Domingo, 20 de Octubre de 2024

La figura presidencial

ChileEl Mercurio, Chile 20 de octubre de 2024

El gobernante ofreció el viernes uno de los puntos más bajos de todo su período.

Durante dos siglos, la figura del Presidente de la República ha ocupado un lugar central en nuestra institucionalidad y en nuestra concepción del Estado. Quien desempeña la más alta magistratura no solo ejerce las importantes funciones que le asigna el ordenamiento, sino que está llamado a encarnar la unidad nacional y los intereses más permanentes del país. Por eso, la figura presidencial debe ser respetada, con independencia de la persona que ocupe el cargo o del juicio que se tenga de su gestión. Pero ello a la vez impone enormes responsabilidades sobre el que ejerce estas tareas. Una es procurar que sus actuaciones sean acordes con la dignidad de su investidura. Por lo mismo, resulta inquietante la conferencia de prensa dada el viernes por el Presidente Boric para explicar su proceder frente a la denuncia que enfrenta el exsubsecretario Monsalve.
Nervioso y hasta molestándose con su jefa de comunicaciones, el mandatario respondió durante 50 minutos las preguntas de los periodistas. Fue este un ejercicio de transparencia, pero, lamentablemente, lo que se transparentó fue la inmensa confusión que parece imperar en el Gobierno. Desde luego, el jefe de Estado dejó sin aclarar la pregunta central y origen de los cuestionamientos: por qué demoró 48 horas en pedir la renuncia de Monsalve. A estas alturas todo indicaría que, al conocer la denuncia y por algún motivo difícil de entender, el mandatario y su ministra del Interior no advirtieron la inmensa gravedad de la situación. Pero si ello fue así, sería ya tiempo de admitir ese error, en vez de seguir hipotecando la credibilidad presidencial con explicaciones sin sustento.
Lo paradójico es que el viernes Boric sí entregó otros antecedentes, algunos muy relevantes, pero también sin aquilatar su gravedad. Tal fue el caso de su revelación respecto de que el mismo martes Monsalve le había contado que ya había visto las cámaras del hotel donde habrían ocurrido los hechos. Son muchas las implicancias de aquello, al punto que posteriormente la ministra Vallejo debió salir a dar explicaciones jurídicas respecto de lo obrado por el mandatario. Y precisamente por eso alarma la falta de conciencia que mostró el Presidente respecto del alcance de lo que estaba revelando y que lo colocaba a él mismo en una delicada situación. Al parecer, las preguntas que de inmediato se instalaron en la opinión pública -¿cómo pudo Monsalve hacer uso de su autoridad sobre la policía para fines personales?, ¿no incurrió al hacerlo en conductas delictivas?- no fueron tema de preocupación para él, ni el día martes ni el viernes, previo a la conferencia, la cual -es de suponer- habrá demandado alguna preparación de su parte. Así, sin poder dar respuestas satisfactorias, ofuscado a ratos y dejando en evidencia gruesos errores de juicio, Boric hizo de su intervención uno de los puntos más bajos de todo su período al frente del Gobierno.
Tratándose de la más alta autoridad del Estado, la prudencia debe prevalecer en cualquier evaluación. Pero esa prudencia y el cuidado hacia la institución presidencial han de partir por quien desempeña tan altas funciones. El errático episodio del viernes impone preguntarse si el jefe de Estado lo entiende también así.
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