El gabinete económico de Trump
No son pocos los desafíos económicos que enfrentará el próximo gobierno de los Estados Unidos
No son pocos los desafíos económicos que enfrentará el próximo gobierno de los Estados Unidos. Al escalamiento del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania se agregan las tensiones entre Israel e Irán como fuente de incertidumbre global. El manejo de estas crisis, evitando un impacto sobre la estabilidad de los mercados, será una de las principales tareas del próximo secretario de Estado, cargo que, condicionado a la aprobación del Senado, desempeñará Marco Rubio, actual senador republicano por Florida.
Otro flanco de tensión, esta vez generado por la misma campaña presidencial, es la renovación de las medidas arancelarias que impulsará Trump. Cabe recordar que, durante su primer gobierno, una deliberada fijación de aranceles fue utilizada para desincentivar la importación de productos chinos. Ello explica la caída de la potencia asiática en las importaciones estadounidenses: si su participación superaba el 20% en 2015, en la actualidad ha caído por debajo del 15%. Ahora se espera que, bajo el futuro gobierno, los aranceles se eleven por sobre el 60% en el caso de los productos de origen chino, imponiéndose además una tasa de 20% para los de otros orígenes. De concretarse, esto modificaría los patrones de comercio internacional. Por cierto, no es para nada obvio el beneficio de largo plazo que esto pueda traer para los consumidores estadounidenses.
Lo anterior explica la atención de los mercados frente a la nominación del CEO del grupo financiero Cantor Fitzgerald, Howard Lutnick, como próximo secretario de Comercio. Con una amplia trayectoria en el sector, Lutnick, en su rol de cocoordinador de la campaña, fue un ferviente defensor del plan económico de Trump, centrado en la extensión de las barreras arancelarias para frenar el avance de China y así potenciar la industria manufacturera norteamericana. Sin embargo, los fuertes lazos de Cantor Fitzgerald con Beijing (el grupo participó en la emisión de acciones de empresas chinas en los mercados estadounidenses) aparecen como parte de posibles conflictos de interés del nominado. Por eso se anticipa un fuerte escrutinio durante el período en que el Senado analice la designación y, eventualmente, la apruebe. Con todo, esta misma experiencia y conocimiento de la economía china han sido identificados por algunos como un activo que podría contribuir a que la estructura arancelaria diseñada sea menos perjudicial para los consumidores de lo que se teme.
Respecto del cargo económico más importante de toda administración estadounidense, la Secretaría del Tesoro (símil al ministro de Hacienda), la lista de candidatos parece acotada a tres. En el papel, Kevin Warsh cuenta con las mayores posibilidades, dada su experiencia como miembro del consejo de la Reserva Federal (Fed). Su nombre podría tranquilizar a quienes han planteado que, bajo una segunda administración Trump, la independencia de la Fed podría verse afectada. A Warsh se agregan Marc Rowan, CEO de Apollo, una institución global que opera en la administración de inversiones, y Bill Hagerty, quien sirve como senador por Tennessee y fue embajador en Japón en el primer gobierno del mandatario electo; además, posee vasta trayectoria en el sector financiero. Todos comparten dos características: apoyo irrestricto a la visión expuesta por Trump durante la campaña y experiencia en el sector privado.
Como ocurre respecto de todo ministro, la experiencia y manejo político de quien esté a cargo de las finanzas públicas de los EE.UU. serán importantes, pero en este caso tendrán una relevancia aún superior. La amplia agenda de Trump incluye una reforma tributaria (recortes al impuesto corporativo), nueva regulación para las criptomonedas y una ambiciosa reforma al Estado. Todo, en un contexto de altos niveles de gasto y acumulación de deuda. En esas condiciones, solo un trabajo cuidadoso, marcado por el rigor, podrá evitar un incremento de la incertidumbre. No se debe olvidar que, al menos en parte importante, la demanda del votante estadounidense de un mejor manejo económico, centrado en la clase media, permitió a Donald Trump volver a la Casa Blanca. La nueva administración, y particularmente sus autoridades económicas, serán rápidamente evaluadas en función de los avances en esa dirección.
Con una agenda ambiciosa y en un contexto complejo, solo el rigor y un trabajo cuidadoso podrán evitar el incremento de la incertidumbre.