Miércoles, 08 de Enero de 2025

Pese a la creciente tensión, Maduro tomaría juramento

ColombiaEl Tiempo, Colombia 7 de enero de 2025

El próximo 10 de enero, Nicolás Maduro se posesionará como presidente de Venezuela, después de que las autoridades electorales del país vecino lo declararon ganador de unos comicios que siguen siendo cuestionados, no solo por la oposición venezolana, sino por gran parte de la comunidad internacional, ante la decisión de las autoridades electorales de no mostrar las actas de los comicios ni avalar el informe del Centro Carter

El próximo 10 de enero, Nicolás Maduro se posesionará como presidente de Venezuela, después de que las autoridades electorales del país vecino lo declararon ganador de unos comicios que siguen siendo cuestionados, no solo por la oposición venezolana, sino por gran parte de la comunidad internacional, ante la decisión de las autoridades electorales de no mostrar las actas de los comicios ni avalar el informe del Centro Carter. Sin embargo, el ambiente dentro del país se mantiene en incertidumbre, pues Edmundo González Urrutia, líder opositor, reclama la victoria de las elecciones asegurando que el 10 de enero quien debe asumir el rol de comandante en jefe es él, "por voluntad del pueblo venezolano". Ahora bien, el ambiente en el país vecino no solo ha estado marcado por la incertidumbre de las acciones que puedan ocurrir de camino a la posesión y de acuerdo con expertos, es muy posible que Maduro asuma sin contratiempos, mientras en paralelo se den protestas organizadas por la oposición. Manuel Camilo González, internacionalista de la Universidad Javeriana, señaló que "el tiempo y represión han sido las tácticas que ha utilizado Maduro para aplacar el impacto del fraude, desgastando a la oposición en las calles y oxigenando por defecto de legitimidad internacional su propio régimen". Para el experto, el desgaste de las movilizaciones ciudadanas, sumado a una presión internacional ambigua, ha consolidado la posición de Maduro. "Una sociedad civil reprimida y una presión internacional ambigua, con gobiernos que tácitamente reconocerán a Maduro, nos predicen que el mandatario no tendrá sobresaltos para iniciar un nuevo periodo presidencial", indicó el analista. Ahora bien, la estrategia de Maduro también parece estar respaldada por el control absoluto sobre las fuerzas de seguridad, una herramienta clave para neutralizar posibles amenazas, y la situación del opositor Edmundo González Urrutia es un ejemplo de esta dinámica. Así, las probabilidades de que el político sea arrestado a su llegada a Venezuela, ya sea en el aeropuerto o en un puesto de vigilancia de la Guardia Nacional, son altas. "Todo está dispuesto desde el régimen autoritario para que Maduro salga en la foto del día como nuevo presidente reelecto", subrayó González. Sin embargo, persisten interrogantes sobre cómo podrían actuar las fuerzas de seguridad en situaciones específicas. Durante la campaña electoral, figuras opositoras como María Corina Machado lograron movilizarse libremente para realizar actos públicos, lo que generó especulaciones sobre posibles fisuras dentro del aparato represivo. A pesar de esto, el control coercitivo del Gobierno se mantiene sólido. "La represión interna hacia los militares disidentes y la experiencia de fallidos intentos de deserciones confirman el férreo control del régimen", enfatizó el politólogo. Mientras tanto, los gobiernos de la región, como Colombia, Brasil y México han mostrado una incapacidad manifiesta para incidir en el comportamiento del régimen venezolano. La promoción de una transición pacífica parece una meta cada vez más distante, dejando a la comunidad internacional en una posición de incertidumbre frente al futuro político de Venezuela. Cabe destacar que en los últimos días la oposición venezolana ha hecho un llamado a las fuerzas militares para "superar" los retos como institución y que se garantice la soberanía del país vecino. Papel de Colombia De cara al 10 de enero, el internacionalista y politólogo de la Universidad Javeriana detalló que Colombia ya no es protagonista, sino que se ha visto relegado a ser un receptor de las consecuencias de la crisis venezolana. Según González, Colombia ha perdido una oportunidad clave para incidir en el futuro de Venezuela. "Hemos dejado pasar la posibilidad de modificar las condiciones para un cambio de régimen o, al menos, de implementar una solución de compromiso entre la élite del chavismo y la oposición", afirmó. Uno de los puntos más polémicos que González destaca es la decisión del gobierno colombiano de enviar un representante diplomático a la posesión de Maduro. "Este hecho revela dos cosas: la necesidad del gobierno colombiano de mantener las formas con Caracas para no echar por tierra el logro de restablecer las relaciones comerciales y diplomáticas, incluyendo el espinoso asunto de Monómeros, y, por otra parte, la incapacidad de Bogotá de influir en Maduro para que cambie su comportamiento". El analista también criticó lo que considera una pasividad diplomática por parte del gobierno de Gustavo Petro. "No se han colocado líneas rojas claras en defensa de la democracia, lo que evidencia una ambigüedad en los principios de política exterior frente a Maduro", aseguró.
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