Martes, 06 de Mayo de 2025

El tenis llora a Luis Ayala, la primera gran estrella del cielo nacional

ChileEl Mercurio, Chile 5 de septiembre de 2024

Oficialmente fue quinto del mundo, pero llegó a ser considerado el mejor tenista sobre arcilla del circuito. Dos veces finalista de Roland Garros, ganó 68 títulos como jugador, y como capitán de Copa Davis llevó a Chile a la final en 1976. "Era un genio", describe Leyla Musalem, pupila suya a comienzos de los 80.

"Es una noticia muy triste", dice al teléfono Hans Gildemeister, ex número uno de Chile. Se refiere a la muerte de Luis Ayala, la primera gran estrella del tenis chileno, con un currículo casi imposible de reseñar, y que falleció este miércoles, a los 91 años, en Houston, la ciudad que eligió para vivir el último período de su vida.
El "Biónico" debutó en el equipo de Copa Davis bajo la batuta de Ayala, que llevó al equipo a la final de 1976, contra Italia, el hito más grande del país en la competencia por equipos.
"Tengo muy buenos recuerdos de 'Lucho'. Me invitó al equipo en la serie contra Suecia en 1975 y me fui incorporando hasta debutar en 1977. Me ayudó muchísimo, le gustaba entrenar mucho, tenía la escuela australiana y fue clave en mi crecimiento", admite Gildemeister.
"Tenía una personalidad fuerte como capitán, imponía su autoridad y nosotros se la reconocíamos, porque había sido un excelente jugador y llevaba muchos años enseñando tenis. Siempre contribuyó de buena manera al equipo", rememora Jaime Fillol, número uno de Chile en la serie ante los peninsulares.
Pero su hito en la Copa Davis es apenas uno de los tantos que logró en su vida. Su propio recuento reconoce 68 títulos (46 en el circuito principal de singles ), incluyendo el Abierto de Roma, dos finales de Roland Garros, un título en dobles mixtos en París y el quinto lugar del ranking mundial en 1959, en una época en que el escalafón lo definían los expertos. Pero también fue considerado el mejor tenista del planeta sobre arcilla y el reflejo de ello fue que haya sido considerado primer cabeza de serie en el Abierto Francés de 1959.
"Siempre destacan lo que hizo el 'Chino' Ríos y no a mí, que alcancé a ser dos semanas el número uno, hasta que perdí en Roland Garros y me bajaron", contó en una entrevista con "El Mercurio" en 2017, cuando se le hizo un homenaje en Texas por parte del gobierno chileno, en una época en la que ya había decidido no viajar más, agotado por los traslados y preocupado por la salud de su esposa, María Tort, que comenzaba a notar los primeros síntomas del Alzheimer.
"Chile no lo vio jugar mucho, porque en su tiempo no se hacían grandes torneos en Chile y la Copa Davis se jugaba casi siempre en Europa, pero sus resultados hablan por sí solos: para mí, es quien tiene el mejor palmarés en el tenis chileno masculino, solo superado por Anita Lizana, que ganó un Grand Slam. 'Lucho' estuvo muy cerca", cuenta Fillol.
"Cuando era juvenil me tocó muchas veces jugar con él. Era un gran orgullo para mí y para toda la generación poder enfrentarlo. Una motivación muy grande", añade el extenista, quien reconoce que su último encuentro con él fue cuando lideraba el ATP de Viña del Mar, hace más de una década.
"No lo vi más desde entonces; siempre lo invitábamos, pero entiendo que dejó de venir a Chile. ¿Qué será de 'Marita' ahora? Espero que alguno de sus hijos la esté cuidando...", reflexiona Fillol.
Cambió al tenis
Fue Ayala quien logró convertir al tenis en un deporte popular en Chile, junto a los hitos de Anita Lizana, en una época en la que el fútbol, el básquetbol y el boxeo se llevaban buena parte de las coberturas en los medios.
En 1961, tentado por buena parte de los tenistas de la época, se volvió profesional y abandonó el circuito principal reservado a los aficionados ("quizás habría ganado Roland Garros si no lo hacía. Me arrepiento porque tampoco gané más", confesó en su momento), pero alcanzó a regresar en 1968, cuando se creó la Era Open que volvió a admitir a los tenistas profesionales.
"Era muy talentoso, por lo que lo pude ver. Tenía una gran derecha y un revés con slice muy rápido, que hacía que jugara muy bien en todas las canchas", relata a su vez Gildemeister.
Su huella se extendió aún más allá. Se radicó un tiempo en Florida (EE.UU.), también estuvo en Puerto Rico, hasta que encontró su lugar en el mundo en Houston, donde lideró una academia hasta el final de sus días. "Hasta le hizo clases en su casa a George Bush padre en Texas", cuenta Sergio Elías, presidente de la Federación de Tenis de Chile, amigo de Ayala desde la época que dirigía a su esposa, Leyla Musalem, a comienzos de los 80.
"Era lo mejor de lo mejor", cuenta ella. "Como persona, como profesor, como ser humano. Lamento mucho que no terminara sus días en el país, quizás es el pago de Chile, pero merecía todo", añade.
Efectivamente, instaló un club de tenis en La Reina, pero no logró mayor éxito, por lo que luego de un lustro en el país, decidió tomar sus maletas y volver a Estados Unidos.
"Ya estaba retirada, tenía 34 años, y viajaba con tenistas más jóvenes a los torneos y me di cuenta de que todavía podía jugar y le pregunté a 'Lucho' si creía que podía volver y confió en mí: para empezar, me cambió mi raqueta de madera a grafito. Mejoró mucho mi juego, todavía recuerdo muchos tips que me dio, pero sobre todo me daba tranquilidad. Y volví a ser la número uno de Chile y jugué hasta los 37...", rememora Musalem.
Además, todos destacan sus valores humanos, que trascendieron el rectángulo de juego.
"Era un genio en el tenis, pero fuera de la cancha era muy cariñoso, muy humano. Pese a que había sido tremendo jugador, me tenía mucho respeto y cultivamos una gran amistad con él y su señora, María (Tort), que también fue una gran tenista", dice Musalem.
Jaime Fillol se suma a los elogios y a los recuerdos con quien marcó una época en el deporte chileno.
"Lo echaremos mucho de menos; lo conocí a él, a Martita, siempre tuvo muy buena voluntad, era agradable conversar con él. Me acuerdo que, cuando vivió en Florida, compartí mucho con él cuando estudiaba y trabajaba en Miami, también cuando iba a jugar torneos a Puerto Rico mientras vivió allí. Tengo muy buenos recuerdos suyos", admite.
"Este año fui a Roma y pude ver la foto de Marcelo Ríos y de Luis en el pasillo de la cancha central, en un homenaje a los campeones. Fue un grande del tenis", cierra.
Una estrella, la primera, que no se apaga.
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