Lunes, 28 de Abril de 2025

Cambios en el GAM

ChileEl Mercurio, Chile 28 de agosto de 2024

Queda en evidencia la necesidad de una política nacional, coherente y estable.

El directorio del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) solicitó la renuncia de su director ejecutivo, quien había permanecido en el cargo desde 2016. Al parecer, la decisión se debió a los malos resultados financieros, si bien tampoco podría señalarse que dicho centro haya alcanzado logros demasiado extraordinarios en el plano de la cultura. Al menos, no de acuerdo con su envergadura ni con su ubicación o con sus propias aspiraciones, puesto que, como lo dice la corporación, el GAM aspira a "ser el principal centro cultural nacional y referente internacional en el intercambio de artes escénicas y bienes culturales". Pero parece estar lejos por ahora de satisfacer tan elevadas finalidades.
Si los malos resultados financieros y su marginal impacto cultural se deben a su director ejecutivo es algo que no está claro en modo alguno. El centro cultural fue una de las víctimas del estallido de violencia que sufrió Santiago, en especial la zona de la Alameda cercana a Plaza Baquedano y, desde entonces, con el agregado de la forzosa interrupción de actividades que significó la pandemia, no parece haber sido el principal centro de la cultura en Chile. Si bien el comunicado no explica las razones de la salida del director y solo se refiere a un acuerdo mutuo con su directorio, un cuestionado manejo financiero ha aparecido como la explicación más evidente. Esto, al tiempo que ha vuelto a instalarse la discusión por los retrasos en la construcción de una sala de 1.800 butacas.
En efecto, el año 2014, al iniciarse el segundo gobierno de Michelle Bachelet, la propia presidenta anunció un ambicioso proyecto de construcción de un teatro que casi duplicaría la superficie del GAM y que estaría concluido en 2017. Pero las huelgas de los trabajadores de la constructora española que se adjudicó las obras, por 41 mil millones de pesos, fueron retrasando el plan y finalmente, en 2018, se suspendió la tarea y quebró la empresa constructora. Desde entonces se ha anunciado sucesivamente su terminación para el 2021, para el 2027 y para el 2028, con un gasto adicional de 72 mil millones de pesos. El déficit de la corporación, recién descubierto por una auditoría, asciende a 580 millones de pesos y habría sido el desencadenante final de la remoción del director ejecutivo.
La gestión cultural durante este gobierno ha sido polémica. Desde el nombramiento de la primera ministra, Julieta Brodsky, reemplazada por Jaime de Aguirre y luego por la actriz Carolina Arredondo, la sucesión de personas no ha permitido desplegar una política cultural clara y estable. El GAM ha tenido un presidente de directorio diferente en cada etapa ministerial. Luego de los primeros años de defectuosa gestión en este campo, el Presidente Boric anunció en su cuenta anual que se reanudaría la obra de expansión del centro cultural. Pero a poco andar se descubrió el déficit, un hecho inaudito, y para mayor sorpresa se intentó atribuir por algunos a la pandemia. Estos hechos han provocado críticas al sistema de gobierno de la corporación, en particular a que el directorio, aparte de su presidente, esté conformado por los representantes de instituciones y organizaciones culturales que dependen de la generosidad del mismo ministerio. Quizá esto podría explicar la dificultad para darse cuenta de un déficit tan significativo, que apuntaba a deficiencias en la administración del centro cultural.
La gestión de cultura no es algo sencillo, por múltiples dificultades que en último término guardan relación con una apreciación del arte que se basa en criterios muy difíciles de definir. Más aún, debiera existir una política nacional para evitar duplicidades. La Universidad de Chile en 2014 anunció la construcción de un nuevo teatro en Vicuña Mackenna 20, con el fin de albergar a la Orquesta Sinfónica de Chile y el Ballet, con dos salas de 650 y 300 personas. Luego, en 2017, en las mismas fechas que el GAM se enfrentaba a serias dificultades con su ampliación, se revisó la idea y se decidió adquirir el Teatro Baquedano y crear una sala de conciertos para 1.000 espectadores, que debía inaugurarse el 2021. Ninguno de los dos teatros anunciados existe, lo que subraya la importancia de contar con una política nacional, coherente y estable, que permita las actividades culturales que se cultivan en Chile.
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