"El tiempo que no estuve", los detalles le restan fuerza
Fue parte del Ciclo 8 M, realizado en marzo pasado para la conmemoración del Día de la Mujer, que coprodujeron Cultura Capital y el Teatro Nescafé de las Artes, y en el que "El tiempo que no estuve" tuvo apenas dos funciones y ahora, transcurridos algunos meses, vuelve con una temporada algo más prolongada
Fue parte del Ciclo 8 M, realizado en marzo pasado para la conmemoración del Día de la Mujer, que coprodujeron Cultura Capital y el Teatro Nescafé de las Artes, y en el que "El tiempo que no estuve" tuvo apenas dos funciones y ahora, transcurridos algunos meses, vuelve con una temporada algo más prolongada.
Con dramaturgia de Emilia Noguera y bajo la dirección de Daniela Castillo Toro, esta obra situada en 1996 presenta el conflictivo reencuentro de dos hermanas: la mayor, Nadia (Paloma Moreno), y Laura (María Gracia Omegna), después de diez años, ya que esta última debió cumplir una condena de una década tras ser declarada culpable de la muerte de su pareja, quien ejercía violencia intrafamiliar en su contra. Nadia, quien ahora está separada de su marido y tiene una hija, debió hacerse cargo de la hija de su hermana durante su extensa ausencia.
Tanto Paloma Moreno como María Gracia Omegna han demostrado su talento para la comedia y el drama en sus roles televisivos. Aquí desarrollan con buenos resultados sus interpretaciones desde la emotividad, enfatizando el contacto visual, nunca físico, lo que denota el quiebre de esta relación fraterna. A través del diálogo entre estas dos mujeres se van develando situaciones que callaron y temáticas como la maternidad, los vínculos familiares y cómo eran vistos los casos de abuso hace solo unas décadas en el país.
La escenografía es absolutamente minimalista, correspondiendo a una propuesta de gran simpleza. En el escenario, solo una banca y una pequeña mesa con un teléfono, de los antiguos. A la iluminación se le asigna un papel importante. Los diálogos, que al principio suenan algo forzados, luego se desarrollan con mayor naturalidad.
El paso de una escena a otra es por medio de elementos sonoros de alto volumen, un recurso no del todo adecuado al afectar el tono de intimidad de la pieza, como tampoco lo son los textos que se van proyectando en una pantalla, y que indican lo que está ocurriendo en escena como "hermanas se miran", "suena el teléfono", "suena el timbre" o "silencio".
A "El tiempo que no estuve", de 55 minutos de duración, son esos detalles los que le restan fuerza, al igual que su final un tanto abrupto. La violencia intrafamiliar, sus consecuencias y sus víctimas, no solo las directas, que deja en el camino, daba para algo más potente, pese a las buenas actuaciones con que cuenta este montaje.
Sala La Comedia del Teatro Ictus. Funciones de jueves a sábado, a las 20:00 horas. Hasta el 30 de noviembre.