Miércoles, 18 de Septiembre de 2024

La aventura africana que viene

ChileEl Mercurio, Chile 15 de septiembre de 2024

Recorrer a pie la sabana africana y aproximarse a animales potencialmente peligrosos, como leones, elefantes, búfalos, rinocerontes y leopardos, es una de las experiencias más apasionantes que pueden vivirse en este continente. El expiloto comercial y empresario turístico Juan Pablo Bonilla lleva más de una década recorriendo distintos rincones con este objetivo, y aquí cuenta en primera persona cómo lo hace. Por Sebastián Montalva Wainer .

"H acer un safari a pie en África es como volver a lo primitivo. Una aventura que ya no se puede vivir en casi ningún otro lugar del mundo y que, para mí, ha sido una de las grandes experiencias de mi vida.
"Son escenas y sensaciones que jamás se han borrado de mi cabeza y que todavía las recuerdo nítidamente. Una de ellas ocurrió hace un tiempo, caminando por el delta del Okavango , en Botsuana. Estábamos acampando con mi señora y unos guías africanos en medio de la sabana, y ya el primer día del viaje habíamos tenido un encuentro impresionante: mientras estábamos sentados junto a un matorral, de repente apareció un elefante, a unos cinco metros de distancia de nosotros.
"Fue impactante ver esta mole tan cerca, abriendo sus orejas y levantando su cabeza. El corazón se nos quedó atravesado en la garganta.
"Pero a la mañana siguiente los encuentros siguieron: me acuerdo de que despertamos temprano, después de calentar un café en el fuego del campamento, salimos a caminar y nos pusimos a buscar huellas. Muy pronto encontramos unas de un león, y las empezamos a seguir lentamente, avanzando por la arena del lecho de un río.
"Cada ciertos tramos perdíamos las huellas, pero luego volvían a aparecer. En eso estábamos, buscando en medio de los matorrales, junto a un montículo de termitas, cuando de pronto vi pasar como una mancha frente a mí. Entonces nos acercamos sigilosamente y pudimos verlos: era un grupo de leones, a solo metros de nosotros, descansando tranquilos en medio de la sabana. Fue algo increíble y una sensación inexplicable. Allí estábamos nosotros, en la más absoluta tranquilidad, tanto nosotros como los leones. Era un sueño cumplido".
"Desde que tengo uso de razón he sentido una pasión tremenda por la naturaleza y la vida salvaje de África. Es difícil de explicar, pero recuerdo que cuando tenía unos 13 o 14 años mi papá me preguntó si tenía pensado lo que quería estudiar a futuro, y yo le dije de inmediato: 'Quiero estudiar biología, especializarme en ecología e irme a África para trabajar con animales'.
"Era una época distinta -esto fue hace unos veinte años; hoy tengo 45- y al final no lo hice: terminé siendo piloto comercial, algo que también me apasionaba, y en paralelo estudié para ser técnico agrícola y ganadero.
"Sin embargo, el tema de ir a África siempre estuvo rondando en mi cabeza. Un sueño que finalmente pude cumplir hace unos 12 años, cuando fui por primera vez, como turista, a Kenia, justo después de retirarme de la compañía aérea donde trabajaba.
"La sensación todavía la tengo nítida: apenas aterricé en el aeropuerto de Nairobi y llegué a la ciudad fue un golpe emocional, como un cajón que se abría repentinamente después de haber estado cerrado con llave por años. Fue algo instantáneo, que cambió los paradigmas de mi vida. Tan bien me sentí que incluso llegué a plantearme que debería haber nacido allá.
"Aquella primera vez en Kenia hice lo clásico: me fui de safari a la Reserva Masai Mara , y luego al Serengueti y el Ngorongoro , en Tanzania. La experiencia fue asombrosa, pero en ese momento no logré dimensionarla completamente: cuando vas a un safari por primera vez, todo te parece impresionante.
"En los últimos años, sitios como el Masai Mara se han convertido, lamentablemente, en paradigmas del turismo masivo. Muchos parques están saturados de gente: he llegado a ver hasta 40 o 50 autos pegados uno al lado de otro para observar a los animales cruzando ríos durante la Gran Migración, y otros tocándose la bocina entre ellas para poder ver a un leopardo con sus crías entre los árboles. Por eso, todos los consecutivos que hice a partir de 2009 me permitieron irme dando cuenta hacia dónde quería enfocarme. Y así fue como fundé, en 2016, mi propia empresa de viajes personalizados, Into Africa ( www.intoafrica.cl ), con la idea de estar cada vez más cerca de este continente y compartir con otras personas lo mismo que yo había sentido allá.
"Para mí, la conexión y aproximación a la naturaleza es un concepto casi místico. Necesitas tener cierta privacidad, silencio y soledad para que esta pueda expresarse y uno logre conectarse de verdad con ese lugar y su ecología.
"Eso es justamente lo que he estado buscando en cada uno de mis viajes, que he hecho casi ininterrumpidamente desde entonces y hasta ahora".
"Aunque todavía es algo incipiente, los safaris a pie es hacia donde irá el futuro de este tipo de viajes en África. Hoy sigue siendo algo poco común a nivel turístico, pero sí existen ciertos programas en que, además de los safaris tradicionales en lodges y vehículos, se agregan una o dos noches más para recorrer a pie, durmiendo en carpas y en contacto con la fauna silvestre.
"Yo creo que es justamente en esas experiencias cuando la naturaleza te invade, te traspasa, y eso es algo cada vez más valorado. Muchas personas que ya han hecho los viajes típicos están buscando cosas nuevas, y además está el problema de la sustentabilidad y la crisis ecológica: las personas están buscando conectarse de manera más íntima con la naturaleza, y si a eso uno le suma que cada vez hay menos espacios naturales, y que muchas especies animales se están extinguiendo -una situación que es crítica en África-, convierte a los safaris a pie en una alternativa perfecta para lograr esta conexión más directa con la fauna.
"Y este vínculo es posible lograrlo aunque uno lo haga en lugares muy turísticos, como el mismo Masái Mara, en Kenia. Lo importante es saber bien dónde hacerlo y, por supuesto, ir con guías realmente conocedores.
"Yo he tenido la suerte de hacer alrededor de 20 safaris a pie con guías y amigos locales, en distintos países de África. Uno de ellos es el guía y fotógrafo keniata Alex Walker, que para mí ha sido como mi mentor: él me enseñó la forma de aproximarse a la naturaleza desde el punto de vista de la naturaleza.
"Recuerdo que una vez estábamos en el cruce del río Mara , durante la Gran Migración, entre agosto y octubre, y de repente empezó a generarse como una tensión entre los ñus, y a acercarse más gente.
"Nosotros estábamos lejos, a unos 50 o 60 metros de distancia, pero Alex me dijo: 'Aquí no va a ocurrir el cruce'. Y eso era algo que sabía por su experiencia de años en la zona. Así que nos fuimos hacia otro sitio donde no había nadie y nos quedamos solos, debajo de una acacia. Estuvimos allí como dos horas hasta que de repente vimos llegar uno, dos, cinco, veinte ñus, que se empezaron a juntar en el río. Entonces Álex me dijo: 'Aquí va a ser', y fue realmente así: de pronto aparecieron cientos de animales y se gatilló el cruce, uno de los más maravillosos que he visto en mi vida.
"En todos estos años he podido hacer distintos cursos sobre comportamiento animal y también sobre aproximación a animales potencialmente peligrosos. Uno de ellos fue un curso de guía de safaris a pie en la Reserva Makuleke , dentro del Parque Kruger de Sudáfrica, que duró dos meses y medio. En ellos te enseñan lo necesario para poder conducir safaris y tener observaciones de animales de forma segura tanto para ellos como para ti y las personas que van contigo. También incluye técnicas de manejo de armas, pero esto no significa que ya puedas guiar en Sudáfrica y portar un rifle; hay todo un tema legal detrás: son años de experiencia y certificaciones y otros cursos que se deben cumplir. Los guías de safaris a pie son tremendamente especializados y por lo general solo se dedican a eso: no andan llevando gente en safaris tradicionales en auto.
"Hace poco tiempo también hice otro curso con una academia llamada The Tracker Academy. Sus fundadores fueron pioneros en el tema de la habituación del leopardo a las actividades turísticas en la Reserva Londolozi de Sudáfrica, y ahora tienen un programa que busca rescatar la práctica ancestral del rastreo de animales de los aborígenes africanos, que se estaba perdiendo.
"Esa vez también fueron dos meses intensos donde aprendí de huellas y signos de una cantidad enorme de animales. Esto es clave, porque si tú quieres rastrear a un león, no basta solo con encontrar las huellas frescas o analizar la dirección del viento para saber desde dónde se aproximan, sino que además debes conocer a los otros animales, ya que hay una interrelación de especies. Por ejemplo, si ves que sobre la huella de un león hay una pisada de un pájaro, debes saber qué tipo de ave es. Puede que sea un pájaro de hábitos crepusculares o que solo es activo al amanecer, entonces así sabrás a qué hora pasó el león por allí.
"En definitiva, esto es una ciencia que te enseña cómo actuar en la naturaleza con un objetivo específico, que es rastrear a un animal, y una vez que encuentras la huella, te comprometes a hallarlo. Pero para eso primero debes entender su comportamiento, porque ellos también te están observando a ti: justamente, es ese diálogo lo que genera esta pasión del safari a pie".
"Los safaris a pie pueden dividirse en tres formatos. Primero están los llamados 'nature walks' , que son más bien una caminata de observación del entorno y la ecología del lugar, que se realiza cerca de un lodge o campamento. Pero no es un safari a pie propiamente tal.
"Luego están las que podríamos llamar 'travesías a pie', que pueden ser de tres o cuatro días caminando dentro de reservas y alojando en carpas, para terminar en un lodge más equipado. En este tipo de viajes caminas unas cuatro o cinco horas, y vas observando lo que aparezca alrededor, y quizás te vas a acercar un poco a los animales si tienes un punto seguro desde el cual observar, pero nada muy técnico. Aquí también hay opciones más económicas, donde tú mismo debes llevar tu carpa y comida. La oferta es amplia y variada.
"El tercer formato es como la Fórmula 1 de los safaris a pie: la idea aquí es rastrear y aproximarse a animales potencialmente peligrosos, principalmente los llamados 'cinco grandes' de África: león, elefante, búfalo, rinoceronte y leopardo.
"Para eso, diría que hay dos destinos especialmente recomendables: uno es Sudáfrica , porque ofrecen buena oportunidades y fueron pioneros en el proceso de habituación de estos animales para la observación a pie o en vehículo. Y el segundo es Botsuana : en el delta del Okavango hay gente muy especializada en el tema y además la cantidad de fauna y los atardeceres son los más maravillosos que he visto.
"¿Es peligroso este tipo de viajes? La respuesta depende de varios factores, pero de todas maneras sí tiene más riesgo que un safari en auto: los animales te observan en un contexto, que es el vehículo, pero si sales de él, la situación cambia.
"Hay un país que es renombrado por el tema de los safaris a pie que es Zimbabue. En el parque Mana Pools , que está en el norte, a orillas del río Zambezi, no está prohibido bajarse de los autos, pero hace unos años yo estaba allá cuando un elefante mató a una señora que había salido del vehículo para mirarlo y sacarle una foto. Claramente, ella no tenía los conocimientos suficientes sobre comportamiento animal y cómo realizar una aproximación segura.
"Pero si uno hace esta actividad con guías calificados, es extremadamente seguro: el trabajo que se hace en terreno es científico y se basa en el comportamiento animal, ecológico, social e incluso sexual de las especies. Aborda todos los aspectos para que uno sepa cómo desenvolverse y disminuir los riesgos al mínimo.
"Y para los guías depende mucho de qué tipo de viajeros lleven: si van con personas que al primer día se dan cuenta de que tienen miedo o que no saben cómo van a reaccionar, no los van a llevar a cinco metros de distancia de un león o elefante, sino mucho más lejos. Así, todos van a estar en su zona de confort, tantos los pasajeros como los animales.
"Finalmente, en este tipo de viajes la idea es volver a los orígenes y que no haya barreras. Que sepas cómo interactuar con la naturaleza y dialogar con los animales sin tener que decir una palabra. Para quien le gusta este tipo de experiencias, es algo absolutamente apasionante".
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