"Era un sueño que tarde o temprano en mi carrera lo quería cumplir", confesó sobre el arribo al aurinegr y admitió la "carga emocional" de disputar la Copa Libertadores.
La victoria ante River Plate no solo le dio tres puntos muy importantes a Peñarol, también la oportunidad de que Diego Aguirre le diera al plantel una jornada de día libre.
Desayunar, estar tranquilo en la casa, tomar unos mates y mirar la Champions League parece ser el plan perfecto para Jaime Báez que antes de todo eso cumplió una tarea muy importante en su nuevo rol: llevar a su hijo a vacunarse.
Noah nació el pasado 23 de abril cuando el delantero todavía no tenía definido su futuro. Quedarse en Italia o venir a Uruguay era la principal incógnita, pero hubo un llamado que lo terminó convenciendo y fue el de Diego Aguirre.
Armó las valijas y el viaje hacia Montevideo que tal vez en algún momento era de dos, ahora era de tres. El 31 de julio fue presentado en Peñarol para cumplir un sueño y escribir un capítulo más de esos seis meses que le cambiaron la vida de muchas maneras, pero de los que no duda: "Era un cambio que tenía que hacer". En épocas de redes sociales, la importancia de dichos acontecimientos se aprecian en su cuenta de Instagram donde tanto su presentación en el aurinegro como una de las primeras fotos de su hijo está fijada, como para que no se muevan de su objetivo.
De ser padre, de Diego Aguirre, de la carga emocional que implicó la Copa Libertadores, de su futuro y hasta de la selección habló Jaime Báez con Ovación.
"Me tiene bobo. Va creciendo y va haciendo cosas nuevas y todo es una novedad", cuenta Báez entre risas sobre el pequeño Noah.
"Trato de estar y ayudar mucho a mi pareja en lo que puedo. Muchas veces nos toca estar separados por concentraciones, entrenamientos o partidos, pero trato de darle una mano en todas las cosas que él hace para no dejarla sola", confiesa el atacante que espera que con el clima lindo de los próximos meses pueda ir más seguido a la cancha, más allá de que asistió a varios encuentros del Campeonato Uruguayo.
Corría el año 2015 y Fiorentina compró su ficha a Juventud de Las Piedras. Tras dos goles en cuatro partidos con el segundo equipo de la Viola, Livorno en 2016 le permitió su debut profesional en Europa.
De ahí en adelante, ocho años de fútbol italiano tanto en Primera como en Segunda División pasando por distintos equipos en los que dejó su sello.
Aunque llegó el momento de renovar el aire. "Era una apuesta que yo hacía conmigo mismo porque todos conocemos lo que es venir a un grande y más que nada Peñarol. Todo el mundo habla, opina y es un arma de doble filo, pero hoy en día te puedo decir que fue una decisión acertada porque me siento muy bien, el equipo respondió de muy buena manera en las competencias y eso ayuda a uno en lo personal. Está bueno y lo estoy disfrutando mucho", sostiene el atacante.
"Quise cambiar un poco la carrera. La opción de quedarme en Italia la tenía, seguramente iba a hacer una carrera en Serie B, intentando llegar a la A, ganar algún otro campeonato, pero era un cambio que tenía que hacer porque hacía muchos años que estaba en la misma", agrega.
La mayoría de los futbolistas que son dirigidos por Diego Aguirre hacen hincapié en la confianza, el positivismo y el estar en cada detalle y Jaime Báez no es la excepción.
"Aproveché la oportunidad de que Diego (Aguirre) me llamó, después el presidente (Ignacio Ruglio) también y que ellos me quieran y apuesten a mí fue uno de los factores más determinantes para venir y que era Peñarol, un sueño que tarde o temprano en mi carrera lo quería cumplir y me tocó el momento de tomar una decisión", subraya.
Báez confiesa que no es la primera vez que tiene contacto con Diego Aguirre y es que la Fiera lo buscó en otras ocasiones pero "por una cosa o por otra casi siempre me agarraba en un momento donde peleaba un campeonato o tenía posibilidad de subir y no se daba". De alguna manera esta vez no fue muy distinto, pero la insistencia del entrenador y la chance de que en esta ocasión sea para vestir la camiseta de Peñarol volcó la balanza a favor del técnico: "Escucharlo y sentir la convicción que tenía él mismo y el club de que se podía hacer algo grande fue muy importante. Además era cumplir un sueño, venir a Uruguay y un conjunto de cosas que me llevaron a decidir venir a Peñarol".
"La personalidad de Aguirre te lleva a creer, a luchar y es uno de los puntos más grandes y también la positividad que tiene, lo que genera en el ambiente cuando habla. Se siente y cuando tenés la cabeza positiva, das el máximo o hasta un poco más y es lo que genera en el jugador", admite Báez.
"Una descarga emocional", así define Jaime Báez el golazo que le hizo a Botafogo para el 1-0 de Peñarol en la vuelta de las semifinales de la Copa Libertadores.
Un repaso rápido permite reconocer que en una semana, Peñarol recibió cinco goles en Brasil, hubo hinchas que quedaron detenidos y el partido de vuelta cambió de escenario quitando la posibilidad al plantel de definir en el Campeón del Siglo. "Hasta el día de hoy, no sé cuánto recuperé de ese partido porque fue una carga importantísima, más allá de lo físico, fue un conjunto de cosas. La Copa Libertadores con Peñarol es algo que uno sueña y pelearla después de tantos años, creo que te da esa parte emocional que no te la dan otros partidos. Es el más grande de todo Uruguay y quieras o no jugás por vos, pero también por tus compañeros, familiares, amigos, hinchas, y esas cosas también llevan a cargar mucha emoción", indica.
"Cuando hay un grupo así tan unido que da pocas pelotas por perdidas que sabe a lo que juega, sabe cuáles son sus puntos débiles y fortalezas, eso es muy importante en el fútbol de hoy y ser consciente de esas cosas llevaron a creer, a confiar y a poder hacer una buena Copa Libertadores. Adentro de la cancha sentíamos que ninguno podía pasarnos por arriba fácilmente, que iban a tener que sudar mucho para hacerlo y fue así en toda la Copa y el partido con Botafogo nos dolió mucho por eso, fue un error momentáneo, pero la Copa se jugó muy bien", expresa quien tiene contrato con Peñarol hasta junio de 2025 y no piensa más allá del cierre de este Campeonato Uruguayo donde buscará coronarse con el aurinegro.
Su estilo de juego y el estilo que hoy imprime Marcelo Bielsa pueden ser compatibles y Báez admite que "si es un resultado de lo que hago, bienvenido sea". "Siempre dije que uno de los grandes sueños que tengo es jugar en la selección. Uno siempre lo imagina porque es el combustible que tiene para seguir mejorando y así es la vida y el fútbol. Obvio que uno lo quiere y si viene voy a ser el más feliz del mundo, pero no me lo pongo como objetivo".