¿El país de las oportunidades perdidas?
El inicio del año ha estado marcado por la incertidumbre mundial y nacional sobre lo que ocurrirá en los doce meses que vienen
El inicio del año ha estado marcado por la incertidumbre mundial y nacional sobre lo que ocurrirá en los doce meses que vienen. En Colombia, además, por el deseo de que el año pase rápido y aterricemos en 2026, como lo interpretó Gabriel Silva en su columna de la revista Cambio el domingo anterior. La incertidumbre y el afán generan un estado de ansiedad entre los colombianos. Cuando escribo esta columna no es claro qué habrá sucedido en Venezuela ayer, pero sí, que el país entero rechazó la presencia de Petro y del embajador de Colombia en la posesión de Maduro como presidente no electo. Clara señal del repudio nacional a las dictaduras y al oscuro incidente del jueves. * * * * Para Silva, no es suficiente que "los líderes políticos, sociales, colectivos, empresariales... crucen los dedos, esperen y cuenten los días para que llegue el anhelado 2026". Se requiere un cambio de actitud para proteger, día a día, la Constitución Política, pues no sería de extrañar que en el curso del año "revivan las ideas de plebiscitos, decretos de conmoción para convocar ‘séptimas papeletas’ y otras locuras de esta naturaleza". Con seguridad el presidente Petro estuvo rumiando en los días finales del año y los iniciales de 2026 la sorpresa que nos deparará en una próxima semana. No habrá estado propiamente con los dedos cruzados esperando que el año transcurra rápidamente sino, por el contrario, maquinando el curso del trayecto final de su gobierno, con la mira puesta en perpetuarse en el poder. Antes de terminar enero divulgará los cambios en el gabinete. Se rumora que va a acompañarse de sus más cercanos compañeros para dar la pelea frente al Congreso, las cortes y los medios de comunicación. La ideología y la política dominarán sobre la conducción de la economía. Mientras tanto, no hay ningún liderazgo para coordinar la oposición y unir las fuerzas políticas alrededor de una plataforma compartida, centrada alrededor de un "nuevo futuro", que incorpore la visión de la Colombia de mediados del siglo. Liderazgo que impida la explosión de candidatos en la primera vuelta de 2026 y que se repita la dolorosa experiencia de 2022. Es necesario avanzar hacia un futuro en el cual, sin denigrar del pasado, se aspire a corregir los errores cometidos, a crear mejores condiciones de equidad, seguridad, progreso y bienestar para todos los colombianos. Y a lograr un mucho mejor equilibrio entre las regiones. Este es un país excepcional en América Latina por su geografía y su diversidad. Por lo mismo es más difícil de gobernar que los demás e impulsar un desarrollo económico y social que extienda sus frutos por todo el territorio. La ausencia de liderazgo es la causa de la ansiedad en la población. La gran mayoría de las gentes están frustradas con un gobierno que prometió cambiar para bien y lo ha hecho para mal. Así lo demuestran el pronunciado deterioro de los servicios de salud, la suspensión de los subsidios de la energía eléctrica y de la vivienda, la desfinanciación del Icetex. En fin. La pésima ejecución del gasto gubernamental, que ha dejado actividades importantes sin recursos, culpando al Congreso por la no aprobación de la ley de financiamiento. * * * * Tiene razón el periodista y escritor británico Michael Reid, experto en América Latina y en España, al calificar al gobierno de Petro como "una oportunidad perdida para Colombia", como lo fue el de Duque y que, tristemente, no veía que Colombia hubiera avanzado desde 2016, cuando se firmo el Acuerdo de Paz (La Silla Vacía, 1.º de enero de 2025). No deberíamos convertirnos en el país de las oportunidades perdidas. Pero si cruzamos los dedos esperando la magia en el 2026, las vamos a perder otra vez.
Ansiedad
Carlos Caballero Argáez