva acá y todo haya subido por los Juegos. Nosotros trabajamos y de un momento a otro, por ejemplo, nos toca pagar más por los tiquetes del metro", indicó Josep, el taxista que nos transportó del aeropuerto al MPC. "Entiendo que los Juegos son buenos para la ciudad, para Francia, de eso no queda duda. Es más, el trabajo ha aumentado, obviamente, los ingresos también", señaló el conductor. El estadio Saint-Denis es uno de los escenarios más emblemáticos de las justas. No hay pierde para llegar a él y desde fuera se ve que por su infraestructura será el centro de atención, más cuando el atletismo entre en acción. Más protestas Cientos de personas denunciaron las "consecuencias sociales" de los Juegos Olímpicos para "los más precarios", en una "contraceremonia" la víspera de la inauguración oficial del evento deportivo mundial, por lo que el tema de seguridad se ha reforzado. Ante una pancarta con el lema "JJ. OO. de la exclusión: 12.500 personas expulsadas -la otra cara de la medalla- #limpieza social", unas 300 personas protestaron en la plaza de la República al llamado de 72 organizaciones. "Los Juegos no son para los residentes, no son para los trabajadores, son para los promotores y los patrocinadores", sentenció Arthur. Las reivindicaciones van desde el impacto ecológico del evento, no obstante que la organización se esforzó en limitarlo al máximo, el "uso abusivo de voluntarios", las "amenazas al derecho a la huelga" y el "traslado forzado de las personas que viven en la calle". "Hemos sido testigos de un número inhumano de evacuaciones, que ha tenido un impacto en la salud mental de los expulsados", precisó Ginevra Caterino, de la asociación de ayuda a personas exiliadas Watizat. Los aficionados colombianos ‘persiguen’ a los atletas del país. Varios grupos se han visto a la afueras de la villa olímpica a la espera de la salida de algunos atletas para una foto o firma de un autógrafo. Mariana Pajón es por quien más preguntan. Dos veces medalla de oro, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, y plata en las justas de Tokio 2021, es requerida a la entrada de la villa para saludarla y conocerla. También quieren conocer a Flor Denis Ruiz, medalla de plata en el lanzamiento de jabalina del Mundial de atletismo del 2023, quien es una de las serias cartas del país para obtener una de las preseas en esa disciplina. París arde, aunque ayer llovió en la tarde noche, con los Juegos. Lisandro Rengifo, enviado especial de EL TIEMPO. Invitado por el Comité Olímpico Colombiano