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Apuesta por elecciones

ChileEl Mercurio, Chile 12 de noviembre de 2024

Hace meses que el gobierno de coalición en Alemania estaba paralizado por diferencias entre los socios, los partidos Socialdemócrata (SPD), Verdes y Liberal (FDP)

Hace meses que el gobierno de coalición en Alemania estaba paralizado por diferencias entre los socios, los partidos Socialdemócrata (SPD), Verdes y Liberal (FDP). El día que salió elegido Donald Trump, el Canciller Olaf Scholz, quizás por casualidad o porque preveía problemas futuros, determinó destituir al ministro de Finanzas, del FDP, Christian Lindner, quien no aceptaba su propuesta de aumentar el endeudamiento público por sobre el límite constitucional del 0,35 por ciento, para enfrentar el aumento de los precios de la energía y el gasto de la ayuda militar a Kiev. Con su salida, se derrumbó la alianza que se formó en 2021 y que debió cambiar sus objetivos originales con la guerra desatada en Ucrania y el fin del gas barato que llegaba de Rusia.
Tanto para beneficio del país como de los aliados europeos, Alemania necesita formar pronto un gobierno estable que dé esperanzas de una solución a la crisis económica y asegure la continuidad del apoyo occidental a Kiev, en riesgo de disminuir tras el triunfo de Trump. Por años, el país fue el motor del crecimiento de la Unión Europea, y hoy atraviesa la primera recesión de dos años en dos décadas (caída de 0,3 por ciento del PIB en 2023, y del 0,2, estimado para este año), motivada principalmente por el enorme aumento de los precios de la energía y también de las tasas de interés. Pero además la crisis es consecuencia de problemas estructurales, como una infraestructura envejecida, la falta de mano de obra por causas demográficas y los altos costos de las políticas para combatir el cambio climático, que afectan su competitividad internacional.
Esta situación llevó al gobierno de Scholz a proponer medidas para impulsar la economía, especialmente en apoyo a la aproblemada industria automotriz, y para fortalecer la defensa, todo esto financiado con deuda. Lindner no estuvo de acuerdo; propuso en cambio recortar impuestos, rebajar gasto social y reducir las metas medioambientales. Scholz no aceptó y prefirió dejar caer la coalición.
El Canciller lidera por ahora un gobierno de minoría, a la espera de una moción de confianza a votarse en diciembre, que con toda seguridad perderá. Durante este lapso, todavía podría buscar respaldo para aprobar algunas leyes en las que hay consenso, como la ayuda a Ucrania o una ley de inmigración que incorpora normas europeas. Sin embargo, todas las apuestas están en preparar el camino para elegir un nuevo Parlamento. Las encuestas no son favorables a los partidos de la coalición. El SPD marca 17 por ciento, mientras los Verdes, apenas 11 por ciento, pero su líder, Robert Habeck, ya lanzó su candidatura para reemplazar a Scholz. Habeck tuvo una popularidad personal del 70 por ciento, por el manejo de la crisis por el corte del gas ruso. Hoy marca solo 26 por ciento.
Es la Democracia Cristiana, CDU, la que tiene más opciones de ganar los próximos comicios, con el 32 por ciento de las preferencias en los sondeos. Su líder, Friederich Merz, aceptó avanzar en algún acuerdo con Scholz para aprobar leyes pendientes, a cambio de que presente lo antes posible la moción de confianza para adelantar el proceso electoral. Si se da el pronóstico, la incógnita es cuánto apoyo recibirá la ultraderecha de Alternativa para Alemania, AfD, que marca 17 en las encuestas y ha sido un factor de disrupción. El FDP, gestor de la crisis, apenas cuenta con el 3 por ciento y arriesga quedar fuera del Parlamento.
Alemania necesita formar pronto un gobierno estable.
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