Jueves, 13 de Febrero de 2025

Joaquín, el uruguayo de 23 años que empezó cortándole el pelo a sus amigos y llegó a trabajar para el Kun Agüero

UruguayEl País, Uruguay 4 de febrero de 2025

Empezó cortándole el pelo a sus amigos con las herramientas de su madre, una azafata que había estudiado peluquería. Para poder estudiar en la universidad decidió hacer un curso de barbería y hoy le corta el pelo a jugadores de fútbol y músicos.

Redacción El País

Joaquín Duffey, 23 años, pedirá, dos o tres veces a lo largo de la charla, si se puede mencionar en esta nota a las personas que lo ayudaron. Lo dice así: "Me gustaría nombrarlo porque fue el que me enseñó cuando yo estaba empezando". O así: "Fue el que confió en mí y me presentó a mucha gente". O así: "Si pudieras poner que él me pasó y me pasa todavía a varios clientes, sería genial". Como si quisiera dejar claro que, aunque trabaje solo, hay varias personas que lo han ayudado a dedicarse a lo que quiere.

Pero el comienzo de todo fue mucho antes. Tal vez fue con su abuelo, que fue contador de una importante marca de cosméticos y productos para el cabello. O tal vez fue con su madre, que siempre trabajó como azafata en una aerolínea y, al mismo tiempo, se dedicaba a aprender peluquería.

Si él tiene que decir cuál es el comienzo, Joaquín dice que fue cuando tenía 13 años. Dice que fue después de la muerte de su padre. Dice que hasta ese momento vivían en Montevideo, pero que su madre decidió que quería que él tuviera una vida más tranquila, en una ciudad con un ritmo más lento, y que entonces eligieron mudarse, mano a mano, a Punta del Este. Que allí su madre instaló una peluquería en su casa, que empezó a tener algunos clientes, a trabajar por su cuenta. Y que en esos días él empezó a mirar cómo ella trabajaba, empezó a agarrar las tijeras, a probar cosas.

"Ahí empecé a cortarle el pelo a mis amigos con las cosas de mi madre, todo muy casero. Pero me gustaba mucho. Después, como yo jugaba al fútbol y estaba terminando el liceo, abandoné", dice.

A los 18 años, para poder estudiar en la universidad le falta un año para terminar la carrera de Comunicación y al mismo tiempo trabajar, hizo el primer curso de barbería. Fue con Fabio Fontes, en Punta del Este. "Tener un trabajo fijo para estudiar era difícil, y esto me permitía acomodarme los horarios y además me gustaba. Entonces empecé a hacerlo un poco más a pleno. Yo soy una persona bastante perseverante y le empecé a meter, terminé el curso y empecé a trabajar con algunos colegas del rubro para ir aprendiendo un poco más y hacerlo de forma más profesional".


Fue ahí que conoció a Santiago Varela, que había llegado a Maldonado desde Ciudad de la Costa para poner su propia barbería y tenía una visión más amplia de la que Joaquín tenía hasta entonces. Santiago no solo le cortaba el pelo a gente joven, sino también a niños, a adultos.

"Yo empecé a trabajar con él. Acá en Maldonado no estaba muy implementada la barbería y él tenía otras técnicas, por ejemplo, me enseñó a trabajar con un público más grande, más demandante. Un día se sentó y me dijo: acá tenemos gente todo el día, si querés trabajar no podes trabajar solo con la máquina, necesitás saber tijeras, técnica, tintas".

Estuvo ahí dos años, casi tres. Empezó a conocer a más gente del rubro, a las personas que le cortaban el pelo a jugadores de fútbol, al barbero de Lionel Messi, y él quiso lo mismo.

Después todo sucedió como había sucedido hasta entonces: alguien lo ayudó. "Tengo un amigo que es muy amigo de Matías Arezo. Un día me llamó y me dijo que Arezo estaba en Punta del Este y que le había pedido que le recomendara un barbero y me había recomendado a mí. Yo me emocioné muchísimo, pero nunca imaginé que después tantas puertas se iban a abrir, pensé que había sido un golpe de suerte".

Después de cortarse el pelo, Arezo le recomendó su trabajo a Joaquín Piquerez, que venía de ser campeón de la Copa Libertadores con Palmeiras. De a poco, Joaquín empezó a compartir su trabajo con los jugadores en redes sociales y fue ahí que conoció a Santiago Pisano, barbero que trabajaba con todas las figuras del medio en Uruguay, pero que también había trabajado con Adrián Suar, con Vinícius, jugador brasileño, y con el Kun Agüero, de Argentina. "Yo venía de cortarle el pelo a un montón de jugadores, sobre todo porque en la temporada de verano vienen todos para Punta del Este, y en eso, un amigo me invita a ir al mundial de Qatar. Entonces lo llamé a Santi y le dije que me iba para allá, si él me podía conectar con el Kun".

A los pocos días lo contactó el manager del jugador, le dio las indicaciones del apartamento en el que se estaba quedando y acordaron una fecha. "No te voy a mentir, me temblaban un poco las manos, estaba bastante nervioso. Fui hasta el apartamento, estaba Benja, su hijo, Mauri, su hermano, primero les corté a ellos y, por último, al Kun. Y fue increíble, nunca imaginé estar en un mundial cortándole el pelo al Kun Agüero. Ese fue para mí el mayor logro de mi carrera hasta ahora, y fue todo gracias a Santi".


A partir de ese momento todo fue un poco más fácil: la foto cortándole el pelo al Kun le dio entrada a otros jugadores. Ha trabajado con varios futbolistas -Felipe Carballo, Brian Ocampo, Valentín Rodríguez, Ruben Bentancourt, Pablo Ceppelini y más-, y con músicos, como Fer Vázquez, El Reja o Lauti Gram.

Si tiene que decir qué se necesita para dedicarse a la barbería, dice: "Paciencia. Hay gente que me dice que está arrancando y yo le digo que tengan paciencia, primero para aprender y después porque cuando te lances a trabajar no vas a ver un mango, tenés que ser perseverante. Los grandes exponentes de acá han estado años cortando para explotar sus negocios. Además, la moda está cambiando constantemente y te tenés que ir actualizando todo el tiempo, así que en definitiva eso, paciencia y trabajo".
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