Si de acuerdos se trata...

Se han cumplido 86 años desde que el 30 de septiembre de 1938 los jerarcas de Italia y Alemania, Francia y Reino Unido, suscribieran en Múnich un acuerdo que aprobaba la incorporación a territorio alemán de la región de los Sudetes, perteneciente a Checoslovaquia, cuyos representantes no participaron en el pacto. Se sostuvo que la mayoría de los habitantes de esa región eran de habla germánica y que así se evitaba un conflicto armado desatado por el expansionismo proclamado por el Tercer Reich de Hitler. Transformados en alemanes, se les aplicó el rigor de su ordenamiento, luego extendido a todo el país, haciendo de Checoslovaquia un títere del protectorado alemán.
La historia contemporánea señala que los acuerdos muniqueses solo fueron posibles por la increíble confianza de los personeros ingleses y franceses, que creyeron se trataba de limitadas aspiraciones, en las que el discutido expansionismo alemán no eran más que rectificaciones al Tratado de Versalles, y confiaban que, si se les concedían pacíficamente, la paz europea no sería afectada. El error de tales apreciaciones solo se enmendó años más tarde y por parcialidades, soportando de por medio dolorosos episodios protagonizados por la Unión Soviética. De los acuerdos de Múnich nunca más se supo.
Repasar estos hechos confirma que los pactos políticos, sean nacionales o internacionales, deben escribirse con buena letra y firmarse con tinta indeleble.