Lenny Kravitz volvió con potente show y un desfile de éxitos
El músico estadounidense repletó anoche el Movistar Arena con ráfagas de rock y soul, en un viaje musical, donde encarna a la figura atemporal en que se ha transformado.
Lenny Kravitz salió anoche al escenario decidido a ganar, soltando de entrada su canción más enérgica, "Are you gonna go my way", un tema que ya en los años 90 remitía a décadas pasadas, una encarnación rockera que todavía sigue vibrando joven, con un sonido potente, pero sin tanta definición en el arranque y con un cantante que al micrófono y con su guitarra, modela tipo "dios del rock and roll", pareciendo querer posar en cada segundo, como si estuviera en un estudio fotográfico imaginario, para todos quienes agotaron las entradas en el Movistar Arena, y a los que arenga a alocarse todavía más, impulsivo, al borde del montaje.
El cantante parado frente al público sabe que es un imán. Un tipo de 60 años para quien el número luce como una broma. Una figura atemporal como la música que interpreta y donde arrasa con esta partida explosiva entre gritos de júbilo de sus fans.
La electricidad queda suspendida en el aire, con un Kravitz que no la quiere disipar y sigue con "Minister of rock 'n roll", que disminuye las revoluciones, pero no la intensidad, entre un pulso funky , la estridencia de guitarras afiladas y apoyado convenientemente con su coro y de ahí no baja la distorsión rockera con "Bring it on", para pasar a algo más bailable, sin pausas, con "TK421", el primer sencillo de "Blue electric light", su último álbum, el que lo trajo de vuelta a las giras este año, algo que no hacía desde antes de la pandemia.
Lo nuevo en vivo suena menos sintético que en el estudio y la gente lo recibe con un entusiasmo moderado y solo subiendo los decibeles de los gritos cuando el cantante se quitó la chaqueta, quedando con un provocativo peto.
Kravitz continúa con "I'm a believer", que pasa algo tibia y saluda a la gente en una mezcla de frases intercaladas entre español e inglés, diciendo "lo feliz que estoy de estar aquí con ustedes", y agrega que los últimos dos días en Santiago han sido "hermosos". Así introduce que lo que vendría sería una "celebración, otro día de vida, otro día para amar. Esta es nuestra casa esta noche y todos seremos uno", señala con esa voz de domingo en la mañana, que ecualiza en partes iguales entre relajo y coquetería.
Con la atención completa de regreso, vuelve con una sección del concierto dedicada a las baladas, con la sensualidad (antecedida de un mensaje religioso) de "I belong to you" o el romanticismo de "Stillness of heart", que extiende cantando abajo del escenario, prácticamente encima del público, y "Believe". Luego, el pulso rockero ralentizado, una de sus marcas, retorna con otra del último álbum, "Paralyzed" y de ahí salta a una clave más funk para "Low" y de vocación más pop con "The chamber", que finaliza en un ambiente distendido con el clásico grito de cosificación femenina, el "mijito rico", que el cantante no entiende, pero que disfruta igual mientras se lo cantan y que lo agradece firmando un disco a una fan de la primera fila.
Tras eso llega "Always on the run" con una gran versión, que suma un trío de vientos; una impecable "It ain't over 'til it's over"; "Again"; la cadencia rockera para su cover a The Guess Who, "American woman", para seguir en la misma línea eléctrica con "Fly away" y otra de su último álbum que se cuela entre sus clásicos al final del concierto, "Human", antes del bis con una versión súper extendida de "Let love rule", con un Lenny Kravitz recorriendo los límites de la cancha, llegando hasta el pasillo central, que divide el rectángulo del público de pie. Saluda a todas las personas con las que se cruzaba en el camino antes del volver al escenario y despedir la función, que repetirá hoy, en el mismo recinto.
Paseando por la capital
A modo de certificación, Kravitz había compartido el pasado martes, en sus redes sociales, una postal suya de que, efectivamente, ya se encontraba en Santiago. Fiel a su espíritu relajado y de conexión con la naturaleza, aunque su vestuario sea completamente citadino -antes ya había llamado la atención mostrando cómo ejercita su físico vestido con ajustados jeans y botas-, se dirigió hasta un mirador del sector oriente para contemplar el atardecer, sentado, entre dos sillas, con sus piernas estiradas y disfrutando del paisaje, de contraste rural y urbano.
De look llamativo, era imposible que pasara desapercibido en la capital y rápido se comenzaron a viralizar videos del cantante más temprano ese día, recorriendo el barrio Italia, cruzando a media calle en Santa Isabel, y saludando y firmando autógrafos a quienes se lo pedían.
Telonera nacional Nicole fue la elegida para abrir los dos conciertos que dará el músico en la capital.