Gobierno apunta a firmar ‘La Franja y La Ruta’ en el primer semestre
El ministro de Industria, Comercio y Turismo, Luis Carlos Reyes, destacó que los avances en las gestiones fitosanitarias permitirán fortalecer las exportaciones agropecuarias de Colombia hacia Estados Unidos, en el marco del Tratado de Libre Comercio (TLC)
El ministro de Industria, Comercio y Turismo, Luis Carlos Reyes, destacó que los avances en las gestiones fitosanitarias permitirán fortalecer las exportaciones agropecuarias de Colombia hacia Estados Unidos, en el marco del Tratado de Libre Comercio (TLC). "Uno de los mayores desafíos no está en los términos del tratado en papel, sino en las regulaciones fitosanitarias que limitan el acceso de nuestros productos al mercado estadounidense", afirmó. No obstante, señaló que uno de los más recientes logros, donde el Departamento de Agricultura de Estados Unidos accedió, es a realizar una auditoría sanitaria para la carne colombiana. Además, el Ministro subrayó que "este proceso es fundamental para que la carne de res colombiana logre ingresar al mercado estadounidense, un avance que hemos trabajado de la mano con la industria nacional", explicó. Asimismo, Reyes destacó que, además del trabajo fitosanitario, se está fortaleciendo la política industrial con apoyo técnico y esquemas de crédito para los pequeños productores. "Queremos que la economía popular se articule con la gran industria y acceda a mercados internacionales", concluyó.
Tras la firma de la nota interpretativa en el capítulo 10 del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, el gobierno Colombiano destaca este acuerdo como beneficioso para ambas naciones, pese a las dudas y alertas de algunos sectores gremiales. En diálogo con Portafolio, Luis Carlos Reyes, ministro de Comercio, Industria y Turismo, reveló que en la primera mitad del año se firmaría La Franja y la Ruta con China. ¿Cómo ve la coyuntura del TLC de Estados Unidos? Con el Gobierno de Estados Unidos acabamos de firmar una nota interpretativa en el capítulo 10 del TLC. La realidad es que cuando se dieron los tratados con EE.UU y otros países y nos comprometimos a unas cosas que no son estrictamente de comercio. Este capítulo es más un acuerdo de sujeción a arbitraje internacional de litigio de las compañías contras los gobiernos. Eso ha dado pie a que las empresas consideren que pueden demandar a los gobiernos por cosas que son un desarrollo normal de políticas publicas. Justamente, el tratamiento normal de la política pública no debe estar sujeto a tribunales internacionales y eso no lo quería ni Estados Unidos ni Colombia. Eso fue lo que acordamos. Esto se firmó en los últimos días de la administración de Joe Biden, no obstante, estábamos interesados en llegar a un acuerdo de algo que no se fuera a caer al momento de la posesión del presidente Donald Trump. Era una preocupación… Ese entendimiento de lo que representa el capítulo 10, de hecho, se basa en el TLC que renegoció el presidente Trump en su primera administración entre EE. UU, México y Canadá. Habrá otras cosas en las cuáles los intereses o las prioridades en términos de comercio con Colombia las manifieste el nuevo gobierno, pero estamos bastante seguros de que esto es una línea que le interesa al presidente Trump. ¿Sí se reunieron con
los empresarios? Dedico el 60% de mi agenda a dialogar con los empresarios. Quiero reiterar que las puertas están siempre abiertas para escuchar sus inquietudes. Una cosa es que no estemos de acuerdo con algunas de sus preocupaciones, pero no pueden decir que no han sido escuchados. La justicia colombiana es altamente protectora de sus derechos. Incluso si no existiera acceso a tribunales internacionales de arbitraje, los empresarios cuentan con un sistema judicial independiente que ha demostrado su capacidad de proteger intereses empresariales. Por ejemplo, la Corte Constitucional tomó la decisión de permitir a las empresas mineroenergéticas deducir las regalías en el impuesto de renta, algo que en nuestro concepto de Gobierno es un error. Pero esa decisión no necesitó ningún arbitraje internacional, y muestra que nuestra justicia opera con independencia, incluso cuando no estamos de acuerdo. Estas cláusulas de acotación del margen interpretativo de los acuerdos de inversión, las tienen EE. UU. y México; y EE. UU y Corea del Sur, y la inversión estadounidense, al menos en Corea, fluye sin ningún problema y en volúmenes que ya quisiéramos nosotros. Tenemos mucho trabajo por hacer en términos de atracción de inversión extranjera, pero ciertamente no es por el lado de restringir nuestro derecho natural al desarrollo de políticas públicas ambientales, laborales, etc. Este capítulo de inversión del TLC con Estados Unidos, precisamente al ser tan amplio, generaba más incertidumbres. Aquí dejamos muy claro en qué casos aplica y en cuáles no el arbitraje internacional. Eso es más certidumbre jurídica. ¿Qué pasa con la investigación de los exportadores de leche en polvo de Estados Unidos? Se inició una investigación acerca de las subvenciones que da el gobierno de Estados Unidos a la leche en polvo. Cuando la iniciamos se tomaron unas medidas preliminares, como un arancel de 4,86% a las importaciones de ese producto. El 30 de enero se toma una decisión con base en los elementos de juicio. Esta es una investigación que ha sido transparente y en la que todos los interesados, incluyendo importadores los estadounidenses, han podido aportar pruebas para la misma. ¿Qué va a venir con EE. UU. por esas revisiones? El TLC es muy beneficioso para Estados Unidos y probablemente va a haber un interés en preservar esas partes beneficiosas. En términos de política comercial, puede terminar siendo una ventana de oportunidad interesante que venga un gobierno para el cual los acuerdos comerciales son mejorables. Nosotros compartimos la visión de que la política comercial industrial va más allá de simplemente bajar aranceles. Tenemos la oportunidad de llegar a acuerdos más favorables para ambos países. ¿Van a seguir haciendo revisiones del TLC? Hay algunos temas de propiedad intelectual que son importantes para nosotros, sobre todo las licencias obligatorias de algunos medicamentos. Este gobierno no tiene una posición que sea especialmente atípica y ahí estamos abiertos a explorar cosas nuevas. En los bienes y el sector agroindustrial, desde nuestro punto de vista las cosas van mucho más allá porque el conflicto colombiano se origina en las dinámicas de desigualdad del campo. En la medida que nuestra política comercial influye sobre los precios a los que se compran los productos del campo, esto tiene una incidencia bastante directa sobre las dinámicas de guerra y de paz. Bajo esa óptica, necesitamos una sentada con el nuevo equipo del negociador internacional comercial de los Estados Unidos para plantear esas preocupaciones. Hay preocupaciones sobre La Franja y La Ruta. ¿Cómo ven el papel de EE. UU.? El futuro no es de los temerosos sino de los audaces. La política comercial, al igual que la exterior, no puede basarse en sustos. Tenemos claro que cualquier país con un manejo sensato de su política comercial, puede, debe y tiene el derecho de tener múltiples socios comerciales. No queremos desconocer que Estados Unidos es un socio comercial históricamente muy importante para nosotros y queremos que lo siga siendo. Eso no le quita nada el hecho de que China es un socio comercial cada vez más importante y que queremos tener tantos socios como sea posible en condiciones justas para nosotros. Seguimos trabajando los detalles de La Franja y La Ruta, pero es muy probablemente que se defina en este primer semestre. ¿Qué metas hay
en política industrial? La política industrial es de mediano y de largo plazo. Una de las razones por las cuales nos hemos esforzado en impulsar el crecimiento del turismo en el país es porque es una industria que incluso en el corto plazo empieza a mostrar resultados. Buscamos dejar las semillas para un crecimiento industrial robusto. Esto no es solo en temas de turismo, sino también de la siderúrgica de aceros planos y verdes y todos los encadenamientos industriales que van de la mano, como por ejemplo la política automotriz. ¿Cuáles son las prioridades con las exportaciones? Nuestras prioridades son las exportaciones no tradicionales, no mineroenergéticas. Si bien es cierto que las totales van a la baja, eso es cuando se le están sumando las exportaciones de petróleo y carbón. Cuando nos vamos al resto de esas ventas externas, es decir las no minero energéticas, lo que vemos fue un ascenso y eso es lo que nos importa. El futuro, ni de Colombia, ni del mundo, está en la producción, exportación y comercialización de los combustibles fósiles. ¿De qué manera va a contribuir el nearshoring? Ahí queda mucho campo para lograr más, sobre todo que Colombia está más cerca de la costa este de Estados Unidos que México. Nuestro papel en el nearshoring puede ser incluso más complementario con México que de competencia. Vamos a buscar trabajar con esas empresas mexicanas que han aprovechado esta oportunidad, para nosotros poder entrar en asociación con ellas. Además, desarrollar nuestras propias iniciativas. En el primer semestre de este año esperamos hacer una visita con empresarios colombianos a México para encontrar esas complementariedades con las empresas de allá, en el marco del nearshoring. ¿Qué otros sectores están sujetos a protección? El punto no es solo defensa de la protección nacional, sino cómo logramos, a través de distintas medidas de política industrial, convertir esos sectores en exportadores. No queremos una política donde simplemente importemos todo. Creemos que una política de industrialización basada en la promoción de exportaciones, mucho más activa que lo que se ha venido haciendo, es la clave para industrializar el país. Es el modelo que siguieron países del sudeste asiático, como por ejemplo Corea del Sur. Cuando encontremos esa combinación de industrias priorizadas y de potencial de exportación a través de un arsenal de políticas públicas que pueden incluir algún tipo de protección, entonces ahí es donde nos vamos a enfocar. Hemos identificado que hay más encadenamientos productivos en transición energética, que incluye, vehículos eléctricos y aceros verdes. Está el sector salud, con la creación de empleo en manufactura de medicamentos. La agroindustria, que con la vocación exportadora se explica sola. Y está el tema de defensa por la vida, que es industria militar, en la cual el país tiene un potencial importante.