Democracia estilo PC

Si alguien esperaba renovación o recambio en el PC, lo más probable es que tenga que seguir esperando. Por largo rato.
Todo indica que su actual presidente, Lautaro Carmona, y probablemente también su secretaria general, Bárbara Figueroa, serán este fin de semana elegidos por el comité central comunista para un nuevo período al mando de la colectividad. Poco importa el discreto desempeño de ambos en la reciente elección de miembros de ese comité central -se ubicaron, respectivamente, en los puestos 84 y 52 de las preferencias-; lo clave es la correlación de fuerzas que quedó instalada en ese órgano y que básicamente reproduce la ya existente. A tal punto, que más de dos tercios de los actuales integrantes fueron reelegidos para un nuevo período. Pero ello no debiera llamar demasiado la atención: en la mejor tradición leninista, el peculiar sistema de nominación de cargos parece diseñado para evitar sorpresas y dificultar cambios en la línea partidaria.
En este esquema, en efecto, la instancia clave es el congreso nacional de la colectividad, que se convoca cada cuatro años y que fija las grandes definiciones estratégicas. Se trata de la culminación de una pirámide que parte con los congresos de célula, y sigue con los congresos comunales y regionales, donde las instancias de base van eligiendo representantes para participar en la instancia inmediatamente superior. Así, en el congreso nacional participan los representantes enviados por los congresos regionales, pero también los miembros del comité central saliente y representantes de las juventudes comunistas. El congreso nacional, sin embargo, no solo define políticas, sino que maneja la llave para entrar al comité central. Y es que una de sus atribuciones es la de decidir quiénes pueden ser los candidatos a este último órgano. Para ello, luego de "conocer los méritos" de cada nombre propuesto, debe votar una lista de postulantes compuesta por un número igual al de cargos a llenar, más un tercio a lo menos; la nómina suele ser el resultado de intensas negociaciones. Así, en el último proceso, el congreso propuso una lista de 135 candidatos para que de entre ellos los militantes eligieran a los 96 integrantes del comité central. Como se ve, en esta fórmula, quien logra ser incluido en esa lista tiene un 75% de posibilidades de también ser electo, por lo que el poder de decisión de los militantes es limitadísimo.
Es por eso que los números de las últimas elecciones de comité central deben analizarse con cautela. Efectivamente, hay en ellos algunas señales que llaman la atención, como el aparente "castigo" sufrido por figuras de la generación joven que participan en el Gobierno (particularmente la ministra Camila Vallejo) o la irrupción en el primer lugar de Fares Jadue, alcalde de Recoleta y delfín de Daniel Jadue (que a su vez bajó del segundo al octavo puesto). Con todo, la bajísima participación conseguida (unos 5 mil militantes en un padrón de 45 mil) impide demasiadas conclusiones. Particularmente en un partido cuyas estructuras, como se ve, parecen diseñadas para definir con anticipación el resultado y obstaculizar cualquier intento renovador. Después de todo, ya lo dijo hace años el exalcalde Jadue: "el recambio es una verdad sacada de cuentos de hadas. El PC no funciona con las lógicas burguesas".