Viernes, 16 de Mayo de 2025

Un poder transformador

ColombiaEl Tiempo, Colombia 1 de noviembre de 2024

Lina Jara Romero
La diversidad e inclusión son una necesidad imperativa para el mundo empresarial, no solo porque impulsan el crecimiento, aceleran la innovación y traen consigo equipos de trabajo con sentido de pertenencia, sino también porque son pilares fundamentales en la construcción de una cultura organizacional que aporte al éxito

Lina Jara Romero
La diversidad e inclusión son una necesidad imperativa para el mundo empresarial, no solo porque impulsan el crecimiento, aceleran la innovación y traen consigo equipos de trabajo con sentido de pertenencia, sino también porque son pilares fundamentales en la construcción de una cultura organizacional que aporte al éxito. Estos dos conceptos, estrechamente relacionados, son parte de una dinámica actual más globalizada, que, de un tiempo para acá, se ha concentrado en el talento humano "como debe ser" y en sus diversas realidades. Hablando de diversidad desde el ámbito empresarial, nos referimos a personas con diferentes edades, origen étnico, religión, género, experiencia cognitiva, entre otros aspectos. Por otro lado, tenemos la inclusión, que es el conjunto de prácticas que una compañía lleva a cabo para que sus colaboradores se sientan valorados, libres, respetados y con igualdad de oportunidades. De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Andi sobre Equidad, Diversidad e Inclusión, el 63,6% de las empresas en Colombia que participaron, ya cuentan con este tipo de políticas sociales y con presupuestos destinados específicamente para esto. Sin embargo, es claro que la problemática sigue existiendo, ya que muchas organizaciones nacionales que afirman encaminarse hacia estos compromisos no los han materializado en acciones tangibles o cambios contundentes en su narrativa. En adición, no debemos dejar de lado el histórico protagonismo de los hombres en el mercado laboral, lo que conocemos como la brecha de género, una barrera estructural, que aún con importantes avances, continúa evidenciando la falsa creencia de que las mujeres no tienen el carácter para manejar las organizaciones o no están a la par de los hombres en el espectro laboral. En los últimos tiempos se ha demostrado que el éxito en la buena dirección no se define por géneros sino por competencias y habilidades como la inteligencia emocional, el pensamiento estratégico, la capacidad de adaptación y el manejo de la adversidad. Partiendo de lo anterior y sumando todas las aristas, es necesario construir espacios de trabajo seguros y justos para todos. Ya no se trata de un tema que hay que hacer desde la superficie; es una cuestión de responsabilidad social que conlleva tiempo, inversión y preparación. Hay que transformar a las empresas para que apoyen las individualidades y las nuevas perspectivas que tienen como resultado el florecimiento del talento y la creatividad, herramientas clave en tiempos desafiantes. Pero entonces, ¿cómo empezar? La respuesta es sencilla: desde los líderes, quienes son fundamentales para generar concientización y un cambio integral que permita eliminar cualquier forma de discriminación. Los invito a celebrar las diferencias, a crecer desde las capacidades de cada uno y a recibir los aportes individuales desde distintas miradas, para lograr un enfoque más innovador y desarrollar una estrategia que fortalezca la posición competitiva de las compañías colombianas en el mercado global.
Directora de Gestión Humana en Juan Valdez.
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