Gerardo Romano actuó con Perciavalle y enmudeció a todos al revelar su vínculo con la tragedia de los Andes

Si hay alguien a quien la frase "el show debe continuar" le calza perfecto es a Carlos Perciavalle. La noche del martes 7 de enero, ingresó a Pueblo Narakan con exceso de lentejuelas y de bastón. Coqueto como pocos, enseguida aclaró que solo lo usa para apoyarse: "Estoy perfecto. Creí que tenía un esguince mal curado y el médico me dijo que es gota". Ni ese diagnóstico pudo detener al rey del café concert. Salió del Mautone, donde estuvo internado varias veces en el último tiempo, directo a este bar ubicado próximo al puerto de Punta del Este, porque "ni loco" iba a suspender la función: "Igual venía en andador", dijo.

Prometió un invitado estrella para el show Perciavalle para reír, y cumplió. Perdido entre las mesas estaba Gerardo Romano, un actor de fuste, pronto para un imperdible mano a mano con su amigo del alma, que fue la frutilla de la torta en esta velada llena de humor y complicidad. Cantaron tangos, compartieron anécdotas para encuadrar, y de yapa, Romano tocó la guitarra.


Antes de invitar a su compinche y vecino de Laguna del Sauce al escenario, el rey del café concert compartió algunos chistes verdes que activaron carcajadas. Se excusó del desorden de los papeles, pues escribió todo de puño y letra en el sanatorio.

Contó que este año le pasó de todo y enseguida cantó "Resistiré"; detrás llegaron varios temas de María Elena Walsh. Luego entonó "La fea", acompañado en bandoneón por el músico Luciano Garrido, y dijo que era la primera vez que incluía tangos en su repertorio. Acto seguido, presentó a su invitado de lujo, y dijo que lo descubrió gracias a Ludovica Squirru.

"Hace años me dijo, 'hay un actor nuevo maravilloso, está cerca de la plaza Retiro en un teatro chico con Boy Olmi'. Está en alguna mesa Gerardo Romano".

Mientras el artista argentino se acercaba al escenario, Perciavalle contó que la jornada anterior se habían juntado a ensayar en su casa y habían cantado tangos durante seis horas: "Lo conozco de toda la vida y no sabía que tocaba la guitarra. Hemos jugado mucho a la canasta. Nos hemos reído mucho. Conocí a todas tus mujeres, fueron muchas, no te acordás cuántas", le dijo. Y Romano, con su estilo auténtico le contestó: "Más que los hombres..."

El vínculo de Gerardo Romano con la tragedia de Los Andes

Romano propuso empezar por "Nostalgias" pero su amigo prefirió hacerlo con "Algo Contigo". Luego, el actor contó que su primer vínculo con Uruguay había sido en sus épocas como jugador de rugby en el cuadro Olivos. Y disparó una inesperada historia vinculada a la tragedia de Los Andes.

Empezó narrando que él y 30 jóvenes más viajaron en el vapor de la carrera durante toda la noche en tiempos donde "no existía el amigo López Mena" para jugar contra el Old Christians y se instalaron en el hoy Sofitel (ex Hotel Casino Carrasco):

"El rugby estaba lleno de tipos estúpidos como yo, tomamos mucho, nos portamos mal, llegamos y la prefectura uruguaya nos puso en fila, nos cagaron a gritos y nos metieron presos", reveló.

Estaba previsto que ese partido se transmitiera por televisión así que intervino el embajador argentino, según contó: "Nos dijeron que nos autorizaban a jugarlo, se televisaba pero con la condición de que Olivos no viniera más de gira, y a los del Christians les dijeron que no podían ir nunca más a jugar a Argentina con Olivos. Entonces cambiaron los pasajes, sacaron para jugar en Chile, y se cayó el avión en los Andes, donde iba Fernando Parrado, Carlitos Páez".

La sorpresa entre el público fue inmensa y remató la anécdota con un fuerte comentario: "Años después volvimos a jugar y los argentinos, con su humor, mientras comíamos decían, '¿me pasas una mano?'"

Perciavalle Y Gerardo Romano Cantando Tango

Charla de amigos

Durante este imperdible ida y vuelta, Perciavalle confesó entre risas que confundió a la novia de su amigo con su hija, porque tiene 50 años menos que él, y le lanzó: "Hiciste todo lo que quisiste en la vida. No paraste de hacer cosas de avanzada". El comentario sirvió para que Romano contara que él y Julio Bocca habían sido los únicos dos hombres a los que Playboy "cosificó".

Recordó también la vez que transgredió y salió desnudo en la tapa de Gente. Si bien no le pagaron porque la revista no estilaba a hacerlo, le dieron páginas de publicidad a cambio: "Me venía bien porque tenía un éxito en teatro que era Sexo, drogas y rock and roll", confesó.

Luego de cantar a dúo "Sur", Perciavalle confesó que cuando Romano se mudó a Laguna del Sauce, él bautizó a la Ruta 12 como Sunset Boulevard, porque estaba repleta de artistas (en referencia a ellos dos y Antonio Gasalla).

Minutos después, Romano le dijo a su amigo: "Qué recurrencia tenés con el tema de los ovnis, ¿vos viste alguna vez?" "Claro, vi muchas veces", le contestó. "Yo no conozco a nadie a más" , insistió el argentino. "Yo conozco a mucha gente. Los que vivimos en la Laguna hemos visto muchos", le dijo. Pero Romano dijo que él solo veía pasar aviones.

Romano se despidió del escenario agradecido y dijo que si alguien le preguntaba qué había hecho como actor, él podía contestar: "Me subí al escenario con mi maestro". Y fue pura ovación.

Perciavalle agradeció y dio paso a un clásico de sus shows, el monólogo telefónico, y explicó que si no lo hace la gente cree que es otro. E improvisó un elocuente diálogo con Mirtha Legrand.

A modo de cierre, hizo un recitado donde recordó sus épocas doradas con China Zorrilla en Nueva York, aunque confesó que cada vez viaja menos y que no hay nada que se compare con su casita en la Laguna. "Me gusta estar aquí en mi pago, me gusta este boliche y lo que hago", expresó.

Cerro el show cantando "A mi manera", y se despidió agradecido a ese público maravilloso. "Genio", se oyó que le gritaban desde la primera fila. Antes de descender, prometió volver luego de cambiarse para sacarse fotos con el que quisiera. Se retiró ovacionado y quedó demostrado que lo que más valora es el abrazo de la gente: "Si aplauden, hay que seguir".