Turpial A-6B
Todo llora en Venezuela, sus gentes, sus mares, sus selvas, sus calles. Venezuela es hoy un llanto que no podemos dejar de oír.
He recordado en estos días a nuestro poeta Gonzalo Rojas, que vivió una parte de su exilio en Caracas, Venezuela. Domicilio mejor que el de Alemania Oriental, de donde logró escapar, libre y libérrimo que era. Quienes vivieron el exilio en Venezuela siempre recuerdan la calidez y la vitalidad y la acogida de ese país hoy destrozado por dentro. Pero el exilio es el exilio, y Rojas escribió el poema Turpial A-6B, la dirección en que vivió en Caracas:
(...) y es tan difícil
todo es tan difícil, la tristeza,
el trópico, este mismo A-6B
en sus metros de vidrio (1979: 29-30)
El poema fue incluido en Transtierro, libro publicado en Caracas por la mítica editorial Monte Ávila, en 1978. Rojas, en otro poema publicado un poco antes, Celia, evoca a su madre en uno de los aniversarios de su muerte, ocurrida décadas antes. Pero Rojas se lamenta de no poder ir a su tumba y llevarle flores. El exilio no se lo permite:
Que otros vayan por mí ahora
que yo no puedo, a ponerte
ahí los claveles
colorados de los Rojas míos, tuyos,
hoy
trece doloroso de tu martirio (1977: 173)
Al releer ambos poemas de nuestro poeta, no pude dejar de pensar en los millones de venezolanos que no han podido ir a dejar rosas a las tumbas de sus padres o madres, o ir a abrazarlos, los millones que sufren un exilio que más se asemeja a un éxodo bíblico. La campaña de la líder Corina Machado recorriendo Venezuela tuvo como una de sus ideas fuerza la del anhelado reencuentro de los hijos con sus padres y madres, de los hermanos con sus hermanos, de los venezolanos de afuera y adentro. Si Gonzalo Rojas estuviera vivo, estoy seguro estaría en primera línea solidarizando con esos millones abandonados a la deriva y la intemperie a las que los ha condenado una dictadura siniestra, tal vez la más siniestra de todas las dictaduras de Latinoamérica (tal vez solo Cuba la iguale en eso).
"Todo es tan difícil", dice Rojas en su poema, "todo es tan difícil, la tristeza, el trópico". Uno pensaría que la tristeza no se condice con un trópico que invita al goce de los sentidos, a la fiesta, a la alegría. Quizás es más punzante la tristeza cuando sucede en un paisaje exuberante y vital como el de Venezuela. No logran conciliar el estado de ánimo interior con un exterior jubiloso y luminoso.
La tristeza que embarga a Venezuela, y que debiera embargarnos a todos (particularmente a los chilenos que fueron acogidos ahí en los aciagos días de la dictadura), es inconmensurable. ¿Quién estará viviendo en Turpial A-6B, quién mirará detrás de los vidrios a la calle, desolado, desde donde Rojas miraba en la década del 70? ¿Qué habrá sido de esa mítica editorial Monte Ávila en la que Rojas publicó parte de su poesía, la habrán destruido como lo ha hecho el tirano con todo el tejido cultural e intelectual de Venezuela? Turpial es un pájaro emblemático de esa parte del Caribe, de plumaje negro brillante con un amarillo anaranjado. Su canto es variado y melodioso. Su canto debe ser en estos días triste, porque todo llora en Venezuela, sus gentes, sus mares, sus selvas, sus calles. Venezuela es hoy un llanto que no podemos dejar de oír. Cierro los ojos y estoy en la calle Turpial y veo a Gonzalo Rojas llevando unos claveles rojos, ya no para su madre, sino para todas las madres venezolanas muertas o solas, que no pudieron salir del infierno. Y tú, venezolano o venezolana que lee estas páginas y que viniste a buscar refugio en estas latitudes australes, ¿en qué calle estás, detrás de qué vidrio estás mirando tu propia tristeza y la de tu pueblo? ¿Merced 65, acaso Alameda, tal vez? Dame tu dirección para ir a verte y decirte que no abdiques de tu esperanza y que pienses que un poeta chileno escribió un poema triste en Turpial A-6B, una calle de tu Caracas, pensando que el exilio no tendría fin, ni la tristeza. Y que ahora lo invoco a él, el más libérrimo de todos, porque sé que la libertad regresará, y tú también. Y el turpial volverá a cantar feliz. Y la tristeza tendrá fin.