Miércoles, 15 de Enero de 2025

Mucha información, poca comprensión

ChileEl Mercurio, Chile 14 de enero de 2025

Aunque es ridículo, puede ser que algunos ciegos pongan en duda la capacidad de Carlo Ancelotti

Aunque es ridículo, puede ser que algunos ciegos pongan en duda la capacidad de Carlo Ancelotti. El DT italiano de Real Madrid es quien explica de la manera más sencilla y clara los dogmas y verdades que permiten una mejor comprensión del juego.
No es extraño. Ancelotti, tal como él lo dice, se siente parte de la generación antigua de entrenadores, ajeno a ese grupo de DT súper analistas que creen que son más profesionales mientras más definiciones conceptuales tengan y mejores alocuciones realicen.
Ancelotti no cree eso, y lo dice: "No creo que haya que darle tanta información al jugador, porque se le resta creatividad", afirma el reputado entrenador. "La información que debemos dar al futbolista tiene que ver con lo que debe hacer cuando no tiene la pelota y debe moverse en los espacios que existen en el campo de juego. Pero al momento de tener el balón, él debe decidir de acuerdo a lo que siente y no recordar lo que el entrenador le dijo que hiciera".
Más claro, imposible. Y más real, también.
En la actualidad, el proceso de preparación de un partido por parte de un entrenador se basa en la excesiva entrega de información durante la semana o en los días anteriores a un encuentro. Los DT de las nuevas generaciones a los que no adhiere Ancelotti, y que incluye, por cierto, a la corriente formativa de ese "gurú" llamado Juan Manuel Lillo, creen firmemente en la mecanización colectiva, en la instauración de principios a los cuales adhieren esos directores técnicos y en los datos estadísticos más que en la inspiración individual. Por eso esos entrenadores son de discursos latos, y en algunos casos tienden a erigirse como primeras figuras, como las máximas estrellas, como los grandes responsables de las victorias.
Conviene preguntarse si el jugador crece y se desarrolla mejor en la cancha por recibir tanta información o, como parece ser el caso, el futbolista termina abrumado y en la inacción debido a su incapacidad para procesar y convertir esa información en una ayuda real para la toma de decisiones.
Lógicamente que no se puede minimizar la ayuda que representa tener muchos datos a la vista. Un entrenador también debe enunciar ideas, establecer marcos generales y enseñar los movimientos que deben realizar sus pupilos con el objetivo de llevar adelante una estrategia. Esa es su labor y quienes la hacen bien destacan, ganan y hasta pueden formar escuelas o corrientes de pensamiento técnico.
Pero no puede ser que todo eso inhiba al futbolista para crear o inventar cuando tiene la posesión de la pelota. Porque si se equivoca o acierta sabrá que la responsabilidad fue suya, lo que lo hará sentir que está creciendo y, lo que es más valioso, creerá firmemente que tiene la capacidad de tomar decisiones en los momentos clave.
Si se llega al punto que quieren algunos de imponer principios (los que sean) y robotizar todo para encontrar la utópica perfección, en ese mismo minuto se acaba el fútbol.
Todavía es tiempo. Escuchemos un rato a Ancelloti...
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