Una economía para la gente, no para los números
Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|Compatriotas:
Hoy estamos aquí para hablar de lo que realmente importa: la vida de cada uruguayo y uruguaya, porque una economía que olvida a las personas, no sirve
Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|Compatriotas:
Hoy estamos aquí para hablar de lo que realmente importa: la vida de cada uruguayo y uruguaya, porque una economía que olvida a las personas, no sirve.
En los últimos años, se ha mantenido un atraso cambiario que estrangula a quienes producen y exportan, mientras se privilegia a unos pocos sectores que no representan al conjunto del país. El modelo que solo mira los grandes números ha fallado, porque detrás de esas cifras están personas con sueños, familias con necesidades y trabajadores que sienten que no llegan a fin de mes.
La obsesión por controlar la inflación, si bien es importante, se convirtió en un fin en sí mismo. Pero, ¿de qué sirve una inflación baja si el pueblo siente que no mejora su calidad de vida? ¿De qué vale un cuadro macroeconómico "ordenado" cuando el pequeño productor cierra su negocio, cuando los jóvenes pierden la esperanza de un empleo digno, cuando las familias no pueden acceder a una vivienda?
Se olvidaron de que quienes deciden el destino del país no son los números ni las estadísticas, son las personas. No votan los grandes indicadores ni los rankings internacionales, votan quienes están cansados de que los beneficios se concentren en unos pocos mientras las prioridades diarias de la mayoría son ignoradas.
Sí, las obras son importantes. Nadie niega el valor de las infraestructuras, pero de nada sirven si quienes deben disfrutarlas no ven cambios en su realidad cotidiana. No es el hormigón lo que mueve al país, es la gente que lo pisa.
Por esto, nuestra misión debe ser clara: construir una economía que ponga en el centro a las personas. Que fomente la producción nacional, el empleo digno, la educación de calidad y una salud accesible. Una economía que no se mida solo en números, sino en bienestar, en esperanza, en la posibilidad de un futuro mejor para todos.
No permitiremos un gobierno que despilfarre los recursos del Estado; que el FA lo transforme en un club político de izquierda; no permitiremos que la corrupción se instale y tendremos presente tanto las promesas como los compromisos que asumieron en la campaña electoral.
Este es el camino que queremos recorrer. Es el camino de la verdadera transformación, porque ya hemos aprendido la lección: cuando un gobierno olvida a su gente, su derrota es inevitable. Hoy estamos aquí para no cometer ese mismo error.
Sigamos construyendo, pero esta vez, con el corazón y la mirada puesta en quienes hacen a este país grande: ustedes.