Diario íntimo de Lulú Petite

Lulú Petite



EL GRÁFICO







El profesor Jirafales



Querido diario: Rubén es un profesor muy alto y de bigote. Ya peina canas y, desde hace algún tiempo, tiene el cargo de subdirector en una escuela secundaria grande, con muchos maestros y miles de alumnos.



Hace años, cuando era más joven, por su tamaño, profesión y bigotito, le pusieron "El Jirafales", pero el apodo se fue perdiendo con el paso del tiempo y sólo quienes lo conocen desde hace mucho, saben que así le decían.



Nos vimos hace unos días. Es gracioso y dicharachero. Dice que toda su vida ha sido maestro. Ya está medio viejito, pero es de un cachondo y juguetón que te vuelves loca. Sabe ponerte en ambiente, no es de los que apenas entras a la habitación y se avienta como lobo sobre oveja. Con él es poco a poquito. Primero charla, te cuenta sus historias, te pone de buenas y ya después, se va acercando, poniéndose juguetón.



Puso su mano en mi pierna y con una mirada casi amorosa, me dijo que tenía una sonrisa hermosa. Después empezó a susurrar cosas bonitas al oído hasta acabar comiéndose mi boca. Entre besos supo desnudarme, me llevó a la cama.



Se sentó en el borde con su miembro erecto. Me puse de rodillas y, después de ponerle un condón, comencé a lamer su tronco. Acaricié sus bolas cuando me metí su miembro en la boca y comencé a chupársela con entusiasmo. Él gemía y rogaba que no parara.



Su pene palpitaba en mi boca, el hombre estaba excitadísimo, acariciándome el cabello y mirándome a los ojos mientras me comía su sexo. Le lamía la puntita en círculos y luego me la metía hasta la garganta, con mucha saliva.



Me pidió que siguiéramos en la cama. Seguí chupándosela, pero me dijo que pusiera mi sexo en su cara. Quería que hiciéramos un sesenta y nueve. Primero me comenzó a lamer la vulva y, cuando la tuve mojada, metió dos dedos y jugó un poco con ellos dentro, antes de volver a llevar su boca a mis labios. Lo hacía bien. Jugaba con sus dedos mientras su lengua me hacía estragos.



No tardé en venirme y sentí también cuando él, entre gemidos, disparó su carga en el condón. Seguimos jugueteando en la cama y acariciándonos desnudos un rato, después regresó a su charla y a sus historias de escuela.



Me contó que hace unos días hubo consejo técnico. Ese en el que una vez al mes se reúnen todos los profes de la escuela para ponerse de acuerdo.



Dice que eso, en su secundaria es todo un show, porque más allá de lo educativo, en su escuela hay dos bandos, uno que jala con el SNTE y otro con la CNTE. No se pelean, pero discuten.



Ese día todos estaban hablando al mismo tiempo y era un desmadre incontrolable, con una discusión sobre ningún tema que hacía imposible comenzar la sesión de consejo, entonces la Directora le dijo: "Rubén, por favor, pon orden".



Y él, sin pensarlo dos veces, se levantó de su lugar y gritó, pero a todo pulmón: "TA, TA, TA, TA, TAAAAA".



Y pues todos se rieron, pero se callaron, así que sirvió. Desde día volvió a ser "Jirafales".



Hasta el martes, Lulú Petite