Lunes, 13 de Enero de 2025

En energía, los cambios ya no admiten demoras

ArgentinaLa Nación, Argentina 12 de enero de 2025

Cuando un país se enfrenta a una situación de gravedad extrema, reorganiza su gobierno concentrando gran parte del poder en el área donde sucede el fenómeno que la provoca

Cuando un país se enfrenta a una situación de gravedad extrema, reorganiza su gobierno concentrando gran parte del poder en el área donde sucede el fenómeno que la provoca . Así, ante una pandemia toma relevancia el ministerio o área de la salud, en una guerra asume la conducción el Ministerio de Defensa y en una crisis económica, el de Economía, que intervienen en función de la característica desencadenante de la crisis.

Cuando se decide la concentración transitoria del poder en un área de la administración, la mayoría de la organización gubernamental debe subordinarse a ella, relegando planes y necesidades hasta que la crisis sea superada. Pero hay que salir rápido de estos procesos porque generan perjuicios colaterales de orden social, político y económico, que se agravan con su duración.

Ante la situación terminal de la economía que dejaron cuatro gobiernos kirchneristas y 80 años de populismo de inspiración peronista, el presidente Milei tuvo que concentrar todo el poder en su ministro de Economía, Luis Caputo, con un objetivo económico excluyente: reducir la inflación y lograr el equilibrio fiscal.

El esfuerzo de la población y el relegamiento de proyectos y reformas en otras áreas permitieron estabilizar la macro, despejando entonces el camino para avanzar en 2025 con las reformas y medidas necesarias que impulsen el crecimiento.

En este contexto, ahora es necesario poner el foco en el sector energético sin dilaciones , dado el estado de descapitalización en que se encuentra y la ventana de oportunidad abierta para incursionar internacionalmente con nuestros recursos, experiencia y conocimientos en esa área.

En los próximos 40-50 años de transición energética hacia el Net Zero, el gas natural y la energía nucleoeléctrica tendrán un gran mercado a nivel global para cubrir las intermitencias de las energías renovables y sustituir el carbón como combustible en la industria y generación eléctrica.

La Argentina tiene relevantes capacidades potenciales en ambos rubros, que le permitirían ser competitiva a escala mundial. Gas, contamos con el segundo recurso mundial de shale, la cuenca neuquina contiene el 67% y solo Vaca Muerta, el 38% del total país. Además, sabemos cómo extraerlo técnica y económicamente. En el campo nuclear, la Argentina tiene un historial con más de 70 años de actividad, tres centrales nucleares en operación, venta de reactores de investigación al mundo compitiendo con los principales países nucleares, desarrollos de medicina nuclear, experimentación avanzada en técnicas de enriquecimiento de uranio, etcétera.

Si bien para nuestro sistema eléctrico la generación nucleoeléctrica no es competitiva con la de ciclos combinados a gas, un plan nuclear como el esbozado recientemente por el Gobierno abre oportunidades a la exportación de tecnología y de reactores modulares pequeños SMR, que Invap puede encarar asociado con empresas que aporten capital y tecnología. También, la disponibilidad de SMR en nuestro país puede resultar un atractivo para la localización de hubs de centros de procesamiento de datos para IA en el país mediante una oferta dedicada de energía eléctrica de base, sin tener relación con el sistema eléctrico nacional, es decir, independiente del mercado eléctrico local, abastecido por el sistema interconectado.

Recuperar y poner en condiciones al sector energético significa aumentar la productividad de nuestra economía, mejorar la calidad de vida de la población y crear una fuente de divisas inédita. Con la estabilización macro lograda en 2024, el RIGI y la Ley Bases, que incluye un manual para la desregulación del sector, en 2025 están dadas las condiciones para avanzar con las reformas en la conducción del área.

El sector energético argentino es un gigante anémico por falta de inversiones, por lo tanto el objetivo central de la conducción energética debe ser facilitar y promover la inversión internacional. La descapitalización que afecta al sector puede ralentizar y hasta impedir un desarrollo genuino de nuestra economía.

Entonces, la adecuación de la política energética del actual gobierno a los requerimientos y características del mercado local y a los nuevos paradigmas globales no se puede postergar más. No iniciar los cambios profundos este año traerá aparejados problemas sociales y políticos ante situaciones de desabastecimiento en un contexto de tarifas saneadas y pérdida de oportunidad para incursionar en el mercado mundial de hidrocarburos, única manera de monetizar Vaca Muerta.

Si bien la conducción actual del sector coincide en la necesidad de reformar la Secretaría de Energía, a un año de haber asumido el Gobierno sigue funcionando con la estructura heredada, a la que se incorporó en forma inorgánica personal propuesto por funcionarios de diversas áreas del Gobierno, en muchos casos sin la experiencia ni los conocimiento necesarios. Esta situación, sumada a la maraña de problemas que dejó la administración anterior y a la falta de autonomía para tomar decisiones impuesta por Economía durante 2024, limitó el accionar de la SE a administrar la coyuntura y ajustar tarifas al ritmo definido por Economía, siempre con un ojo puesto en el impacto inflacionario y en las cuentas fiscales.

Por tal motivo, aún quedan 9,5 millones de usuarios residenciales de luz y 5,3 millones usuarios de gas con subsidios, quienes en promedio pagan menos del 50% de lo que cuestan los servicios.

Durante el primer semestre de este año se debería concluir el necesario ajuste de las tarifas y precios del sector, para luego dedicar todo el esfuerzo al objetivo central, promover inversiones, única forma de movilizar al sector energético argentino en relación con su potencialidad.

Se necesita entonces reformular el área energética gubernamental para facilitar y promover la recapitalización del sector eléctrico, afectado por un déficit del orden de los US$25.000 millones fruto del populismo energético; concretar inversiones en gasoductos que aseguren y expandan el uso del gas natural en el país, e iniciar la exportación a escala global de GNL (o gas natural en forma líquida) para su transporte en barcos.

Entonces, ya habría que iniciar una reorganización ad hoc del "vehículo" para el cambio, la Secretaría de Energía. La organización vigente es el resultado de las deformaciones en el tiempo realizadas para satisfacer intereses corporativos. Incluye estructuras empresarias parasitarias, creadas o adecuadas para el intervencionismo estatal, como Enarsa, Cammesa y los entes reguladores de luz y gas, por lo general intervenidos. Con la nueva organización se seleccionan los especialistas adecuados para las diversas áreas del organigrama. Y, finalmente, se establece una gestión con objetivos y plazos definidos.

Ante las distorsiones que históricamente han ocurrido en años electorales, creo conveniente antes de terminar una digresión. La posibilidad de que vuelva el peronismo en su versión kirchnerista al poder espanta a los inversores. Por eso sería aventurado que se recurriera a estrategias electorales que especulen con la vigencia de ese espacio político.

Por último, y aludiendo a la elocuente metáfora futbolera del Presidente, agregaría que, transcurridos los primeros 24 minutos del partido, la energía no puede seguir en el banco de suplentes, debe salir a jugar ya. Pero para lucirse tendrían que entrar también otros jugadores de ese banco relegados en pos de la estabilidad económica; esos jugadores son: eliminación del cepo, reforma laboral y reforma impositiva .ß

Ingeniero consultor y exsecretario de Energía
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