‘Hay mujeres talentosas que podrían llegar a ser ministras de Hacienda’
Hace 20 años, Ana María Tribin obtuvo el galardón como mejor estudiante universitaria de los Premios Portafolio
Hace 20 años, Ana María Tribin obtuvo el galardón como mejor estudiante universitaria de los Premios Portafolio. Su trayectoria en ese tiempo ha estado marcada por reducir las brechas de género y dignificar el papel de la mujer dentro de los entornos macroeconómicos. Hoy, como economista senior del Banco Mundial, destaca que es fundamental que la perspectiva de género se convierta en un factor determinante en todas las decisiones de política fiscal y monetaria. Desde el premio hasta hoy, ¿qué ha pasado
en su vida profesional? Han pasado 20 años y ha sido un camino profesional lleno de aprendizaje y logros. En ese entonces, recién terminaba mi carrera y entré como economista al Banco de la República a modelos macroeconómicos. Luego decidí hacer mi doctorado en Economía en la Universidad de Brown, una etapa maravillosa donde aprendí y conocí a profesores y colegas brillantes, algunos de los cuales han ganado el Nobel. Durante ese tiempo, también me casé y tuve a mi hija Matilde, lo que hizo de esta época algo muy especial. Tras terminar el doctorado, regresé a Colombia, tuve a mi hijo Salvador y trabajé en el Banco de la República, donde consolidé agendas de investigación sobre género y migración. Durante mi tiempo en Colombia, fui Consejera de Equidad de la Mujer para el Gobierno, y logramos incluir el primer capítulo de género en el Plan Nacional de Desarrollo. Trabajé junto a organizaciones de mujeres en temas de empoderamiento económico y reducción de la violencia de género, lo cual fue profundamente conmovedor y significativo. Empecé a enseñar economía y género en varias universidades, siendo de las primeras en impartir clases en este tema, buscando inspirar a nuevas generaciones. Soy cofundadora de ‘Digna, Trabajo y Género’, un proyecto de investigación y acción para promover la igualdad de género en Colombia basado en evidencia. Luego, me trasladé a Nueva York para trabajar en el PNUD, donde entre varias de mis facetas lideré el equipo de equidad de género para América Latina y el Caribe. Actualmente trabajo en el Banco Mundial como economista senior en el proyecto de Mujeres, Empresa y el Derecho. Analizamos la legislación de 190 países para identificar las barreras que enfrentan las mujeres, y ha sido gratificante diseminar estos hallazgos en Asia, América Latina, Europa y Estados Unidos, trabajando para erradicar estas barreras y asegurar los mismos derechos para todas y todos. ¿Cómo transformar la economía donde se resalte la labor de las mujeres? Para transformar la economía y resaltar el papel de las mujeres, es esencial que comprendamos la importancia de los modelos aspiracionales. Debemos abrir espacios para que las mujeres puedan ocupar roles de liderazgo y participar en la toma de decisiones económicas de alto nivel. Estamos en 2024 y, sorprendentemente, en Colombia no hemos tenido una ministra de Hacienda, a pesar de iniciativas maravillosas como la del Banco de la República, que apoya a hombres y mujeres para que estudien doctorados en las mejores universidades del mundo. No se trata de falta de candidatas; el talento y la preparación están ahí. El reto es dar visibilidad a estas mujeres y brindarles las oportunidades que merecen para ocupar esos puestos clave. Es hora de romper los techos de cristal y permitir que las mujeres preparadas tengan el lugar que les corresponde en la toma de decisiones económicas. ¿Cómo ve la
economía de género? Cuando comencé a trabajar en temas de género en Colombia desde el Banco de la República era un tema muy incipiente. Muchas personas me preguntaban por qué abordaba cuestiones de género desde la economía. Fue interesante porque fue una revolución lenta: a través de la pedagogía, la evidencia y colaboraciones estratégicas, logramos mostrar que la equidad de género no es solo una cuestión de justicia, sino también de eficiencia económica; es lo que llamamos ‘Smart Economics’. En Colombia, las mujeres tienen, en promedio, más educación que los hombres, pero en el mercado laboral seguimos rezagadas. La mitad de las mujeres participa en el mercado laboral, y enfrentamos uno de los índices de desempleo femenino más altos de América Latina. Me siento orgullosa de ver que cada vez hay mayor conciencia sobre la relevancia del tema, pero todavía falta mucho. Es fundamental que la perspectiva de género se convierta en un factor determinante en todas las decisiones de política fiscal y monetaria. Nuestros modelos macroeconómicos deben ser sensibles al género. De lo contrario, estamos modelando una economía en la que las mujeres prácticamente no existen o donde no se reconocen las barreras que enfrentan, como las cargas de cuidado. Para aprovechar plenamente el potencial de la fuerza laboral femenina, necesitamos políticas específicas que aborden estas realidades y promuevan una verdadera inclusión económica. ¿Cómo ha avanzado
su trayectoria? Mi trayectoria ha sido un camino de perseverancia y convicción. Trabajar la economía desde una perspectiva feminista no ha sido fácil; cada logro ha implicado luchar, abrir puertas, enseñar y ser constante. Definiría mi carrera como la de una mujer que se traza metas y trabaja con determinación, sin importar si a veces eso significa ir contra la corriente. Trabajo con pasión y un sentido de propósito, convencida de que mi aporte tiene un valor que puede generar cambios. ¿En qué proyectos
planea concentrarse? Mi objetivo es continuar combinando la investigación y la política pública en temas de igualdad, buscando visibilizar las barreras que enfrentan las mujeres y poblaciones vulnerables.
premio mejor estudiante 2004