Total incongruencia
María Sol Navia
Los feminicidios crecientes, la vuelta al reclutamiento forzado de niños y niñas, las violaciones a éstos y los asesinatos y delitos cada vez más absurdos cometidos contra la infancia, han despertado la sensibilidad y la reacción de diferentes organizaciones, intelectuales, analistas, juristas, periodista, en fin, de la sociedad toda
María Sol Navia
Los feminicidios crecientes, la vuelta al reclutamiento forzado de niños y niñas, las violaciones a éstos y los asesinatos y delitos cada vez más absurdos cometidos contra la infancia, han despertado la sensibilidad y la reacción de diferentes organizaciones, intelectuales, analistas, juristas, periodista, en fin, de la sociedad toda. Surgen programas para defensa de las mujeres y de los niños, lemas condenatorios al respecto, pero no han servido para nada, porque las mujeres continúan siendo objeto de todo tipo de amenazas, especialmente de sus parejas y los niños permanecen sin protección en manos de familiares corruptos, violadores o asesinos, o de grupos criminales de todo tipo de pelambres. Pero el gobierno, aunque muchas veces, sus representantes se pronuncian contra los horrores que esto supone, actúa de manera absolutamente contradictoria. No solo busca perdones y exoneraciones para los criminales de las Farc, paramilitares y otras organizaciones delictivas, que han sido los principales actores de violaciones de niños, niñas y mujeres, las han obligado a abortar, les han quitado a sus hijos definitiva o temporalmente, sino que los nombra como gestores de paz, buscando su excarcelación y otros beneficios para seres que han sido totalmente inhumanos, como el caso de Hernán Giraldo, conocido como depredador sexual, o lideres de la cúpula de las Farc, que exigían violar ellos primero las niñas que secuestraban o reclutaban y no han recibido ninguna condena, sino que hoy son congresistas, claro que eso fue decisión del gobierno Santos. Si nos ponemos a relatar los horrores cometidos por estos monstruos, no hay espacio suficiente ni en una, ni en dos, ni en muchas columnas. El dolor, el asco, el desprecio, las denuncias de cientos de víctimas no han motivado reparación ninguna, ni políticas públicas de reconocimiento y compromiso real de no repetición, ni condenas penales. No hay estrategias efectivas para cuidar los niños, ni proteger la mujer. ¿En qué país estamos, en qué momento, en qué mundo? El mundo, las organizaciones internacionales, nuestros vecinos deberían pronunciarse contra esto que se ha vuelto práctica reiterada de revictimizar, humillar a las víctimas y ofender a sus cercanos y a toda la sociedad ¿Que busca el presidente? Ya en su campaña hicieron acuerdos con presidiarios para conseguir votos y ahora les ofrece beneficios a cambio de qué, ¿de ser testigos contra sus contradictores políticos y contra todos aquellos que son objeto de su odio que despliega en cada intervención? ¿De buscar una paz total que hace mucho perdió su senda, y que nunca tuvo opción real de alcanzarse? Nadie da lo que no tiene, y un violador, secuestrador, asesino de cientos de personas no puede construir ni irradiar paz, ni mucho menos tiene autoridad moral para convencer o exigir a otros. Es tiempo de trazar estrategias ciertas para proteger a la mujer, siempre vulnerada, y a los niños de los depredadores.
Exministra.